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Para que el bicentenario no se convierta en un “pseudoevento”

El secretario de Cultura, José Nun, cerró una serie de charlas sobre los bicentenarios latinoamericanos. Los desafíos de la región.

“No sé cuántos de ustedes saben que el 13 de mayo pasado se celebró el bicentenario de la invención del cóctel”, preguntó el secretario de Cultura, José Nun, en el cierre del debate sobre “Los bicentenarios latinoamericanos: nación y democracia”, que empezó el jueves en la Biblioteca Nacional. El ejemplo sirvió para definir los pseudoeventos, es decir, fechas instaladas en forma artificial. Es todo lo contrario a lo que busca para el 2010, para el que “se vuelve fundamental una campaña de construcción del bicentenario, construido por las ideas de democracia y nación, que implican la integración”. Sobre este concepto, también disertó el titular de la Comisión Permanente de Representantes del Mercosur, Carlos “Chacho” Alvarez. “Es complejo separar el tema de las papeleras de la integración”, reconoció.

El ciclo retomó los debates de mayo que organizó Nun en 2005, junto con el antropólogo Alejandro Grimson. Este año contó con intelectuales de toda América, entre ellos Carlos Monsiváis, Manuel Garretón, Oscar Terán, Jesús Barbero, Aldo Ferrer, además de los representantes de las áreas culturales de Bolivia, Venezuela y Colombia, por la que estuvo el director del Museo de la Independencia, Daniel Castro.

“La integración tiene sus desafíos. La diferencia del tamaño de los países del Mercosur tienen sus dificultades, pero más que nunca hoy es necesario que integre un bloque común”, consideró Alvarez, quien –como un pequeño guiño– recordó que en la Argentina y Uruguay “hay dos gobiernos progresistas, que tienen mucho en común”. En cambio, destacó que “el ALCA es un proyecto que somete a la dependencia a los países que buscan industrializarse”. “Evo Morales cumplió su promesa de nacionalizar los hidrocarburos. El surgió de una crisis y de la explotación del movimiento indígena. Chávez también surgió de una crisis. En cambio, Chile, Brasil y Uruguay mantienen un proceso partidario. Lo importante es que puedan convivir”, concluyó el ex vicepresidente.

Grimson planteó la necesidad de “un espacio cultural latinoamericano. Tiene que haber una dialéctica para integrar sociedades y que la desigualdad vaya disminuyendo”. Por su parte, Nun recordó las desventuras del presidente José Figueroa Alcorta para organizar el Centenario de la Revolución. “Julio Roca se fue a París a pasar el 25 de Mayo, Hipólito Yrigoyen ordenó a los radicales no participar”, enumeró. “Tal fue la desesperación de Alcorta que a la infanta Isabel no sólo se le pagaba el transporte y el alojamiento, sino que se le permitía ir a las grandes tiendas y comprar lo que quisiera a cuenta del gobierno”, relató. A diferencia de esto, Nun se propuso “que el bicentenario sea un evento genuino, en el que las ideas centrales sean la nación y la democracia. No puede haber democracia si no hay distribución de la riqueza. Para esto, es imprescindible que exista un proyecto nacional y de integración regional”.

Informe: Werner Pertot.

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José Nun hizo eje en las ideas de democracia y nación.
 
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