ESPECIALES › SUPLEMENTO 21º ANIVERSARIO > LA PRESIDENTA HABLó EN LA ASUNCIóN DE NéSTOR KIRCHNER COMO TITULAR DEL PJ Y PREFIRIó NO CONFRONTAR

“Hay que evitar los enfrentamientos”

Kirchner sorprendió al cederle la palabra a CFK, quien sin mencionar el lockout habló de gobernar “sin rencores, sin antagonismos”. Moyano y Capitanich fueron los portavoces de las críticas a los ruralistas. Hubo incidentes entre los camioneros y la Uocra.

 Por Martín Piqué

Néstor Kirchner y Cristina Fernández, en el estadio de Almagro, transmitieron un mensaje implícito al campo.

“Me permito invitar a nuestra compañera Presidenta a que nos dirija la palabra.” Lo único que dijo Néstor Kirchner en su publicitada asunción como titular del Partido Justicialista sorprendió a los que escuchaban. Que, en ese momento, no eran todos los que se habían dado cita en la modesta cancha de Almagro. ¿Qué llevó a Kirchner a correrse del centro de la escena, a dejar para otra oportunidad su rol de policía malo ante el lockout rural? Eran las 18.15 y el comienzo del acto se había demorado una hora. En el palco se veían caras de preocupación porque los graves incidentes en la tribuna opuesta eran ya indisimulables. La razón del cambio quedará para la historia (los organizadores deslizaron que el objetivo era contradecir la hipótesis del “doble comando”). Lo cierto es que a pesar de las versiones que habían salido desde la Rosada, que mencionaban a Kirchner como orador de cierre, al final fue la Presidenta quien hizo el discurso central. “Voy a ejercer la responsabilidad de gobernar sin rencores, sin antagonismos y falsas divisiones artificiales en el pueblo”, prometió entonces CFK. Era un mensaje contemporizador, un gesto que alentaba la negociación con los dirigentes agropecuarios en el marco del Acuerdo del Bicentenario. Y así fue interpretado.

Nadie esperaba que la Presidenta hablara en un acto que parecía preparado para su esposo. Le tocó hablar ante un estadio que comenzaba a despoblarse y con la mayor parte del auditorio concentrado en la pelea de los gremios. Era un ámbito partidario, que no dejaba de representar a un sector. Tras las cortas palabras de presentación que le dedicó su esposo, CFK se subió a la tarima negra que tenía un enorme escudo justicialista. Desde allí pronunció un discurso que no incluyó el adverbio “humildemente” pero que tuvo el mismo sentido. No hubo cuestionamientos a los productores rurales que impulsan la protesta, tampoco quejas por la decisión de los ruralistas de enfrentar al Ejecutivo para obtener más rentabilidad. “Tenemos que evitar los enfrentamientos y las divisiones, que sólo han servido para dividir al pueblo y para que nuestro país se llenara de fracasos y frustraciones. Quiero decirles a todos que este esfuerzo de distintos partidos necesita del esfuerzo de todos los argentinos”, señaló. Mientras la Presidenta seguía con su llamado al Pacto Social –el llamado Acuerdo del Bicentenario que la Rosada quiere anunciar el 25 de mayo–, detrás de las vallas se empezaron a ver movimientos desesperados de brazos. También se escuchaban silbidos. Eran los manifestantes de las primeras filas que alertaban sobre los incidentes que se estaban produciendo sobre el campo de juego. Concentrada, Cristina seguía con su discurso. “En este proceso en que los trabajadores han vuelto a recuperar el salario y los empresarios la rentabilidad, convocamos desde este espacio a todos los argentinos sin distinción a debatir y discutir en un marco democrático para profundizar la transformación”, planteó.

