EL PAíS › CARLOS MENEN COMPITE HOY CONTRA DOS KIRCHNERISTAS EN LA RIOJA

El sueño del ex Papa que quiere ser obispo

Las encuestas dan ganador a Luis Beder Herrera, pero el ex presidente podría quedar en un segundo puesto. Lo pelea con Ricardo Quintela. El fantasma del voto vergonzante. Las discusiones en bares y taxis.

 Por Alejandra Dandan

Desde La Rioja

Hay algunos que hablan del voto vergonzante, de aquel de quienes se pronuncian como indecisos porque no aceptan decir en voz alta que son capaces de votar a Carlos Menem. A las diez de la mañana, en la mesa de un bar, un hombre discute afanosamente con una vieja mesera, que se pronuncia como menemista. Doña, le dice él. “Créame lo que le digo: si pierde Carlos Menem y gana (Luis) Beder Herrera, usted me paga los desayunos completos de tres días. ¡Y no se me achique, eh!”.

A horas del comienzo de las elecciones, bajo el mandato obligado de la veda nadie logra apagar las discusiones de los bares ni a los operadores políticos que pasean, encuesta en manos, con datos de ultimísimo momento que van barriendo con datos de más ultimísimo momento todavía. Menem ha comenzado a pelearle a los dos candidatos del kirchnerismo un apretado segundo puesto. Todo mientras se pone en marcha la máquina electoral. Mientras se espera a unos 700 gendarmes, hay flotas de camionetas, taxis y remises contratados que irán recorriendo los barrios más pobres desde temprano para trasladar a votantes.

“¿Usted pregunta quién va a ganar?”, dice retóricamente Alberto Sánchez, uno de los remiseros que se horroriza porque algún cartel de la calle le quita la neutralidad al día de veda. Es que hasta allí, entre quienes se agolpan frente a la puerta de chapa de un local del PJ o en las puertas de la residencia del gobernador a pedir viandas, la discusión no cesa. Como si cada quien se empeñara en sentirse adentro, en sentirse parte de un mundo que obstinadamente lo expulsa una y otra vez.

En las elecciones de hoy en La Rioja compiten siete listas de candidatos a gobernador. Luis Beder Herrara fue vicegobernador de la provincia, es aquel hombre que se quedó con el gobierno el 15 de marzo pasado, luego de una crisis institucional que terminó con la expulsión de Angel Maza. Luego de ese episodio se dio cuatro meses para rearmarse, presentarse como candidato y buscar apoyo del gobierno nacional. En este momento, las encuestas oficiales, aquellas que manejan consultoras provinciales y nacionales contratadas por el ministerio del Interior como Opps, le dan un 38,8 por ciento, con trece o catorce puntos de ventaja sobre los segundos.

En el segundo lugar está el gran fantasma. Carlos Menem ha regresado a La Rioja como representante del peronismo anti K en busca de un sillón que parece irremediablemente perdido. En los últimos cinco días relanzó su campaña sostenido por la presencia de sus hijos, Zulemita y Carlos Nair, el joven superestar que despertó el fanatismo del padre –y de las más jovencitas– luego de sus avances en la tevé. Los entendidos dicen que su intención de voto estuvo en tercer lugar pero que en los últimos días comenzó a subir. A horas del inicio de los comicios, nadie se anima a darlo como segundo porque, dicen, las diferencias entran dentro de lo que el mundo de los sociólogos llaman “errores de muestra”. Aun así, los últimos números le dan un 22,5, con proyecciones que pueden dejarlo en 24,9.

Ricardo Quintela surgió cuando el gobierno nacional, de la mano de Alberto Fernández, se devanaba los sesos para encontrar una alternativa presentable para pelear en la provincia. Hasta allí, Quintela era jefe de gobierno de la capital riojana, delfín político de Beder Herrera y una de las personas que le ayudó a denunciar y, finalmente, a expulsar de la Casa de gobierno al mazismo. Su fórmula es la única con permiso legal para usar el sello del PJ, la marcha peronista y las imágenes de Eva y de Perón, símbolos capaces de sumar todavía hasta cinco puntos. De todos modos, los símbolos parecen no bastar. Quintela se presenta con la alianza de Angel Maza, uno de los motivos que puede estar explicando, según los entendidos, la caída de su intención de votos. En las últimas horas, los datos de las mismas consultoras lo daban con 19,3 puntos, debajo de Menem y de Beder Herrera.

Por arriba o debajo de estos números se encolumna el tendal de las otras cinco listas en juego y el voto de los indecisos con alrededor de un 9,9 por ciento. El diputado Julio Martínez, a la cabeza de los radicales, llega al día de elecciones con una intención de voto que lo deja en el cuarto puesto con alrededor de 4 por ciento. Por debajo están los partidos de la izquierda, en crecimiento y nucleados entorno de un histórico referente de los maestros como Rogelio Di Lonardi.

A las ocho de la mañana, la maquinaria electoral abandonará las encuestas para concentrarse en el voto a voto de la gente.

Juan está a cargo del móvil 280 de la compañía de radio taxi urbana, una de las que pondrá sus coches al servicio de alguna de las campañas. Como sucedió con sus compañeros, también le llegaron dos propuestas. Los bederistas ofrecieron 280 pesos por la jornada de trabajo, pagaderos mitad antes de empezar y mitad después. Una bolsa de comida y vales de combustible. Los quintelistas, en cambio, ofrecieron un poco menos, 160 pesos por el día, pagaderos de la misma forma. Como manejan las inspecciones de la Capital, también ofrecieron una aprobación, sin costos, de la próxima inspección técnica del taxi y, como era poco, el sorteo de un auto.

