EL PAíS › GIRA DE PAUL O’NEILL POR BARRIOS CARENCIADOS DE BUENOS AIRES

Como un político en el Conurbano

Visitó un jardín maternal en Merlo, una escuela de educación media en Don Torcuato y una fábrica en Villa Urquiza. Lo hizo en medio de un gran dispositivo de seguridad. Los abucheos.

Un comedor materno-infantil prolijamente pintado, una escuela secundaria (ambos con subsidios del Banco Mundial) y una fábrica en Villa Urquiza fueron los lugares por los que pasó el secretario del Tesoro norteamericano Paul O`Neill en su tour por el pobrerío del Cono Sur. Igual que un político en campaña, se puso los niños en las rodillas, armó un rompecabezas y elogió a las maestras. Igual que los políticos argentinos, no pudo evitar ser abucheado. “Andá a robar a tu país, ladrón”, le gritó, entre otros, un vecino, justo cuando, sonriente, levantaba su brazo derecho en señal de saludo al salir del colegio.
El Jardín comunitario Barrio Argentino, ubicado en Perdriel y Donato Alvarez, de Merlo Norte, fue el elegido para la visita del funcionario norteamericano. El establecimiento, que se financia gracias a un programa del Banco Mundial, lucía, a diferencia de muchos de su mismo tipo, equipado y bien pintado. Allí, chicos de la zona y algunos padres reciben desayuno, almuerzo y merienda. O`Neill le dedicó al lugar unos 35 minutos para regocijo de Lidia Muñoz, la encargada del jardín comedor, quien destacó el estilo “paternal” del estadounidense. “Jugó con los chicos, los tocó, armó un rompecabezas con ellos. A los más chiquitos los sentó en sus rodillas, con otros cantó”, aseguró. En cambio, se abstuvo de autografiar billetes de un dólar, como hizo en un hogar de niños pobres en San Pablo. Tampoco fue a visitar la iglesia de San Pablo, en Merlo, y por eso el cura José Recich se quedó con las ganas de “agradecerle” en persona que “estamos así por bastante culpa de ellos”.
Militantes de Izquierda Unida, de las asambleas de Padua y Merlo, la CTA de Morón, Hurlingham y Moreno, el Movimiento de Trabajadores Desocupados y la CICOP (que agrupa a los médicos de la provincia de Buenos Aires) habían preparado un escrache en el hospital Eva Perón de Merlo, donde se suponía que iba a ir O`Neill en primer lugar. Pero el funcionario norteamericano
los esquivó y, mientras ellos se concentraban en la plaza de Merlo, él ya estaba saliendo de la guardería. La manifestación, a la que se sumaron muchos vecinos de la zona, se hizo igual. “Alerta, alerta que camina, el fondo monetario por las calles de Argentina”, coreaban unas mil personas mientras caminaban de la estación hasta el hospital, donde había una más que fuerte custodia policial. La protesta incluyó artesanales carteles escritos con marcador dedicados al público de habla inglesa –que probablemente mirará las imágenes del día de ayer por las cadenas de televisión internacionales– que sencillamente decían: son of a bitch. El presidente de la CICOP, Jorge Yabkowski, aseguró: “Esa visita es como si Don Corleone le va a dar el pésame a la viuda de su víctima y luego va al velorio”.
Esta manifestación no fue el único repudio que recibió O`Neill en su gira de contacto directo con los pobres del tercer mundo sudamericano. De hecho, debió soportar expresiones de rechazo cada vez que se retiraba de alguno de los sitios que del tour. “Yanqui ladrón”, le gritó un desconocido cuando abandonaba el jardín maternal mientras el funcionario saludaba y aplaudía al público seguido de cerca por sus custodios y hasta un helicóptero de la policía que lo escoltaba desde el aire. Los silbidos, mezclados con tibios aplausos, se escucharon hasta que arrancó la comitiva que incluía una treintena de móviles, entre patrulleros, motocicletas y camiones policiales, autos de seguridad, ambulancias y el BMW negro O`Neill. También fue abucheado al salir de la Escuela de Enseñanza Media número 6 de Don Torcuato y en Villa Urquiza, donde visitó la fábrica metalúrgica. Los vecinos que se enteraron de que el poderoso hombre estaba por allí se acercaron para repudiarlo. Algunos lograron atravesar el cordón policial y arrojaron huevos a los autos del secretario del Tesoro norteamericano.

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Paul O’Neill rodeado de chicos en un jardín maternal de Merlo.
 
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