EL PAíS › MUESTRAS DE APOYO A LA PRESIDENTA EN LA PUERTA DE LA FUNDACIóN FAVALORO

“No aflojamos si vos no aflojás”

Los deseos de una rápida recuperación y las expresiones de aliento fueron constantes durante toda la jornada, de parte de militantes de diferentes agrupaciones y también de ciudadanos no encuadrados que concurrieron por su cuenta.

 Por Ailín Bullentini

Todo se multiplicó en la puerta de la Fundación Favaloro entre la noche del lunes y el mediodía de ayer: el apoyo a la Presidenta, los carteles con deseos de “Fuerza, Cristina”, la militancia, las cámaras y los micrófonos movileros. “Pasamos una angustia tremenda, pero por suerte ya estamos contentos. Si ella está animada, nosotros estamos animados”, se esperanzó Marita, que salió rápido del trabajo pasado el mediodía, se puso su remera-collage con fotos de CFK y corrió hasta la Avenida Belgrano al 1700 a reunirse con sus amigos, los “pingüinos de Facebook”, un grupo “independiente de cualquier agrupación”, unido “por amor a Cristina”.

El desfile por la puerta principal de la clínica en donde se recupera Fernández de Kirchner fue constante. Algunos pasaron la noche allí –y se fueron retirando entrado el mediodía de ayer–, como los integrantes de las agrupaciones Tupac Amaru, Kolina, Los Kumpas, Octubres, Movimiento Evita y Nuevo Encuentro. “Quisimos estar, ella sabe que estamos en la puerta y seguro se pone más contenta”, dijo Norma, de la agrupación social y política nacida en Jujuy. “La multitud apareció después de las 9, más o menos”, calculó Diego, que desde esa hora se aprestó a armar su improvisada parrilla en la mitad de la avenida. Tampoco faltó la bebida, gracias a un par de vendedores ambulantes que salvaron su día.

Muchos se acercaron un rato y se fueron, como Agustín, el nene que quería “conocer a Cristina en la vida real” –a quien se vio por TV cuando se realizaron los festejos del 25 de Mayo–, que estuvo un rato con su papá. De ellos, varios dejaron su huella en el lugar a través de carteles con mensajes de aliento que fueron ubicando como rompecabezas en la fachada de la clínica. Cuando las cartulinas, los dibujos y las firmas de agrupaciones políticas cubrieron por completo el logo de la Fundación Favaloro –esa gran escultura que recibe a los pacientes en la vereda– fue “suficiente”: los efectivos policiales que ayer custodiaban el lugar –en todos sus ingresos y egresos– ubicaron vallas de contención, que también, claro, fueron forradas de banderas.

“Fuerza, Cristina” fue el denominador común de los deseos. “Nosotros no aflojamos si vos no aflojás”, “Mejorate pronto, te queremos”, “El pueblo te necesita”, “Te amamos”, “Sos irremplazable”, firmaron varios nombres de pila de Hurlingham, Lanús, Esteban Echeverría, San Nicolás y Morón, entre varios otros lugares. “Alicia, una argentina que recuperó la esperanza” le escribió al cardiólogo René Favaloro, fundador del sanatorio: “Sus esfuerzos no fueron en vano. En su clínica y con su sobresaliente equipo de médicos se está poniendo a salvo la vida de nuestra Presidenta”. Entrada la tarde, un grupo de enfermeros mezclaron entre posters y cartulinas un mensaje a los militantes: “Tranquilos, compañeros, somos soldados de Cristina”.

“Uy, ¿dónde está mi Presidenta? Acá está, mi amor.” Hortensia recogió la boleta electoral con la cara de la jefa de Estado que se le había caído de la solapa y la besó. Hace poco tuvo una neumonía que la dejó “con un poco de anemia” y aseguró que anoche no pudo dormir; sin embargo, se pasó la mañana bajo el sol. “Vine por ella, porque la quiero con locura –confesó mientras se tomaba un descanso, sentada en el escalón de una vidriera lindera a la Fundación–. Si nadie como ella se acordó de los jubilados.” Se repuso cuando vio que un grupo de “autoconvocados” se rearmó alrededor de la pancarta de ánimo que sostuvieron en alto toda la mañana para perpetuar el momento en una foto. Y se sumó a la pose y a los cantos, que recomenzaron entonces: “Cristina, Cristina, Corazón, el pueblo está con vos”.

La preocupación de Lucía, en tanto, fue menos sincera. “Kristina, renuncie”, le pidió a la mandataria a través de una pizarra porque “así, con ese estado deplorable de salud, nadie puede gobernar”, explicó la integrante –dijo– de la “Agrupación del Corazón. Somos peronistas apartidarios que luchamos contra la corrupción, la perpetuación en el poder y la entrega del país”. La mujer, sola, se paseó unos minutos por Venezuela, la calle en la que desemboca la salida trasera de la Fundación Favaloro y que estuvo “custodiada” desde la noche del lunes por integrantes de la Tupac. “Vengo a despertar a los 50 millones de argentinos”, gritó ante los micrófonos, luego de que miembros de la agrupación jujeña le quitaran el cartel de las manos.

Frente a la puerta principal, y “para que la gente sepa lo que verdaderamente pasa”, Cristina, de la agrupación Octubres, repartió entre los peatones hasta la última copia del parte médico de la clínica que tenía en sus manos, confiada en que varios sienten como ella: “Los que le desean el mal a la Presidenta no son más de 20, pero no-sotros somos muchos más”. Ro-ssana cambió de mano la fotocopia con la noticia que tranquilizó a varios, ayer al mediodía, y agarró el último paty que le quedaba a Diego sobre la parrilla. Pasadas las 16, el asador se apresuró a limpiar todo y levantó campamento.

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Con carteles y pancartas, muchas personas se acercaron hasta la clínica para acompañar a Cristina Fernández.
Imagen: Bernardino Avila
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