ESPECIALES › ENTREVISTA > MILAGROS BARBIERI, COORDINADORA DE CAFé CULTURA NACIóN.

“La dignidad de la palabra”

–¿Cuál es la idea del ciclo?

–Café Cultura Nación empezó en 2005. Fue una apuesta del secretario de Cultura, José Nun, por alentar la creación y la recuperación de espacios de debate. Era difícil, porque implicaba discutir no sólo sobre arte o literatura argentina, sino sobre el país que queremos, sobre nuestros modos de vivir.

–¿Cómo recibe la propuesta la ciudadanía?

–A medida que fuimos construyendo el programa, empezaron a llover los pedidos de provincias y de ciudades para hacerlo. Confirmamos que existía la necesidad de dialogar, de recuperar la dignidad que conlleva el uso de la palabra, sobre todo, en localidades que habían sido sistemáticamente ignoradas por políticas culturales que no tenían como objetivo la construcción de un país federal, que nosotros sí tenemos como prioridad.

–¿Cómo es un encuentro de Café? ¿Sobre qué se habla?

–Los encuentros son semanales o quincenales. En 20 o 30 minutos, el invitado plantea un tema, y a partir de ahí se abre el juego a que los demás opinen, pregunten, discutan. Este año, abordamos los siguientes ejes de trabajo: el Bicentenario, la niñez, los derechos y las políticas públicas. En ese marco, consensuamos estratégicamente con cada localidad o provincia, con cada socio (mutuales, clubes, centros culturales, comedores, etc., donde se desarrollan los encuentros) qué tema quieren trabajar.

–¿La Ciudad de Buenos Aires necesita recuperar estos espacios de discusión?

–El camino recorrido es atípico: es un programa que se implementó en distintas localidades y recién llega a la Ciudad de Buenos Aires cuando se hace imprescindible. Si bien entendemos que hay una sobreoferta cultural, los espacios donde se gesta nuestra cultura están siendo desatendidos, y nuestros contenidos son otros.

–¿Qué frutos han dado estos encuentros?

–Los Cafés abren la posibilidad de tejer redes y armar nexos. El programa es como un puente que permite conocer lo que pasa en otros lados y generar proyectos para la comunidad. A medida que va apoderándose de este espacio, la gente lo aprovecha más. En General Pinto, luego de la visita de Rodolfo Mederos, surgió el proyecto de abrir una escuela de tango. En Lincoln, se creó la Dirección del Consumidor, a partir de la visita de Patricia Vaca Narvaja. En el barrio San Pablo, de General Pacheco, abrirán un bachillerato para adultos. Sin la excusa del Café Cultura, eso no hubiera sucedido. Aspiramos a que ocurra sin nosotros; lo que este ciclo permite es disparar la posibilidad.

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Milagros Barbieri
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