EL PAíS › SE COMPLETA EL CUADRO DE ASPIRANTES EN 2007

Aprontes y partidas

La quinta movilización de Blumberg completará los anticipos electorales para 2007. El empresario sería candidato bonaerense de la coalición que encabeza Macri. Lavagna completa su armado de duhaldistas y alfonsinistas residuales, Carrió se reafirma en su orgullosa soledad y el gobierno sólo duda sobre el sexo de quien encabezará su fórmula. En el fuero federal platense se pone a prueba el compromiso oficial con las causas por el terrorismo de Estado y la corrupción de la década pasada.

 Por Horacio Verbitsky

La quinta movilización convocada por el empresario Juan Carlos Blumberg completará la ronda de anticipos de la campaña electoral 2007, abierta por la Mesa de la Concertación con radicales, socialistas, aristas e independientes que presentó el jefe de gabinete Alberto Fernández y continuada con las reuniones nacionales de las fuerzas que intentan alinearse tras la posible candidatura presidencial del ex ministro Roberto Lavagna. El Gobierno nacional sólo duda sobre el sexo de su candidato a la presidencia, como padres antes de la ecografía, y se concentra en ampliar su base de sustentación. Elisa Carrió remasterizó la sigla ARI como Agrupamiento de los Republicanos Indignados y ratifica su vocación de intrépida navegante solitaria. Al cubrir el principal casillero vacante en la oferta de la derecha pura y dura, el lanzamiento de Blumberg podría respaldar las aspiraciones nacionales de Mauricio Macri. Kirchner o CFK, Lavagna, Macri y Carrió serían así los contendientes por la jefatura de Estado. Menos claras aparecen por ahora las postulaciones en los principales distritos electorales del país, empezando por Buenos Aires, Capital y Provincia.

Blumberg es una ilusión de salida del laberinto de Propuesta Republicana, la alianza entre Compromiso para el Cambio y Recrear. Sus dos líderes quedaron lejos de las metas respectivas el año pasado. Los resultados de Ricardo López Murphy fueron desoladores. La coalición contempló que Macri cruzara la avenida General Paz con la esperanza de que en la provincia el marketing boquense fuera más fuerte que la imagen de hombre de negocios con el Estado que prevalece en la Capital. A su vez, López Murphy podría tener en la Ciudad la chance que pocos analistas le asignan a Macri en la segunda vuelta, dado su altísimo índice de rechazo. Pero ese enroque dejaría a la coalición sin fórmula presidencial. Una hipótesis fue adosarse a la candidatura de Lavagna, pero el ex ministro escogió un camino distinto. La candidatura bonaerense de Blumberg permitiría desplazar hacia la pugna presidencial a Macri. Restaría entonces por decidir si López Murphy competiría por la jefatura de gobierno de la Ciudad Autónoma, donde la estructura que armó Macri responde a Horacio Rodríguez Larreta, que quiere su propia oportunidad en el distrito, o acompañaría a Blumberg en la provincia, a la cabeza de la lista de candidatos a diputados nacionales.

Burbujas o algo más

Antes de tomar cualquier decisión todos esperan comprobar el resultado de la convocatoria del próximo jueves 31 de agosto. Hasta ahora, cada concentración fue menos concurrida que la anterior. Los tanteos de las últimas semanas no fueron alentadores: ni la marcha en Belgrano contra la inseguridad, ni el abrazo al Congreso, ni la convocatoria a danzar con constituciones, ni el acto de un grupo de jubilados reunieron más de un centenar de entusiastas. Si bien delimitaron la insuperable amplitud ideológica de la cruzada (de Cecilia Pando y Enrique Olivera a Vilma Ripoll y Raúl Castells), el problema manifiesto es que en el medio no hubo nada porque sólo asistieron activistas como ellos.

