EL PAíS › BERGOGLIO DIO OTRA MISA POR SAN CAYETANO A PEDIDO DE CASTELLS

Una homilía para los piqueteros

Fue en la Catedral. El cardenal reiteró sus cuestionamientos a las “dádivas” políticas y al clientelismo que había hecho en San Cayetano.

La misa de 11 en la Catedral Metropolitana tuvo ayer un color atípico: el de los chalecos amarillos de los desocupados del Movimiento de Raúl Castells, a cuyo pedido el cardenal Jorge Bergoglio celebró un oficio por el día de San Cayetano. La conjunción entre el hombre de la Iglesia de peor relación con el Gobierno y el dirigente piquetero tuvo un ingrediente extra, la presencia de la vicejefa electa de Gobierno porteño, Gabriela Michetti. Durante la homilía, Bergoglio reiteró sus cuestionamientos a las “dádivas” políticas y señaló que “con trabajo, no somos clientes de nadie ni esclavos de nadie”.

Castells le había solicitado especialmente al arzobispo de Buenos Aires la realización de la misa, a la que movilizó “entre dos mil quinientas y tres mil personas”, según estimó Ovidio Pepe, del Movimiento de Jubilados y Desocupados (MIJD). Entre los feligreses de amarillo se vio a Nina Peloso. Las características de la ceremonia religiosa habían sido anunciadas el día anterior en un comunicado de prensa del Movimiento. En cambio, la aparición de Michetti resultó una sorpresa. La futura vicejefa de la ciudad de Buenos Aires se ubicó muy cerca del altar, mientras Castells en la nave central del templo, que fue colmado por hombres y mujeres del MIDJ.

Bergoglio retomó numerosos párrafos del mensaje que pronunció el martes en Liniers. “Cuando una sociedad basa el reparto de los bienes no en el trabajo sino en la dádiva o en los privilegios pierde el sentido de dignidad, rápidamente se vuelve injusta la distribución de los bienes y las personas en vez de ser dignas son transformadas en esclavos o clientes”, puntualizó el arzobispo.

Tras invitar a pedirle a Dios “la gracia de que se reconozca nuestra dignidad, de vivir en paz, de cuidar a la familia”, el primado expresó su deseo de que “no falte trabajo”, una frase que mereció el aplauso de los presentes.

El cardenal sostuvo, por otra parte, que “cada uno de los habitantes de la ciudad tiene derecho a estar en esta casa, porque es la casa del Padre”. Esas palabras fueron interpretadas por fuentes religiosas como una respuesta frente a los cuestionamientos del Gobierno, que ha criticado las reuniones de Bergoglio con referentes de la oposición.

El religioso es considerado como un adversario de peso en la Casa Rosada, desde donde siguen con atención sus gestos públicos. El martes, en la misa principal por San Cayetano, Bergoglio ya había centrado su discurso en el uso político de la pobreza.

Michetti visita regularmente al arzobispo, a quien conoció a través de una amiga común de su ciudad natal, Laprida. La relación entre ambos se hizo fluida y fue ella, Michetti, quien arregló la entrevista para que Bergoglio y Mauricio Macri se conocieran.

Castells se había reunido hace diez días con el religioso. El piquetero había tenido un acercamiento con él hace dos años, luego de que, estando detenido y en huelga de hambre, Bergoglio se sumara a los pedidos por su libertad. Ahora, lanzado como candidato a presidente para octubre próximo, el dirigente piquetero aprovechó la oportunidad para proponerle hacer una celebración especial en la que se pidiera “por el pan y el trabajo”.

Voceros del arzobispado porteño indicaron que la misa se realizó “no sólo por el pedido de Castells, sino también de mucha gente que pidió una segunda celebración por la envergadura que la fiesta (de San Cayetano) tiene para el pueblo argentino”.

“Ustedes han venido aquí para proclamar la dignidad contra toda esclavitud y clientelismo y para reconocer el valor de la familia y de la paz social. El trabajo es el que consolida la unión familiar y la paz social”; es “importante trabajar para que haya trabajo” en el país, fueron otros de los conceptos del cardenal desde el púlpito.

Al finalizar la ceremonia, Bergoglio saludó a Castells y a sus seguidores en la puerta de la Catedral y, como había hecho en Liniers, les pidió a todos “que recen” por él.

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El cardenal Jorge Bergoglio y el líder del Movimiento de Jubilados y Desocupados, Raúl Castells.
 
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