Detrás de la Presidenta se veían las caras adustas de Kirchner y del resto de las autoridades del PJ. Los miembros del Consejo Nacional se habían ubicado por orden de importancia. En la mesa principal estaban Kirchner y los cinco vicepresidentes del partido: los gobernadores Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio Urribarri (Entre Ríos) y Jorge Capitanich (Chaco), la diputada nacional Beatriz Rojkés (esposa del gobernador de Tucumán, José Alperovich) y el secretario general de la CGT, Hugo Moyano. Vestido con una campera de cuero clara, el camionero estuvo en el centro de las miradas. Como en el traslado de los restos de Perón a San Vicente, sus hombres habían quedado envueltos en un enfrentamiento muy duro con los afiliados de la Uocra. Moyano cruzó varias veces la mirada con el titular del gremio de la construcción, Gerardo Martínez. Según testigos que vieron la escena, los gestos de ambos reflejaron impotencia.

El acto había comenzado con el hijo de desaparecidos Juan Cabandié, flamante secretario de Juventud. Su aparición fue saludada por el clásico cantito de la JP: “Somos de la Gloriosa/Juventud Peronista”, lo saludaron los militantes de La Cámpora y de la juventud del Movimiento Evita. Siguió con el discurso de Moyano, quien pudo abstraerse del mal momento por un rato. Desde el micrófono combinó críticas a la protesta del campo y a la oposición (“Algunos cortan las rutas e impiden que llegue el pan a la mesa de los argentinos”, cargó) con un llamado a negociar sin exclusiones: “A la patria la arreglamos entre todos o no la arregla nadie.” Luego llegó el turno de Capitanich. El chaqueño se ganó abrazos y felicitaciones con un discurso de barricada. “Ayer en el Congreso vimos la misma Alianza que se fue en el 2001 en helicóptero dejando muertos en la Plaza de Mayo”, arremetió.

Mientras en el sector VIP estaban atentos a lo que se decía desde el micrófono, detrás de las vallas el foco de atención eran las piedras, los botellazos y los palos que volaban entre la Uocra y Camioneros. Los incidentes más graves fueron entre ambos sindicatos, aunque luego hubo un choque aislado entre la columna del municipio de Ituzaingó y los manifestantes que habían llegado desde Tucumán para apoyar a Alperovich.

La pelea histórica entre camioneros y obreros de la construcción derivó en corridas y miedo en el resto del estadio, sobre todo en las filas movilizadas por los intendentes, donde habían mujeres y niños. El debut de Kirchner como presidente del PJ lo encontró ante una realidad nueva, con la que nunca había tenido que lidiar en sus cuatro años de mandato: se había desatado una batalla campal en sus propias narices. La bienvenida que le prestaba el PJ en su debut como presidente del partido volvía a mostrar la cara autodestructiva de una fuerza política que en varias ocasiones tendió a fagocitarse a sí misma. Algunos hasta llegaron a recordar el cajón de Herminio Iglesias. “Los de la Uocra nos estaban esperando, como en San Vicente. A nosotros no nos dejaron entrar”, protestó ante Página/12 el camionero Alfredo Flores. “Esto estuvo mal organizado. Habría que haber elegido un estadio grande, como para un superclásico, con la Uocra y Camioneros como dos hinchadas rivales que entran por ingresos diferentes”, reflexionó ante este diario el intendente ex menemista de Ezeiza, Alejandro Granados.

Encuentro con Adeba

Luego del acto de asunción en el PJ de Néstor Kirchner, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió en Casa de Gobierno a directivos de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba). El encuentro, que se realizó en el marco del Pacto del Bicentenario, se prolongó poco menos de una hora y se discutieron aspectos de la economía y políticas para el sector bancario. Estuvieron presentes por Adeba su titular, Jorge Brito (Macro), Antonio Garces (Galicia), Jorge Stuart Milnes (Patagonia), Clarisa Liffic (Hipotecario), José Luis Pardo (Mariva) y el director ejecutivo de la entidad, Norberto Peruzotti.

Publicada el 15 de mayo de 2008.

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