Si esta tendencia se confirmara, Blumberg probaría la distancia que va del burbujeo mediático al sabor de la victoria. De lo contrario, terminaría de erigirse en el actor político que, para los observadores atentos, fue desde la primera marcha. El diario La Nación, por ejemplo, anunció su lanzamiento político ya el 18 de agosto de 2004. Pero el vasto sector del público que sólo se informa por los medios audiovisuales lo veía entonces como un padre atribulado por el cruel asesinato de su único hijo, que expresaba el sentido común corroído por el temor, sin sectarismos ni referencia a elecciones. A dos años y medio del crimen, con las principales bandas de secuestradores desmanteladas y una campaña electoral que se adelanta con tanta insistencia como la primavera, hasta los menos avisados detectan el propósito de convertir en reclame de campaña la foto del sonriente joven asesinado por la banda del Oso Peralta. La aparición del francotirador de Belgrano amagó con reproducir la psicosis de aquellos días, pero su pronto arresto y la comprobación de que no se trataba de una cuestión de seguridad sino de enfermedad mental volvió las cosas a su cauce.

Blumberg había anunciado que no pensaba en nuevos actos hasta que se pronunciara la sentencia contra quienes mataron a su hijo, pero al anunciar que el jueves próximo marcharía sobre la Plaza de Mayo dijo que mucha gente se lo había pedido. No reveló si entre ellos estuvieron Macri y López Murphy. Macri le permitió dar dos vueltas olímpicas a la cancha de Boca durante el partido con Independiente para promover la marcha del jueves. Con más de dos centenares de testigos el juicio avanza en forma lenta, con lo cual la quinta marcha se hubiera realizado muy cerca del comienzo del verano y las fiestas de fin de año, momento poco propicio para lanzamientos políticos. Los estrategas de la coalición de centroultraderecha temen que para ese momento ya estén instalados los candidatos de las otras fuerzas, lo cual sería conceder una ventaja excesiva. Funcionarios del gobierno de la Capital atribuyen a Juan José Alvarez algunos indicios de movilización blumberiana que han detectado en el Gran Buenos Aires. Alvarez, en cambio, hace saber que se opuso a la reunión de Blumberg con Lavagna, ya que durante su gestión como ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires y de la Nación propugnó políticas antagónicas con el manodurismo. Cuando se realizó el encuentro (el segundo entre Blumberg y Lavagna pero el primero público), Alvarez brilló por su ausencia.

Los residuales

Un chiste que debió soportar Alvaro Alsogaray decía que su partido podía reunirse en una cabina telefónica. El almuerzo del jueves a cuyo final asistió Lavagna demuestra que el grupo El General está a salvo de la misma pulla. La cita con ex funcionarios y dirigentes de segunda y tercera línea fue organizada en tres días por Los Generales, que se guiaron por sus propias necesidades. El mensaje iba dirigido por un lado a José María Díaz Bancalari y su bloque (al que rebautizaron como el Outlet del Frente para la Victoria, donde se consiguen a bajo precio prendas de segunda selección) y por otro al ex presidente Raúl Alfonsín, quien no se cuidó de presentar a Lavagna casi como el candidato radical. En vísperas de la Convención Nacional de la UCR que abriría el camino a Lavagna, Los Generales entendieron que debían evitar el destino subalterno de los “Peronistas con Alfonsín” de 1983. Para ellos es un avance la demostración de que pueden llenar un restaurant, como destacó el jefe de la rama naïf del agrupamiento, Eduardo Camaño: éramos cuatro, somos 200, el mes próximo podremos ser 1.500, dijo. Si mantuvieran esa progresión, con perdón de Paenza, a mediados del año próximo el duhaldismo residual superaría la población del mundo. No está tan clara la conveniencia del experimento para Lavagna, cuya asistencia no estuvo confirmada hasta último momento. La foto del ex ministro distribuida por la agencia DYN muestra la bandera ladeada 90 grados, de modo que el escudo peronista aparece acostado. No obstante, esa liturgia satisface una meta de tan llamativa modestia como la pugna de Camaño y Alvarez con Díaz Bancalari o Alfredo Atanasof. Pero también fortalece los argumentos del sector radical que se negó a asistir a la Convención alegando que a la UCR no la dividen algunos principios, como sostienen los alfonsinistas, sino el candidato justicialista de cuyos faldones se colgarán. Además obstruye la buscada incorporación de independientes. ¿Cuál sería la ventaja de cerrar esa puerta, cuando el 90 por ciento de quienes reconocen un origen peronista están identificados con el gobierno? El primer dardo que Kirchner lanzó contra Eduardo Duhalde mucho antes de la ruptura fue bautizar como Grupo Mausoleo a quienes impulsaban el traslado de los restos de Juan Perón a la quinta de San Vicente, la misma que Hilda González de Duhalde y Díaz Bancalari eligieron para iniciar su campaña el año pasado. La adscripción de Lavagna a esa secta de nostálgicos provocó regocijo en el preciso lugar al que le gustaría conmover. El gobierno celebró la imagen de su ex ministro entonando esa reliquia del pasado que exhorta a combatir al capital, en el preciso momento en que Kirchner les hacía saber a la CGT y a las 62 Organizaciones que no contarían con él ni con su gobierno para la ceremonia necrofílica del 17 de Octubre, demostrativa de una impactante incomprensión de la sociedad argentina actual. El gobierno cree que la misa en sufragio del alma del fundador del peronismo sería oficiada por el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Jorge Mario Bergoglio, la única personalidad capaz de aglutinar a las fuerzas de la oposición.

