ESPECTáCULOS › UN PREMIO ESPERADO

El oro para los amigos

 Por Emanuel Respighi

Ideado inicialmente para el cable, “Los simuladores” nació del entusiasmo por actuar juntos de Alejandro Fiore y Martín Seefeld, que eran amigos mucho antes de idear el proyecto. Sin saber a ciencia cierta qué tipo de programa querían realizar, los amigos convocaron primero a los actores Federico D’Elía y Diego Peretti y luego al joven director Damián Szifrón, quien soñaba con una carrera de director de cine. Fue Szifrón –que este año estrenó su primer film En el fondo del mar– quien propuso a los actores hacer un programa de televisión narrando las andanzas de “un equipo de justicia paralela” que opera en la realidad argentina trabajando a destajo sin que su accionar sea público. Sin un gran presupuesto al que aferrarse, Szifrón planteó que el programa debía distinguirse por su calidad estética y por el cuidado de sus guiones. El equipo grabó un programa piloto que cautivó a Claudio Villarruel, director de contenidos de Telefé. En una entrevista a Página/12, Peretti confesó que hacer un piloto medianamente interesante en aquellas condiciones “fue como ganarse la lotería”. Lo que siguió tuvo mucho menos de fortuna y bastante más de trabajo y creatividad.
Combinando dosis de acción, suspenso y humor, el ciclo de unitarios se destaca, ya que este año cumple su segunda temporada, por su originalidad en materia estética y autoral, como había soñado el realizador. La idea de centrarse en el trabajo de un grupo comando que se encarga de solucionarles a sus clientes todo tipo de problemas cotidianos, a partir de la creación de una falsa realidad, logró diferenciarse con éxito de las tiras costumbristas de la factoría Pol-Ka, otorgando a la ficción televisiva argentina un nuevo aire. El recurso de hacer cómplices de las simulaciones a los televidentes fue central en el efecto del programa. Una de las atracciones del programa es que el grupo de simuladores está dividido como si fuera un cuerpo humano, en el que cada pieza tiene una función específica: Mario Santos (D’Elía) vendría a ser el cerebro, Pablo Lampone (Fiore) la fuerza, Emilio Ravenna (Peretti) el espíritu, y Gabriel Medina (Seefeld) el corazón, la parte sensible. Armar un grupo heterogéneo de personalidades ficticias, del que los televidentes desconocen las vidas privadas –al mejor estilo de las viejas series estadounidenses–, fue obra de Szifrón.
La tarea del director marca a fuego la calidad del ciclo, cuyo primer capítulo de este año midió más de 30 puntos de rating promedio. Un tanto por razones económicas y otro tanto por conservar las virtudes del trabajo artesanal, “Los simuladores” está escrito, editado y dirigido por el director, que es egresado de la Universidad del Cine, y logró un efecto extraño en televisión: fue convenciendo al público mayoritario de a poco. De hecho, Telefé repitió los capítulos inmediatamente de concluida la primera serie, lo que originó un ostensible aumento de rating. Ahora, con el empujón que le otorga el Martín Fierro de oro, el grupo de amigos, que festejó esta madrugada un premio que intuía, se prepara para comenzar el rodaje de la versión cinematográfica de “Los simuladores”.

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