SOCIEDAD › REUNION EN UNA ESCUELA DE LOMAS PARA BUSCAR SOLUCIONES

Las madres contra el paco

Fueron más de trescientas y sufrieron en sus familias el problema de la “droga de exterminio de los más pobres”. Piden que el Estado las ayude y que se acabe la complicidad de la policía con los narcotraficantes.

 Por Carlos Rodríguez

Unas 300 madres de distintas barriadas pobres del conurbano bonaerense y de la Capital Federal se reunieron ayer en una escuela de Lomas de Zamora para buscar soluciones a un tema que pone en jaque a sus hijos: el paco, una adicción a la que califican como “una droga de exterminio que ataca a los más pobres”. Ellas le piden ayuda al Estado, pero no quieren que les lleven “programas enlatados y que nos digan qué es lo que tenemos que hacer”. Isabel Vázquez y Alicia Romero, dos madres de Lomas, aclaran que ellas han pasado por el drama del paco en su propia familia y que por eso saben “muy bien” lo que hay que hacer. Por eso quieren que el Estado “trabaje con nosotras, que nos brinde recursos, pero que tenga en cuenta que hasta ahora, todo lo que hizo el Estado fracasó”. Lo que exigen las madres es que “haya más compromiso, porque, si las madres sabemos quién vende el paco, la policía también sabe, quién lo vende. Queremos que no pase lo de siempre: que vaya preso el perejil y que siga en libertad el narcotraficante, que es el que mata a nuestros hijos”.

El movimiento Madres en Lucha empezó en Lomas de Zamora, en el año 2005, pero después fue surgiendo en otros lugares: Capital Federal, Lanús, Avellaneda, Quilmes, Florencio Varela, Almirante Brown, Berazategui, Esteban Echeverría y Presidente Perón. Isabel y Alicia fueron las organizadoras del II Encuentro de la Red de Madres contra el Paco y por la Vida, además de ser las que iniciaron el camino en Lomas. Como todas las mujeres presentes, comenzaron su lucha porque alguno de sus hijos cayó en la adicción y porque supieron de otros casos en el comedor comunitario que ellas tienen en su barrio, Villa Lamadrid.

“Los chicos tenían un problema de salud, pero en la Argentina no hay prevención. ¿Cómo llega el chico al hospital si es un tema que no se tiene en cuenta? Las madres, con miedo, con vergüenza por el qué dirán, nos tuvimos que organizar”, relata Alicia. “De la vergüenza y del miedo sacamos coraje y tomando como ejemplo a nuestras Madres de Plaza de Mayo, nos organizamos con marchas, con escraches a los que venden la droga. En nuestro barrio logramos sacar los ‘kioscos’ (donde se venden el paco y otras drogas), pero todavía no logramos sacar a los ‘delivery’, pero seguimos luchando”, subraya Isabel.

Isabel Vázquez dice que el encuentro de ayer, realizado en la Escuela Técnica número 1, a media cuadra de la Municipalidad de Lomas, fue un éxito, pero hace falta más: “Vinieron funcionarios, religiosos, unas 300 madres. Nosotras recibimos apoyo de la provincia y de Nación, pero necesitamos más y en forma urgente porque acá todos los días se nos mueren los pibes. Necesitamos trabajo genuino, que los chicos terminen la primaria y la secundaria. Si todos, como dicen los chicos, ‘nos ponemos las pilas’ y nos comprometemos, este problema se soluciona”.

Las dos subrayan que lo más importante es que “exista una decisión política de ponerle fin al problema. Esa es la tarea que le reclamamos al Estado”. Cuando empezaron su lucha, al paco era vendido “a dos cuadras del comedor y de la escuela que tenemos enfrente del comedor. Allí nos dimos cuenta de que tampoco las autoridades educativas sabían qué hacer frente a lo que estaba sucediendo y por eso salimos a la calle”.

“Los chicos afectados se fueron de la escuela y ahora que algunos se están recuperando, tienen que volver, pero necesitan apoyo, para estudiar y para trabajar. Tienen que estar contenidos. Logramos conseguir becas en el gobierno nacional, donde tenemos una apertura, pero no ocurre lo mismo con los municipios y con la provincia, es decir en nuestro propio territorio”, reclaman las organizadoras del encuentro. “Nosotras pedimos que nos ayuden, no que nos traigan un programa enlatado y nos digan lo que tenemos que hacer. Nosotras sabemos lo que tenemos que hacer, necesitamos los recursos y que nos ayuden en lo técnico, en lo asistencial, en todos aquellos temas que nosotras no podemos manejar.”

“El Estado tiene que trabajar junto con las madres. Hasta ahora, todo lo que hizo el Estado fracasó. Las madres tenemos muchísimas cosas para dar y sabemos los problemas. Sabemos quién vende, quién no vende, quién es quién entre los pibes del barrio. El nuestro es un barrio muy pobre y el paco es una droga de exterminio que ataca a los más pobres”, insiste Isabel. “La inseguridad en nuestros barrios pasa por el narcotráfico. No tenemos bancos ni nada importante que robar. El chico que roba es para consumir.”

El de Marisol Digno, vecina de Villa Corina, partido de Avellaneda, es uno de los tantos casos que se escucharon ayer, durante el encuentro. Su hijo de 16 años consumió paco durante dos años. “Estuve seis meses buscando ayuda para internar a mi hijo. En el juzgado nadie me atendía, nadie me daba una respuesta, me tenían de acá para allá”. Desesperada, comenzó a buscar a otras madres con el mismo problema y llegó a la red. El salir a la calle no fue fácil: “Mi hijo estuvo desaparecido diez días. Yo no sabía dónde estaba, porque él se tuvo que esconder. El ‘transa’, como sabía que yo estaba haciendo cosas contra ellos, lo amenazó de muerte a mi hijo y también a mí. El 18 de abril hicimos una marcha en Villa Corina y recién ese día mi hijo apareció y estuvo a la cabeza de la marcha”.

Con la movilización lograron que le hicieran una evaluación en el Hospital Evita de Lanús y que lo internaran en una clínica. El día previo a la marcha, la comisaría 7a de Avellaneda le aceptó recién la denuncia que quería hacer contra los que venden la droga en el barrio y por la desaparición de su hijo. “Les dije: no se me perdió un perrito, es mi hijo, hagan algo, pero no me habían dado bolilla”. Ayer, en presencia de funcionarios, ex funcionarios y legisladores provinciales, las madres presentaron propuestas sobre prevención, atención y contención de los jóvenes “para que estudien, trabajen y tengan un futuro sin drogas”.

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No a “los programas enlatados” en los barrios más carecientes de la ciudad y el GBA.
Imagen: Marisela Mengochea
 
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