EL PAíS › KIRCHNER PONDRA GENTE DE SU CONFIANZA EN EL NUEVO GOBIERNO EN SANTA CRUZ

Una mano para el sucesor de Acevedo

La Legislatura de Santa Cruz aceptó ayer la renuncia de Sergio Acevedo, quien hoy será reemplazado por el vicegobernador, Carlos Sancho. A la ceremonia asistirá el presidente Kirchner, en señal de respaldo. Además, dos dirigentes de su confianza formarán parte del nuevo gabinete. El Presidente criticó duramente el accionar de la policía durante las recientes detenciones en Las Heras por el crimen del policía Sayago.

 Por Diego Schurman

Néstor Kirchner aterrizó literal y políticamente en Santa Cruz. El Presidente llegó anoche para respaldar a Carlos Sancho y consensuar el nuevo gabinete provincial que se conocerá hoy, poco después del acto de asunción como gobernador. Se trata de un gesto, uno más, para diferenciarse del renunciante mandatario Sergio Acevedo, con quien mantenía una intrincada relación. Ayer se preocupó en aclarar que consideró que hubo “excesos” en el accionar de la policía durante las recientes detenciones en la localidad de Las Heras. “Yo no avalo jamás ese tipo de cosas”, subrayó el Presidente.

Aunque el vuelo de Kirchner estaba programado desde hace días, en la Casa Rosada deberán mostrar dotes argumentales para desvincularlo del derrotero de Acevedo. Sobre todo porque, además del Presidente, en la Patagonia aterrizaron dos funcionarios de la Casa Rosada que pasarán a ocupar cargos en la flamante administración santacruceña.

Se trata de Juan Bontempo y Daniel Varizat. Uno es coordinador de la Unidad Presidente y el otro subsecretario general de la Presidencia. De no haber imprevistos, Bontempo asumirá el Ministerio de Gobierno, un cargo por el que ya pasó cuando Kirchner era gobernador y también durante el primer tramo de la gestión de Acevedo. Y Varizat tomará las riendas de la secretaría General de la gobernación o del Ministerio de Economía.

“Por fin gobernamos nosotros”, señaló un integrante del staff K cuando Página/12 le consultó sobre la lectura política de los acontecimientos. Aludía al desenlace de la interna santacruceña. Históricamente, Acevedo militó en el Movimiento de Renovación Peronista, que en Santa Cruz manejaba el ex diputado Rafael Flores, y aunque después se alineó con el kirchnerista Frente para la Victoria, allí nunca lo consideraron del palo.

Si bien la renuncia de Acevedo, aceptada ayer por la Legislatura, fue adjudicada formalmente a motivos “estrictamente personales”, es un secreto a voces que el saliente gobernador se cansó del “vacío de poder” al que lo estaba sometiendo el gobierno nacional.

Precisamente por eso, la presencia de Kirchner en el acto que hoy catapultará al vicegobernador Sancho en lo más alto del poder de Santa Cruz es muchísimo más que un gesto. Para los “pingüinos” significa recuperar el control de una provincia que Acevedo buscaba gobernar con mayor autonomía.

Sancho responde verticalmente a Kirchner y el abrazo con el que se fundieron anoche en el aeropuerto de Río Gallegos es el mejor retrato de esa relación. El gobernador en cierne también mantiene un excelente vínculo con Máximo Kirchner, el hijo del Presidente, y nadie duda de que asumirá obedientemente cada orden proveniente de la Casa Rosada.

En términos electorales, Sancho pondrá toda la estructura a favor de su sucesor en el 2007, sea Alicia Kirchner o el ministro de Planificación, Julio De Vido. La senadora viajó en el Tango 01 junto al Presidente, Cristina Fernández, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el senador Nicolás Fernández. Todos ellos participarán del acto de jura.

Para eludir la evidencia de su molestia con Acevedo, Kirchner podría haber echado mano a la políticamente correcta “prescindencia”, como simuló mostrar durante el juicio político a Aníbal Ibarra. Pese a que la Capital Federal es uno de los distritos más importantes del país, el Presidente no participó en la asunción de Jorge Telerman.

Pero Santa Cruz es su tierra natal, la misma que gobernó durante tres períodos consecutivos. Y está convencido de que los sufragios cosechados por Acevedo –nada más y nada menos que el 70 por ciento– respondieron a su gestión como presidente. “El fue gobernador gracias a Kirchner, que lo puso como candidato y le prestó los votos”, señaló un conspicuo habitante de la Rosada al abordar el capítulo de las lealtades. Acevedo evidentemente no encuadraba en ese esquema de lealtades. La relación estaba tan deteriorada que Kirchner ni siquiera le atendía el teléfono. Si hasta ahora se había cuidado de criticarlo en público, ayer no tuvo reparos en cuestionar el accionar policial durante la detención de trabajadores sospechados de la refriega que culminó con el asesinato del agente Jorge Sayago.

“Ante los lamentables hechos que sucedieron en mi provincia, en Las Heras, por más culpables que sean, cuando los fueron a detener se excedieron y los golpearon. Yo no avalo jamás este tipo de cosas”, dijo el Presidente en una evidente toma de distancia de Acevedo.

Kirchner no hizo más que ponerse en línea con las denuncias de organizaciones de derechos humanos por irregularidades en las detenciones de los petroleros. La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, había anunciado su inminente presencia en la provincia, a fin de solidarizarse con los trabajadores.

Dada la excelente relación entre Bonafini y Kirchner, el entorno del gobernador renunciante había dejado saber que entendía que esa visita no tenía otro fin que desacreditar el desempeño de Acevedo. Las palabras del Presidente no hicieron más que hacer públicas las diferencias existentes en ese sentido.

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El ex gobernador de Santa Cruz Sergio Acevedo y el presidente Néstor Kirchner terminaron muy mal su relación política.
Imagen: DYN
 
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