EL PAíS › EL FISCAL PIDIO PERPETUA PARA CARRASCOSA Y CONSIDERO COAUTORES AL CUÑADO Y A LA HERMANASTRA

Una llamada y tres personas en la escena del crimen

En su alegato, Molina Pico refutó en forma minuciosa la coartada del viudo, lo situó en la escena del crimen, junto a Guillermo Bártoli e Irene Hurtig, pero no pudo explicar cómo mataron a María Marta ni cuál fue el móvil del crimen. Acusó por encubrimiento al fiscal Romero Victorica.

 Por Horacio Cecchi

Aunque la conclusión era imaginable, el alegato que fue desarrollando ayer el fiscal Diego Molina Pico, hasta terminar en el pedido de reclusión perpetua de Carlos Carrascosa por coautor de homicidio calificado por el vínculo, se desplegó como un cuento, hilvanado, minucioso y por momentos contundente. Podría decirse que el pedido al tribunal, después de cinco horas y media de alegato, fue el resultado lógico de lo que se escuchó a lo largo de los casi cuatro meses de audiencias, con el color particular de que ahora, la palabra, no fue una mera especulación de lo que podría pedir el fiscal, sino el pedido concreto de perpetua. El fuerte del alegato se centró en el cruce de llamadas que le permitió ubicar a Carrascosa, Bártoli e Irene Hurtig en la escena y a la hora del crimen. Pidió que se investigue al matrimonio Bártoli como coautores. También acusó de encubrimiento al vigilador Juan Ortiz. Y lo que pocos esperaban, pidió que se investigue al fiscal de Casación Juan Martín Romero Victorica, por encubrimiento. Hoy es el alegato de la querella y el viernes de la defensa.

El caso ayer parecía haber desbordado los límites del ambiente tribunalicio. Como si se tratara de un partido de selección, las imágenes transmitidas en directo por primera vez en lo que va del juicio fueron seguidas en hogares, bares y en las vidrieras de las casas de electrodomésticos, como si de allí pudiera surgir alguna revelación trascendental o un resultado favorable en algún recóndito mundial.

Molina Pico hizo alusión a esto, cuando al cerrar su extenso alegato pidió a los jueces que recordaran que “toda la sociedad tiene los ojos puestos en sus señorías. Ustedes deben devolverle la confianza en la Justicia. No permitan que el rigor penal sólo se aplique sobre los humildes”. Antes, puntualizó cada uno de los pasos que llevaron a que, en este caso, la niebla perdurable durante cuatro años no fuera una novedad.

Empezó su alegato a las 10.37. A esa hora, contra la pared izquierda de la sala, fue desplegando diapositivas guardadas en una laptop que controlaba un colaborador y que habían sido preparadas con ayuda de un sobrino. La primera imagen decía: “Alegato de la Fiscalía. Causa 1537. Carrascosa Carlos Alberto s/Homicidio Calificado”.

Separó la versión de Carrascosa de la realidad de los hechos y dijo que demostraría que “toda, absolutamente toda esa versión es mentira, es una versión falsa”. Empezó con una autocrítica, aceptando sus propias “torpezas al inicio de la investigación”, impulsadas por la “confianza” dada a la familia y el ocultamiento de las dudas iniciales, el hallazgo del pituto y demás, al día siguiente del crimen, cuando concurrió al velorio con el comisario Degastaldi.

Como lo hizo durante el juicio, intentó simplificar la comprensión de los hechos siguiendo un hilo cronológico, paso a paso, desde que María Marta llegó a almorzar a lo de los Binello, en el otro extremo del Carmel, ese domingo 27 de octubre de 2002. Fue, según se vio, la única coincidencia con la versión de Carrascosa. Del almuerzo, Molina Pico dio por probado (testigos Campos y Castaña, empleados de los Binello), que Bártoli no fue uno de los comensales.

Siguió por el partido de tenis entre María Marta y Viviana Binello, que se inició a las 16 y que se suspendió por lluvia una hora más tarde. Que se jugó el partido nadie lo discute y quedó probado por cuatro testimonios.

Después, el té en lo de los Bártoli, donde Carrascosa, Bártoli, Sergio Binello, Diego Piazza y su novia Delfina Figueroa vieron el partido River-Boca. Allí empezaron las diferencias severas porque allí, el fiscal, obtuvo las primeras pruebas de lo que llamó el armado de “la mentira”. Mientras que Carrascosa sostiene que permaneció allí durante el partido siguiente –y es presumible que lo sostenga con su defensa el viernes y hoy, con la querella, que lo defiende–, Molina Pico aseguró que ni Bártoli ni Carrascosa permanecieron en el lugar, ni Irene Hurtig, que según los testimonios recién llegaba. Se apoyó en el testimonio de Delfina Figueroa, novia de Pia-zza: “Terminó el partido y salimos todos”, recordó el fiscal que declaró la joven. “Salimos todos no quiere decir algunos, quiere decir que no quedó nadie”, sostuvo y agregó como soporte el testimonio de Catalina Vargas, la empleada de los Bártoli ese fin de semana quien declaró que a las 18 el televisor estaba apagado y ya no quedaba nadie.

