EL PAíS › TRAS LA VISITA A FRANCIA, EL BALANCE OFICIAL Y LOS PRóXIMOS DESAFíOS POLíTICOS

Un regreso mirando de reojo al campo

Aunque no se haya conocido ayuda de Francia para refinanciar la deuda con el Club de París, en el Gobierno consideraban positivo el resultado del viaje de CFK. Preocupación por los errores cometidos durante el lockout y por la imagen presidencial.

 Por Daniel Miguez

Las 38 horas que pasó en París Cristina Fernández de Kirchner arrojaron un balance positivo para los ojos oficiales, pero no ocultaron la preocupación por cómo superar las duras tres semanas que precedieron al viaje, marcadas por el conflicto con los productores agropecuarios.

Según la perspectiva oficial, la Presidenta cosechó bastante en una visita que iba a ser complementaria de un viaje a Londres, suspendido por el lockout de las cámaras del agro. Ese balance señala que tuvo un protagonismo político inusual por su actitud de jugar fuerte en pos de la liberación de la ex candidata presidencial de Colombia Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC. Hablar en la calle ante 15 mil personas y encabezar una marcha de esa multitud, entre quienes estaban el canciller Bernard Kouchner, la ministra de Justicia, Rachida Dati, la primera dama Carla Bruni, Jean Sarkozy –el hijo del presidente– y familiares de Betancourt, la puso en un lugar destacado que los medios de comunicación franceses reflejaron ampliamente. Sarkozy le agradeció enfáticamente su posición, el mismo énfasis que puso para transmitirle “el valioso rol” que, a su juicio, cumple Hugo Chávez, para lograr la libertad de los rehenes. Una forma de pedirle que en este tema se alinee con el presidente venezolano.

Y en lo económico, el balance oficial destacó que CFK logró cerrar el financiamiento del tren bala a Rosario y Córdoba, así como la promesa de futuras inversiones en desarrollo ferroviario, gas y energía nuclear. Además, la intención declarada de Sarkozy y del primer ministro, François Fillon, de aumentar las relaciones comerciales con el país, en la lógica de que Argentina necesita inversionistas y Francia, expandir sus mercados. En el mismo sentido se interpretó como valioso que el presidente francés se haya comprometido a venir a la Argentina a principios de 2009.

En cambio, nada se supo del resultado de las gestiones para lograr que Francia ayude a la Argentina en su plan de refinanciar la deuda con el Club de París. Ante el silencio hay dos hipótesis: o le fue mal, o le fue bien y CFK y Sarkozy acordaron no dar a conocer el contenido de esa conversación.

En la comitiva se palpaba que había mucha atención puesta en los días por venir en la Argentina y una búsqueda de remontar la cuesta. Era un tema recurrente en los off the record con los periodistas o en las charlas informales, la necesidad de que el Gobierno retome la iniciativa, de cambiar algunas estrategias y herramientas que –desde su perspectiva– fueron adecuadas en la gestión de Néstor Kirchner pero ahora parecen desgastadas y, sobre todo, que la Presidenta pueda revertir la caída de su imagen.

“Hubo errores, es obvio. Si no, no estaríamos en esta situación. Básicamente tuvimos muchos problemas de comunicación”, admitía ante Página/12 un funcionario con peso específico en la primera línea del Gobierno. En ese empastamiento de la comunicación el hombre abarcaba a quienes debían ser los comunicadores ante una situación como la que se dio con el lockout. Las preferencias se volcaban a políticos o economistas del oficialismo con un perfil intelectual y que aún conservan niveles de aceptación en la clase media.

Un ministro coincidía con esa descripción, pero le agregaba más valor negativo al primer paso dado en falso en el conflicto con los productores agropecuarios. Y una de las referencias contundentes que daba es no haber previsto la reacción de –y luego no haber separado rápidamente a– la Federación Agraria del resto de los sectores. Porque si bien su titular, Eduardo Buzzi, pagará un costo inevitable por aliarse con la Sociedad Rural, el que pagó el Gobierno fue mayor. “Cuando uno toma una medida tiene que saber con la mayor exactitud posible las consecuencias que va a tener. Después, si se decide tomarla, está muy bien, pero siempre siendo absolutamente consciente de lo que nos va a deparar. No podemos darnos el lujo de actuar sin esa previsión, porque por errores nuestros termina pagando el pato la Presidenta”, razonaba. El juicio hacía referencia a la alta exposición que debió afrontar CFK, hablando cuatro veces en una semana, cometiendo errores y concentrando el enojo de un sector de la clase media, justamente cuando el Gobierno aspira a recuperar el apoyo de ese sector social. “Hay que tener cuidado porque todas las balas le van a ella y nosotros (los funcionarios) deberíamos estar para recibirlas y preservar a la Presidenta de los ataques”, comentaba uno de los legisladores que integraban la comitiva.

A otro funcionario le preocupaba que algunos espacios, creyendo ver debilidad en el Gobierno, se estaban a animando a desafiarlo. A la vista están las actitudes y declaraciones de los últimos días de los gobernadores de Córdoba, Juan Schiaretti, de Santa Fe, Hermes Binner, y de Chubut, Mario Das Neves, además del senador Carlos Reutemann. “Este es el momento en que mayor cohesión tiene que haber en el Gobierno, porque hay sectores que estaban esperando un momento propicio para pasarnos facturas –señalaba otro de los que viajaron a París con la Presidenta–. Entonces tenemos que estar codo a codo, no podemos distraernos ni un momento en ningún tema por más trivial que parezca y mucho menos jugar internas, eso sería imperdonable.”

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Cristina Kirchner, ya de regreso de su viaje a Francia, en una presentación realizada ayer con la ministra Ocaña.
 
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