El frente oficial

Mientras alfonsinistas y duhaldistas dirimen sus internas y Blumberg y Macri preparan su apuesta a la masividad, Kirchner prefiere mostrarse concentrado en la administración y delega en Alberto Fernández el armado electoral. La elaboración del presupuesto 2007, que incluirá la propuesta de recomposición de ingresos de los jubilados superiores al ingreso mínimo, el plan de inversión energética que contempla el regreso a la generación nuclear, el programa de limpieza del Riachuelo la inversión en obras públicas y la (ligera) mejoría en los indicadores sociales, son algunos de los temas que pone en la mesa con sus interlocutores. A más de un año de la fecha electoral, cree que la discusión sobre candidaturas es un desgaste que la oposición no puede evitar pero el gobierno sí. En el caso de las jubilaciones y del Riachuelo la iniciativa no fue del Poder Ejecutivo sino de la Corte Suprema de Justicia, que empieza a ocupar el sitio institucional que nunca tuvo con el menemismo. Quien recorrerá el país con el propósito de extender la Concertación es el jefe de gabinete. Luego de la Convención de la UCR espera sumar nuevos participantes radicales además de los cinco gobernadores y 183 intendentes ya reclutados. La designación de Graciela Ocaña como presidenta nacional del Partido para la Victoria y la incorporación de Fernando Melillo y el cordobés Luis Juez sugieren la línea de trabajo en los próximos meses: más radicales, partidos provinciales o vecinales, frepasistas o socialistas independientes (como Julio Godio). Su deseo es que todos confluyan en un frente electoral pero sin renunciar a su pertenencia previa. Esto no será posible en el caso de los radicales, ya que la conducción formal controla los registros de afiliados, los cuerpos orgánicos y las almohadillas de los sellos. Para explicar que no preveía una ruptura como la de 1957, Alfonsín comparó a los disidentes actuales con aquellos que en 1946 apoyaron la fórmula presidencial que Perón integró con el radical Hortensio Quijano, mientras la estructura radical permanecía unida y se constituía en eje de la oposición. Fernández cree en cambio que la situación actual es más parecida a la de Antonio Cafiero en 1985, cuando fue a elecciones en la provincia de Buenos Aires por fuera de las estructuras partidarias que controlaba Herminio Iglesias y luego de ganar regresó como nuevo jefe partidario. Quienquiera tenga razón, que Alfonsín sea el principal vocero contradictor marca la dificultad de la oposición para avanzar más allá de diciembre de 2001.

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Imagen: Sandra Cartasso
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