EL PAíS › EL DESEMPLEO CAYO A 8,7 POR CIENTO EN EL ULTIMO TRIMESTRE

Cómo volver del modelo de los ’90

La caída a un dígito del índice de desempleo vino con yapa. Hasta la medición considerando desocupados a los que trabajan por un Plan Jefes da resultados altamente favorables. Miceli y Tomada lo atribuyen al modelo productivo.

Con la creación de 721 mil empleos en el último año y una proporción record de población ocupada, la tasa de desempleo en los aglomerados urbanos se redujo al 8,7 por ciento en el cuarto trimestre de 2006, su menor nivel en catorce años. Si se considera como desocupados a los beneficiarios de planes Jefas y Jefes de Hogar que realizan una contraprestación laboral, pero igual buscan otro trabajo, la tasa sería del 9,3 por ciento, compartiendo el mérito de ser la más baja desde 1993. La ministra de Economía, Felisa Miceli, atribuyó estos resultados a “nuestro modelo productivo, que ha permitido combinar el crecimiento sostenido con la inclusión social”. Según el Palacio de Hacienda, desde el segundo trimestre de 2003 hasta fines de 2006 se crearon 2,1 millones de puestos de trabajo, pero los empleos “plenos” (de horario completo) nuevos fueron 3,4 millones, al considerar los subocupados que pasaron a ocupados plenos y los beneficiarios del Plan Jefes con contraprestación que se incorporaron al mercado de trabajo.

Teniendo en cuenta que la medición del Indec se realiza exclusivamente sobre 31 aglomerados urbanos, la población total abarcada es de 24 millones de habitantes. Según el cálculo oficial, al cuarto trimestre de 2006 10,1 millones de dicho universo se encontraba ocupada, mientras que los desocupados sumaban 960 mil personas. En total, casi 11,1 millones de personas económicamente activas: es decir, incorporadas al mercado ofreciendo su fuerza de trabajo.

La participación activa en el mercado se refleja en la tasa de actividad, que resultó del 46,1 por ciento en el cuarto trimestre. Este aspecto fue destacado por la ministra Miceli, quien señaló que “esta baja de desempleo se produce en el marco de una tasa de actividad de la población que también es record”, en referencia al promedio del año 2006, que se ubicó aproximadamente medio punto por encima del año anterior.

La tasa de empleo (población ocupada con respecto a la población total) también se ubicó en un nivel record, desde 1991 a la fecha, incluso computando como desocupados a aquellos que trabajan a cambio de un plan social. Con respecto al último trimestre de 2005, la tasa de empleo creció 0,8 punto. Tomando en cuenta que la cantidad de personas ocupadas creció 4,5 por ciento entre el último trimestre de 2005 y el mismo período de 2006, la elasticidad con respecto al producto se ubicó entre 0,5 y 0,6 (punto de crecimiento del empleo por cada punto de crecimiento del producto).

Uno de los puntos oscuros de las cifras del mercado es la persistencia de altos niveles de subocupación entre los empleados. Si bien un informe de Economía destaca una baja de 1,1 punto en la tasa de subocupación en el último año (pasó de 11,9 al 10,8 por ciento de la población activa) “por una sostenida inserción de trabajadores desocupados en puestos de jornada completa”, se puede observar que su retroceso es notoriamente más pausado que el de la desocupación plena. Sin embargo, el mismo trabajo del Palacio de Hacienda subraya que “la alta correlación entre puestos de jornada completa con puestos registrados y la de subocupados con changas hace prever una reducción adicional de la tasa de asalariados no registrados”.

Con respecto a las expresiones de quienes se mostraron sorprendidos por la fuerte baja en la desocupación, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, remarcó que el 8,7 por ciento “es consecuencia de las política oficiales” y sólo “puede resultar un hecho llamativo para aquellos que impulsaron en forma sistemática políticas que generaron niveles desconocidos de exclusión social en la Argentina”.

Los datos del mercado de trabajo del último trimestre también le dieron una buena noticia al Gobierno en relación con el controvertido tema de la incidencia del Plan Jefas y Jefes de Hogar en la medición del desempleo. El Indec publica las tres estadísticas de empleo, según el criterio que se utilice. El 8,7 por ciento de desempleo surge de la estimación que considera como ocupadas a las personas que tienen un plan y realizan alguna contraprestación laboral por el mismo. Cuando se los considera a todos ellos como desocupados, la medición del desempleo se eleva al 10,1 por ciento. Pero si se considera como desocupados sólo a aquellos que, teniendo un plan como principal ingreso, hacen alguna contraprestación pero además buscan activamente un empleo, la tasa se ubica en el 9,3 por ciento.

Tanto en la hipótesis de tomar como desocupados a todos los beneficiarios que efectúan alguna tarea a cambio, como sólo a aquellos que además buscan un trabajo más estable, el descenso de la tasa de desempleo con respecto a los años anteriores es todavía más fuerte que en la estimación sin medir la incidencia de los planes. En el caso de considerar a todos desocupados, la tasa de desempleo baja desde el último trimestre de 2003 hasta el de fines de 2006 más de nueve puntos y medio, desde 19,7 a 10,1 por ciento. En la hipótesis intermedia, pasó de 17,7 por ciento a 9,3. En la medición sin tomar el impacto de los planes, la baja entre los mismos períodos es del 14,4 al 8,7 por ciento. Esto es consecuencia de la caída en los planes Jefas y Jefes y la paulatina incorporación de los ex beneficiarios al mercado de trabajo.


Indemnizar por menos

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, no descartó la posibilidad de que el Gobierno deje sin efecto la denominada “doble indemnización” o indemnización especial, que impone una retribución extra a quienes sean despedidos de puestos de trabajo anteriores a la crisis de diciembre de 2001. “La mejora de los salarios ha hecho que la base salarial de los trabajadores registrados haya mejorado, con lo cual el sistema indemnizatorio tiene un nivel de protección adecuado frente al despido arbitrario”, señaló.

“El Gobierno –apuntó– sancionó una norma donde se establecía que cuando la desocupación dejara de tener los niveles extraordinarios que había tenido, los remedios extraordinarios que se habían creado iban a dejar de tener efecto; esto es, cuando la desocupación descendiera de dos dígitos iba a cesar la indemnización que ahora tiene un recargo del 50 por ciento”, apuntó el ministro. Agregó que “hoy sólo un 30 por ciento de los trabajadores están en el régimen de este recargo en la indemnización”.

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La cantidad de desocupados en áreas urbanas bajó a 960 mil, cien mil menos que un año atrás.
 
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