EL PAíS › EL CRUCE DE LAVAGNA Y CARRIO, MAS DURO QUE EN LA CAMPAÑA

Un duelo de artillería pesada

Desde “viejo impostor”, a “va haraganeando de playa en playa” hasta “impostura social” o “no podría gobernar ni una semana”, son algunas de las frases que intercambiaron Roberto Lavagna y Elisa Carrió. Un cruce más duro que cuando competían por la presidencia.

Roberto Lavagna y Elisa Carrió dejaron de lado las medias tintas y salieron a decirse de todo en un tono que ni siquiera habían utilizado entre sí en la campaña que los enfrentó en busca de la presidencia en octubre pasado. Como si su reencuentro con Néstor Kirchner y su regreso al seno del PJ lo hubiera mimetizado con los dirigentes kirchneristas que a la hora de criticar a la líder de la Coalición Cívica no tienen ningún reparo en la elección de sus palabras, el ex ministro de Economía disparó: “Haraganea de playa en playa desde hace meses”. La chaqueña no se quedó atrás y lo acusó de haber adoptado una “impostura social” porque se presentó como candidato “opositor pero era parte del Gobierno”.

Los cuestionamientos entre Carrió y Lavagna fueron recíprocos y con todas las letras. Ambos compitieron en las presidenciales del 28 de octubre pasado y ni siquiera entonces llegaron al nivel que exhibieron esta vez. Cierto es que en la campaña tenían un denominador común: los dos competían contra la ahora presidenta Cristina Fernández.

La líder de la Coalición Cívica está anotada entre las más críticas a la entente entre Kirchner y Lavagna. Le conviene hacerlo porque la perfila aún más en su rol de opositora al kirchnerismo y tracciona sobre sectores del radicalismo que apoyaron al ex ministro.

El fin de semana, Carrió tildó al ex ministro de Economía de “viejo impostor” y ayer lanzó otra estocada: le reprochó haber adoptado una “impostura social” porque se presentó como candidato “opositor pero era parte del Gobierno”. “Tres millones de electores confundidos votaron a un opositor, cuando era parte del proyecto kirchnerista”, profundizó la chaqueña, quien consideró que eso “no pasa en ningún país del mundo”, y no dejó pasar la oportunidad para machacar que su espacio hará una oposición “clara, dura y cerrada”.

Carrió insistió en la línea de que lo de Kirchner con Lavagna fue “una coptación: la boa se deglutió a un hombre que sacó tres millones de votos”. Advirtió que “el problema es que en realidad el sistema político republicano depende de que exista Gobierno y oposición”, y en diálogo con Radio Continental afirmó que “nosotros teníamos claro que Lavagna era Kirchner. Gracias a Dios sostuvimos esta posición, pero esto el electorado no lo tenía claro”.

Lavagna recogió el guante: la definió como “una candidata que haraganea de playa en playa desde hace meses, cada tanto viene y fustiga a la sociedad argentina con alguna de sus premoniciones”. Advirtió también que Carrió “dice las cosas más absurdas, carece de una sola idea de gobierno y sería incapaz de gobernar el país ni siquiera una semana”.

La titular de la Coalición Cívica no sólo arremetió contra Lavagna, sino también contra Kirchner. Al ex mandatario le enrostró estar “produciendo el mayor vaciamiento de poder de la Presidencia” y acotó: “No se trata de una pareja reinante. Se trata de algo que expresa Kirchner muy claramente en la sociedad: el poder lo tengo yo, aunque tenga una vicaría circunstancial en la Casa Rosada a través de mi esposa”. Además, vaticinó para este año una inflación del “35 a 45 por ciento”.

En su réplica a Carrió a través de Radio Del Plata, el ex ministro incluyó una justificación a su mutación de candidato opositor asociado al radicalismo en Una Nación de Avanzada (UNA) a aliado de Kirchner en la reorganización del PJ. “Al país hay que sacarlo de esta política de calesita, que gira y gira desde hace cuarenta años, con los mismos procedimientos y conceptos”, señaló Lavagna y aclaró: “No hay defraudación ni panquequismo, ni hay ninguna de todas las barbaridades que he escuchado repetir casi como loros en manada”.

Lavagna se quejó del tratamiento que la prensa le dio a su acuerdo con el ex presidente y denunció que “hubo un claro intento de linchamiento periodístico, empezando por alguno que se sintió defraudado porque se considera periodista estrella y quedó al margen de la noticia”. Para dar mayor crédito a su denuncia aseguró que haber “recibido durante la campaña de algún medio de prensa importante un verdadero chantaje para unirnos hacia la derecha, y no lo hicimos y no lo voy a hacer”.

En la misma línea argumental, el ex titular del Palacio de Hacienda sostuvo que su decisión de participar en el reordenamiento del justicialismo encabezado por Kirchner “enfurece a algunos sectores de la derecha argentina, que tenían la esperanza de amontonarnos hacia la derecha en un proyecto que no es solo antikirchnerista, sino que tiene mucho de antiperonista”.

Lavagna manifestó ser “plenamente consciente” de que se asume un riesgo, pero aseguró que no le preocupa “la cosa personal”, ni tampoco la posibilidad de haber “rifado” su caudal político. Además, el ex ministro de Economía pidió “hacer un mínimo esfuerzo para creer” que las verdaderas intenciones de Kirchner son las de reorganizar el PJ y darles voz a las minorías, sin que ello signifique “ser tonto ni ingenuo”. A favor de su llamado a la credulidad, remarcó que “el ex presidente manifiesta su voluntad” de trabajar en ese sentido y recordó, a modo de ejemplo, que “en abril de 2002, cuando asumí el Ministerio de Economía, era unánime la idea que no se podía hacer nada, que la situación iba a empeorar”.

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Roberto Lavagna y Elisa Carrió, los protagonistas de un debate político con alta temperatura.
 
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