Las ofertas dieron lugar a especulaciones y discusiones. Y hubo quienes aceptaron los 160 pesos después de hacer sus propias cuentas. Por ejemplo, si un auto llega al día de la inspección técnica con un vidrio rajado no sólo se evita pagar los 40 pesos del sellado. Se ahorra además repararlo. De esa manera, quienes hicieron estos cálculos decían que los quintelistas en realidad están pagando: 160, más los 40 de la inspección, más los arreglos que no se hacen. Ah, más el sorteo del auto.

¿Juan qué hará? Prefiere los 260 en mano.

–Imagínese –explica–: la inspección técnica es en el mes de octubre, ¿y si Quintela no gana, quién dice que la va a aprobar?

El viernes, Sandra era una de las mujeres que se agolparon frente a un galpón del bederismo para reclamar los ya famosos kit de baños, los equipos compuestos por bidet, grifería, puerta, ventiluz, tanque e inodoro destinados a los más pobres. Después de algunas horas logró llevarse a su casa de Cochangasta lo que buscaba, pero ayer una de sus compañeras volvió. “Se fue hasta la calle Urquiza –dijo–, porque iban a darles chorizos y pan para mañana.” Las mujeres son referentes sociales de los barrios, responsables de saber cuáles son las necesidades de la gente y trabajar en los repartos. Y son quienes saben que éstas son las últimas horas de campaña, aún bajo una veda que todavía no les impide seguir tapando grandes agujeros.

El síndrome del tercero

Entre los 18 departamentos de la provincia, La Rioja suma a unos 400 mil habitantes, de los cuales 208.115 están habilitados a votar en 676 mesas preparadas aunque se calcula que no votarán más de 155 mil personas. La mitad de los votantes están en la capital que concentra a un 49 por ciento de la población. Otro 16 por ciento lo hace en la ciudad de Chilecito, el segundo condado más importante y uno de los más cotizados en términos electorales. Hasta hace unos meses se pensaba que la fórmula de Quintela ganaría las dos ciudades. El propio Quintela es jefe de Gobierno de la capital y su candidato a vicegobernador Fernando Rejal es el intendente de Chilecito. Pero al parecer esas proyecciones también están en duda. El lunes pasado, una de las consultoras de la Nación lo sondeó. Los números dieron tanta diferencia a favor de Beder Herrera que el viernes pasado volvieron a sondearlo, esta vez con una muestra de 500 casos. Según esos números, las tendencias siguen en pie.

“Cuando la gente empieza a percibir que su voto sale tercero –explicó uno de los responsables de los sondeos–, empieza a funcionar algo que se llama voto útil o síndrome del tercer puesto, y en este caso es así.” En su hipótesis, el voto de Quintela o muchos de sus votos son votos del mazismo, hombres y mujeres que aún están cerca del gobernador caído y en desgracia. Y hombres y mujeres que, finalmente, no ven a Carlos Menem como enemigo pero sí ven como enemigo a Beder Herrera. Así, los que prefieren restarle puntos a Quintela para sumarle a Menem serían parte de las razones que estarían haciendo engordar los indicadores de Menem.

En las calles no se oye tanto una pelea de Menem sí o no, sino una pelea entre Beder y Quintela. Allí parecieron cerrarse las cosas. Como si lo que estuviera en discusión, como sucede históricamente en buena parte del interior, es una elección del interior contra la Capital. Como si aquí unos fuesen representantes del riojano y otros de la Capital.

El resto de las variables en juego capaces de modificar resultados o explicarlos, son inmensas. Van desde variables más psi como la presencia de Carlos Nair hasta la existencia del voto cautivo vinculado a los vastos sectores de la provincia dependientes de los empleos públicos.

En tanto, si todo sigue como hasta ayer, Beder Herrera puede lograr consolidar lo que logró hasta aquí. Construyó su estrategia electoral en los últimos cuatro meses de gestión con la caja provincial: aumentó los sueldos mínimos de los maestros, sumó una “quincenita” de 250 pesos al sueldo de los empleados públicos y sus hombres recuerdan que compró el mismo número de ambulancias y de cangú, unas 40, que Maza en los últimos cuatro años. En esa línea, intentó maquillar su larga historia pública que lo hizo compañero y constructor de todas las alianzas políticas que empezaron y terminaron en la provincia. Beder Herrera sobrevivió a todas luego de formar parte de todas, desde 1985 en adelante. La última vez sucedió cuando era el vice del propio Maza.

En los últimos meses, ya de campaña, formó un gabinete trasversal con hombres del radicalismo como Gastón Mercado Luna y hombres de los sectores progresitas de la Iglesia como el ex cura Delfor Pocho Brizuela. Con ellos mejoró su imagen pero su futuro aún es un misterio. La semana pasada, logró sacarse una foto con el presidente Néstor Kirchner. Para entonces, desde el gobierno nacional le pidieron que incluyera los nombres de Quintela y de Fernando Rejal en la listas de diputados para octubre. Voceros del vicegobernador a cargo de la gobernación dicen que Quintela no, pero que tal vez puedan sumar a su segundo. Los neo bederistas, en cambio, aquella pata transversal del gabinete lo amenazaron: le dijeron que si aceptaba a alguno de los dos lo dejaban. En tanto, todo tiene tiempo de cambiar. En unas horas, las urnas finalmente dejarán su voto.

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Imagen: Pablo Piovano
 
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