EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER NO TIENE EN SUS PLANES INMEDIATOS RECIBIR AL VICE

Su corazón le dice otra cosa

El ministro del Interior dijo que “cuando llegue el momento” la Presidenta podría recibir a Cobos. Pero no sería mientras el vice continúe reclamando un encuentro en forma pública. En la Rosada no quieren ir “atrás” de las iniciativas del radical.

 Por Daniel Miguez

¿La presidenta Cristina Fernández de Kirchner se reunirá con el vice Julio Cobos?, le preguntaron ayer al ministro del Interior, Florencio Randazzo. “Cuando llegue el momento no va a haber ningún problema”, respondió. Pero lo que no dijo es que ese momento tardará bastante en llegar, según pudo averiguar PáginaI12.

“Mientras Cobos le siga pidiendo la reunión por los diarios, que se olvide”, dijo un funcionario de la Casa Rosada a este diario.

La demora en el reencuentro tiene básicamente dos fundamentos. Por un lado, la herida que le produjo a la Presidenta el voto de Cobos en el Senado, que determinó el rechazo al proyecto oficial de retenciones móviles, aún está abierta y lejos de cicatrizar. Por otro, el Gobierno no quiere ir atrás de la iniciativa política del vicepresidente, que, según dicen en la Casa Rosada, hace movidas mediáticas para pedir esa reunión, pero nunca la gestionó por los caminos políticos usuales.

El lunes, Cobos se había reunido con los radicales K –el diputado Daniel Katz, el intendente de Junín, Mario Meoni, y el funcionario de Cancillería Horacio “Pechi” Quiroga– para analizar los pasos a seguir. La reunión fue en la oficina de Cobos en el Senado, ya que a su despacho en la Casa Rosada hace mucho tiempo que no va –desde la fallida convocatoria que hizo a los gobernadores cuando el proyecto aún se discutía en la Cámara de Diputados–. De allí, Katz salió a informar que aún se sentían parte del Gobierno, pero casi como pares del kirchnerismo y no como acompañantes de las decisiones de la Presidenta. Tras la aclaración, trasmitió que Cobos le reclama una reunión a la Presidenta.

En el Gobierno nadie va a salir a responder formalmente. En todo caso, serán declaraciones de circunstancia, como las de Randazzo, pero siempre en la línea de no victimizar a Cobos con, por ejemplo, los consabidos calificativos de “traidor” y otros adjetivos por el estilo. Ayer, el ministro del Interior, al hablar del voto de Cobos en el Senado, lo encuadró en “una decisión que no compartimos” porque él, al aceptar integrar la fórmula con Cristina, también aceptaba “formar parte de un proyecto”. “Habrá votado según su conciencia, creo”, remató Randazzo. Ya días atrás, el jefe de Gabinete, Sergio Massa, había ido más allá al decir que la actitud de Cobos en el Senado había sido “valiente” por haber actuado según sus convicciones.

Es que uno de los capítulos aprendidos por el Gobierno tras el largo conflicto con los productores agropecuarios y algunos medios de comunicación es que la confrontación permanente y en varios frentes a la vez, que tan buenos resultados le dio a Néstor Kirchner en su presidencia, no sólo no surte el mismo efecto en el mandato de Cristina, sino que es contraproducente.

Por eso, pelearse con Cobos, que aún conserva una imagen altamente positiva según varias encuestas, no resultaría aconsejable porque podría dañar al Gobierno tanto como acrecentar el capital político del vicepresidente. Pero también en la Rosada se cuidan de no aparecer débiles ante el repentinamente activo Cobos. En síntesis: ni palos ni reunión.

Justamente el “caso Cobos” fue uno de los detonantes para la salida de Alberto Fernández como jefe de Gabinete. Según fuentes que suelen visitar la quinta presidencial de Olivos, una de las tantas tareas de Fernández era ser el guardián de la fidelidad de Cobos. Si realmente era así, es obvio que el vicepresidente se le escapó de las manos.

En la Casa Rosada, aun los que no eran amigos del ex jefe de Gabinete también dan un argumento que parece atenuar las responsabilidades de Fernández. Y es que Cobos cambió oportunamente de managers. En el Gobierno nadie parece tener las más mínima duda de que Cobos abandonó a Fernández para pasar a ser pupilo de dos viejas glorias de la rosca radical: el ex ministro del Interior Enrique “Coti” Nosiglia y el ex diputado mendocino Raúl Baglini. Creen que, sin el asesoramiento de ellos, a Cobos nunca se le hubieran ocurrido las sucesivas movidas que lo reposicionaron. Desde aquel pedido de que las retenciones móviles sean tratadas en el Congreso, pasando por la reunión con gobernadores opositores, hasta terminar votando en contra en el Senado, para coronar el conjunto de acciones con un mediático viaje en auto a Mendoza –en vez de en avión– para ir cosechando ovaciones en cada pueblo sojero del camino.

Cuando esas ovaciones se vayan acallando, según lo reflejen los sondeos de opinión, y el tiempo tamice el enojo de Cristina, se estará más cerca de un encuentro. Pero para eso, de acuerdo con quienes están más cerca de CFK, faltan bastantes días.

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Cristina Fernández, ayer, en Salta, donde inauguró una turbina de la Central Térmica Güemes.
Imagen: Télam
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