EL PAíS › SIETE EMPLEADOS DE MCDONALD’S, A FAVOR DE CASTELLS

El juicio de la cajita feliz

El líder piquetero está acusado de extorsión a un local de la cadena de comidas rápidas. El personal que declaró en la primera audiencia dijo que no fue intimidado ni agredido por manifestantes.

“Esto fue un papelón del Gobierno”, sintetizó el dirigente piquetero Raúl Castells en el comienzo del juicio oral por la presunta extorsión a un local de McDonald’s, luego de que pidiera 50 mil “cajitas felices” en una protesta en 2004. Los directivos y empleados de la cadena de comidas rápidas, que declararon ayer, no formularon ninguna acusación contra él. El dirigente, vestido con un poncho rojo, habló largamente de pie en el estrado. Los magistrados lo invitaron a sentarse, pero les retrucó: “Prefiero hablar parado porque ahí se sientan los acusados y nosotros somos acusadores”. El proceso continuará hoy; el lunes próximo serán los alegatos y luego se dictará el veredicto.

Los siete empleados de McDonald’s que presentó la fiscalía declararon que los manifestantes no ingresaron al local, ni los intimidaron, ni los agredieron. “Nunca entramos en tratativas para satisfacer el pedido. El reclamo era público, hacia la gente, pero nunca se materializó en una entrevista y menos en una promesa de nuestra parte”, destacó el entonces director de Comunicaciones de Arcos Dorados, Orlando Molaro. Luego se proyectó un video donde se veía a Castells hablando por un megáfono y pidiendo que se levantase la asamblea porque McDonald’s había propuesto un encuentro en otro sitio. Molaro interpretó que la decisión se debió a que había llegado al lugar el fiscal Martín Niklison.

La falta de acusaciones despertó sorpresa en la audiencia, aunque la empresa no es querellante en la causa, que es impulsada por el fiscal Diego Nicholson. En el expediente, incluso figura una carta de los directivos de McDonald’s en la que ratifican que no fueron presionados para entregar viandas durante la manifestación de diciembre de 2004. Frente a esto, el abogado de Castells, el penalista Miguel Angel Pierri, desistió de los testigos propuestos para hoy –por lo que sólo declararán dos policías que estuvieron ese día– y el líder piquetero acusó al Gobierno de haber “apretado” a la empresa para que declarase en su contra. “Aclararon que no fueron amenazados, ni extorsionados”, insistió Castells, quien consideró que el juicio está “armado por no ser oficialistas”.

El líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) también destacó que “no me merecen ninguna confianza” los integrantes del Tribunal Oral número 6: Guillermo Yacobucci, Leonardo de Martini y Ricardo Rongo. Castells negó que hubiera cometido extorsión y aclaró que “pedimos comida para los chicos pobres, que se mueren de hambre”. “Igual nos presentaremos el año próximo como candidatos a presidente para enfrentar al mismísimo (presidente Néstor) Kirchner”, se envalentonó. Con las habituales pecheras amarillas y al son de los bombos y redoblantes, un grupo de militantes del MIJD se concentró en Plaza Lavalle para “hacerle el aguante”.

La protesta por la que se lo juzga se produjo el 9 de diciembre de 2004, en la puerta del local de McDonald’s que se encuentra frente al Obelisco.

El juicio oral que comenzó hoy debía haber empezado en diciembre del año pasado, pero se retrasó porque el líder piquetero cambió de abogado a último momento. En esa oportunidad, Castells acusó al juez Yacobucci de ser “de derecha” y se consideró “un socialista de toda la vida, incapaz de recibir un juicio justo”. Ayer, en cambio, se mostró exultante por las declaraciones de los empleados de McDonald’s. “Podemos decir prácticamente que este juicio se acabó, porque hasta los que parecía que nos iban a acusar, terminaron favoreciéndonos”, concluyó.

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Raúl Castells, con el abogado Miguel Angel Pierri, en el primer día del juicio en su contra.
 
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