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La cobertura de Propaganda Dos, del Almirante Cero y de Caselli

Nicolás Ciccone, el actual presidente de la empresa, conoce bien a la Policía Federal. Fue cadete antes de seguir con la empresa familiar, fundada en 1951 y siempre en buenas relaciones con el Estado, del que es proveedora habitual.
El site de la firma detalla que Ciccone pegó el gran salto en 1978. Sin embargo, no explica la razón principal. En ese año logró el contrato para imprimir las entradas del Mundial de Fútbol que se jugó en la Argentina. La pieza clave del negocio fue el almirante Carlos Alberto Lacoste. Lacoste era ministro de Bienestar Social y presidía entonces el Ente Autártico Mundial ‘78. Las entradas quedaron concesionadas por contratación directa.
Lacoste era miembro de la Logia Propaganda Dos, fascista y relacionada con las cajas negras de la ultraderecha católica, que encabezaba en Italia Licio Gelli y funcionaba en la Argentina con gran fluidez gracias a la incorporación de personajes como el entonces comandante de la Marina Emilio Massera, jefe de Lacoste, y el ahora procesado por robo de chicos y entonces jefe del Primer Cuerpo de Ejército Carlos Guillermo Suárez Mason.
De esa misma época de relaciones carnales con Lacoste datan los negocios de Ciccone con la Lotería Nacional.
También de esa época son sus contactos con Miguel Angel Egea, vinculado a la vez a los negocios del masserismo, y a Alberto Kohan, secretario general de la Presidencia con Carlos Menem.
En la época menemista fue importante para Ciccone la relación con Hugo Anzorreguy, entonces jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado y siempre un buen suministrador de consejos legales. También lo fue Esteban Caselli, subsecretario general de la Presidencia, embajador en Roma y secretario de Culto. Caselli tiene excelentes lazos con Angelo Sodano, secretario de Estado y virtual primer ministro del Vaticano. Más cerca, aquí en la tierra, fue el secretario general de la gobernación de Buenos Aires durante el fugaz mandato de Carlos Ruckauf. Mientras Ruckauf reinaba, antes de su valiente paso a la Cancillería, Caselli gobernaba. Así fue que durante ese momento Ciccone consiguió imprimir los Patacones y las chequeras del Banco Provincia de Buenos Aires.
Durante el gobierno de Menem ganó la licitación de los pasaportes y las cédulas y se convirtió en el principal proveedor de tecnología para la impresión de billetes en la Casa de la Moneda, el área que manejaba Armando Gostanian.
Fernando de la Rúa también dio su protección a Ciccone a través de su primo Eduardo de la Rúa, tesorero de la campaña de 1999 y apoderado del Banco Financiero durante la gestión de Fernando de Santibañes, que con De la Rúa terminó siendo sucesor de Anzorreguy en la jefatura de la SIDE. Gracias a estas relaciones Ciccone pasó incólume una demanda del Banco Nación por incumplimiento de la calidad pactada en la impresión de chequeras.

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