Luego, Molina Pico, contra la versión de Carrascosa, dijo que el viudo estuvo unos 15 minutos en el Club House. Y tomó como prueba el testimonio de la dueña, Alba Benítez, del mozo, Gerardo Oberndorfer, y el delivery Javier Castro. Por qué se acordaban que fue ese día, contra lo que dice la defensa. Porque durante la noche, el doctor Zancolli pasó a cenar por el Club House, comentó la muerte de MM, y Benítez dijo impresionada que esa tarde Carrascosa había estado hablando con ella. Tanto Benítez como Oberndorfer fueron careados con Carrascosa y sostuvieron su relato. “La presencia de Carrascosa en el Club House, entre las seis y las siete, durante quince minutos, echa por tierra la primera coartada –dijo el fiscal–, la que sostiene que se quedó en lo de Bártoli mirando el partido siguiente.”

Después le tocó el turno al guardia Ortiz. Ortiz había declarado que vio a Carrascosa llegando a la casa a las 19. Ayer, Molina Pico sostuvo que era falso, dijo que lo vio a las 19.14 y no llegando sino saliendo. “Es la única persona que lo ubica a Carrascosa fuera de la escena a la hora de los hechos”, dijo el fiscal. Cómo lo demostró: con un detalladísimo cuadro de horarios basados primordialmente en el cruce de llamadas del VAIC, el programa usado por la Bonaerense para investigar secuestros. La clave fue la primera llamada de Carrascosa a OSDE, a las 19.07 y 58 segundos. Esa llamada, peritada, dejó en evidencia la voz de Bártoli hablando por detrás con una mujer. Carrascosa sostiene que es la masajista Michelini. Con la minuciosidad de los horarios, Molina Pico demostró que no.

“Partamos de dos hechos objetivos –sostuvo el fiscal–. El primero, la llamada de las 19.07, donde está Bártoli y una mujer. El segundo, la cámara de la guardia que muestra que el auto de Michelini, quien había llegado a las 18.57, ya no estaba en la guardia a las 18.59 y 25 segundos. Había quedado estacionado a unos 10 metros, mientras en la guardia ubicaban a María Marta o a Carrascosa”.

Lo que hizo Molina Pico fue tratar de aplicar acciones lógicas dentro de los 8.19 minutos que separan el momento en que Michelini ya no aparece en pantalla hasta el llamado de Carrascosa, que éste dijo haber hecho por “orden” de la masajista. Ocho minutos 19 segundos, de los que descontó los seis minutos de traslado hasta la puerta de la casa. “En 2.19 minutos tienen que haber sucedido las siguientes acciones”, señaló: 4 llamadas de la guardia a la casa (25 segundos cada una, 1.40 minuto); buscar a un vigilador por handy, 10 segundos; Ortiz, a 250 metros y a 12 kilómetros por hora, un minuto hasta que baja del auto; toca el timbre 5 veces, 50 segundos; llama a la guardia por handy y dice que no hay nadie, 8 segundos; ve llegar a Carrascosa (según Ortiz) y le pide permiso para Michelini, 10 segundos; llama a la guardia para avisar que tiene permiso, 8 segundos; Páez, en la guardia, da paso a Michelini, 10 segundos más: en total 4.16 minutos en lugar de los 2.19 con que se contaba. “Y falta todavía incluir que Michelini estaciona el auto en la puerta de la casa, baja un bolso, lo lleva hasta la puerta, vuelve a buscar la camilla, en ese momento le avisa Carrascosa desde la ventana, ‘suba Michelini, se accidentó María Marta’, sube corriendo, se encuentra con el cuadro, dice que llame a Bártoli, que tiene que ponerse los zapatos y llegar desde su casa rapidísimo a 400 metros, recién después llama Carrascosa a OSDE. Una persona de una velocidad anormal hubiera hecho todo esto en 8.11 minutos”.

Dijo que a las 19.07, en realidad, Michelini estaba en la guardia y sostuvo que recién llegó a la casa a las 19.24. En el medio se produce una llamada de Paramedic a las 19.13, en la que Carrascosa, al final, dice ver que llega la guardia. El fiscal dijo que la guardia era Ortiz y lo ubicó llegando a la casa a las 19.14. Agregó que Carrascosa no tutea a Michelini, y que detrás de Carrascosa se escuchan voces en tono familiar, que no buscan ayudar sino cerrar, tapar las pruebas, “se escucha decir cerrá la puerta... Tocala... Tenela...”. Así, Molina Pico entendió que en el crimen se habían dividido roles y que la responsabilidad de cada uno era igual porque cada uno cumplía una parte fundamental y si se retiraba el crimen no se hubiera podido cometer.

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Carlos Carrascosa, junto a su abogado Cafetzoglus.
 
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