EL PAíS › CACEROLAZO PAQUETE Y MUY EXCLUSIVO

Recoleta dijo presente

 Por Alejandra Dandan

A Santa Fe y Callao volvieron los caceroleros. A las diez de la noche, la hora pico de la protesta, los manifestantes llegaron a 22. Tarcu extendía entre las manos uno de los carteles escritos a mano con la leyenda que se repetía una y otra vez, con mensaje directo: “Tu plata es tuya –decía–. ¡REACCIONA!”.

Entre el pequeño clan de manifestantes, a esa hora del día Cristina Fernández no era ni siquiera ya la Presidenta, sino una presencia “diabólica”. Las mujeres hablaban de seres “fronterizos” cuando se referían a los ministros y hombres del Gobierno y a desestabilizadores.

–Lo más grave es que quieren destruir las instituciones –decía una mujer.

–¿Cómo cuáles?

–La Iglesia. ¡Y no es que yo sea católica!

Tarcu, cartel en mano, juntaba ganas de protesta. Abogada, o ex de una AFJP de capitales nacionales, llevaba el cuello atado con una chalina verde agua, combinado con una precioso saquito de hilo. “Yo no estoy acá porque me quedé sin trabajo –explicó–, porque ya me ofrecieron uno para mañana.” Para la época del conflicto con el campo, ella es una de las pocas de la esquina que no estuvo metida en la protesta. Si no la única. No salió, dice, porque tenía mucho trabajo, cursa una maestría, pero en el tiempo libre mandó algunos mails, todos los que pudo, para dar una mano a los del agro. “Ahora sí salí –dice por fin– porque estoy harta: porque vos pensá esto, cuánta es la perspectiva de vida de un jubilado comparada con todos nosotros que no tenemos más de cuarenta años.”

Metros más adelante, una mujer sacudía unas dos ¿teteras?, ¿tacitas plateadas?, ¿cubeteras de plata? Otra le pegó durante un rato largo a una olla más vieja con un portalápiz de labios. Dante, en cambio, uno de los pocos varones, empezó a pedirles a todos un número de teléfono.

–¿Su celular? –decía a una y otra. En un larguísimo papel, Dante escribió números y números. Insistía con otras, y volvía a anotar. “¿Me hace un favor?”, les dijo. “Yo mañana paso diez mensajes, usted me asegura que le pasa a otros diez.” Aquellos mensajes dirán lo que dijeron ayer más temprano: habrá una cacerolazo en la misma esquina, entre las 20 y las 22. Para ese momento, esperan contar con más rating, al menos una presencia mayor de la oposición. Para la noche –les dijo Dante a las señoras– voy a ver si traigo la bocina del barco.

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