EL PAíS › DESDE LEóN GIECO HASTA CALLE 13, EN UNA FIESTA INOLVIDABLE

Pogo, memoria y hip hop

Charly García cerró el festival con el Himno Nacional Argentino. Durante más de diez horas, la multitud disfrutó de una oferta ecléctica de ritmos y géneros. También se presentó el combo “Músicos con Cristina”. El final fue con fuegos artificiales.

 Por Luis Paz

El Festival por los Derechos Humanos acabó siendo el encuentro musical más convocante del año: unas 150 mil personas se dieron cita en la Plaza de Mayo para disfrutar de un abanico de músicos populares. Charly clausuraba anoche, al cierre de esta edición, la jornada que había sido suspendida debido al mal clima del viernes, corolando un festival en el que los jóvenes vitorearon a No Te Va Gustar y Calle 13, los mayores se llenaron de emoción con León Gieco, Víctor Heredia y Teresa Parodi y los del medio rejuvenecieron bailando cumbia, vibrando rock y haciendo pogo.

El “gracias Néstor, fuerza Cristina” que Mavi Díaz apuró al micrófono a media tarde resumió el mensaje de los “Músicos con Cristina”, un combinado de artistas variopintos que desplegó covers de Pappo (“Juntos a la par”) y Soda Stereo (“Zona de promesas”). Era el primer momento de comunión entre lo que pasaba en el escenario y las políticas de este Gobierno. Las murgas colorearon el escenario luego, también con un agradecimiento a los Kirchner: “Queremos agradecerles por recuperar el feriado de Carnaval, otra cosa que nos había robado la dictadura”, vivó el portavoz de casi un centenar de murgueros, algunos de apenas cinco o seis años, otros ya crecidos, pero todos por igual emocionados por hacer lo suyo en la Plaza de Mayo, un espacio que también es jurisdicción de ese gobierno de la Ciudad que los corre de las calles y pone trabas a su trabajo cultural.

“Ahora recibimos a un cantautor que se la jugó en una época en que se podía decir poco”, anunció Federica Pais, en la conducción del encuentro. Entre tanto candidato posible, subió Ignacio Copani para preguntarse “Cuándo será al revés”, y responderse (respondiendo a los presentes): “Cuando se termine de aplicar la Ley de Medios”. Siguió Cumbia Social, un combo tropical de San Vicente con algunos miembros militantes de La Cámpora: “Yo soy así, peroncho soy / de la cabeza voy / y vamo’ a volver / con la gloriosa JP”, conmovieron, entre risas, antes de “La cumbia de Cristina”.

Luego de un segmento militante pero de emociones aún relajadas, que había comenzado con Pier a las 15 y Los Olimareños a la hora en que en el campo recién se empieza a servir el asado, llegaron Víctor Heredia, Teresa Parodi y León Gieco para demostrar que toda música que se precie de ser popular debe incluir, para ser virtuosa como tal, un tono de protesta: entre “Sobreviviendo” y “Ojos de cielo” (Heredia) y “Todo cambia” y “La canción es urgente” (Parodi) se multiplicaron los aplausos de los que pasaban los 40 en una plaza arbolada por adolescentes.

León tuvo una de las estancias más largas sobre el escenario. Arrancó sólo con la humildad de su guitarra y la inmensidad de “La memoria”, y luego se le sumó el grupo pesado D-Mente para revivir con los dientes apretados a “El fantasma de Canterville”, “La mamá de Jimmy” y “El ángel de la bicicleta”, esa hermosa canción en la que pide: “Bajen las armas que aquí sólo hay pibes comiendo”. Con Gieco, Heredia y Parodi se dio un largo instante de belleza y emoción, de una pasión y un oficio conmovedores.

Según calculó Federica Pais, 120 mil personas vieron a Kevin Johansen agradecer “a la generación de León, Víctor y Teresa por su lucha”. Y luego, interpretar su (según el músico) cumbia glam “En mi cabeza” y “McGuevara”, donde con ironía cuestiona la barba y la remera del Che sin trasfondo militante, pero también admite la importancia de la oposición, por más leve que sea, a las corporaciones. También hubo actores en plan de recitado. Fernán Mirás, María Onetto, Leonardo Sbaraglia, Soledad Silveyra y Andrea del Boca, entre otros, leyeron poemas, reflexiones y escritos de Brecht, Walsh, Zitarrosa y Gelman. A Sbaraglia le tocó leer un fragmento de la Carta Abierta a la Junta Militar, un momento emocionante solo empañado porque los técnicos de No Te Va Gustar no podían esperar a que terminara para probar sonido. Los uruguayos enloquecieron a los más jóvenes, Bajofondo Tango Club removió recuerdos de milonga en otros y Vicentico le cantó al amor y a las Madres de Plaza de Mayo. Calle 13, como antesala de lo que sería la reunión de Charly García y León Gieco en el escenario, provocó con sus rimas incandescentes a todas las caderas que no habían dado cuenta de la caravana de músicos, ritmos y propuestas que desfilaron por el escenario florecido en Plaza de Mayo.

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El sistema del mapping esta vez tuvo como escenario la fachada de la Casa Rosada.
Imagen: Rolando Andrade
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