SOCIEDAD › CON COMPLICIDAD POLICIAL, VIOLAN LA CLAUSURA DE DOS PROSTíBULOS CERRADOS POR UN JUEZ

El show y el negocio deben seguir

Vecinos denunciaron que la policía permitió la violación de la clausura. Siguen trabajando mujeres e ingresando clientes.

 Por Emilio Ruchansky

En la madrugada del domingo pasado, a sólo 10 días de que Gendarmería clausurara tres de los cinco prostíbulos denunciados en el barrio Monserrat, los locales volvieron a funcionar gracias a la complicidad policial. Un integrante de la cooperativa La Alameda filmó a un patrullero que, después de pasar varias veces, se detuvo frente al local La Previa, en la calle Salta 308. Del coche descendió un oficial que además de saludar a la cámara al grito de “yo salgo lindo”, le labró un acta al locatario del prostíbulo. Sólo eso. Luego se despidieron amistosamente y comenzaron a llegar clientes y mujeres en estado de prostitución, como si no pasara nada. A sólo 15 metros, otro policía, que debía custodiar que no se viole la clausura, se limitó a vigilar la baldosa sobre la que estaba parado.

Luego del escrache realizado el 3 de junio por La Alameda y el Movimiento de Trabajadores Excluidos, dos organizaciones que luchan contra la trata de personas, hubo un megaoperativo ordenado por el juez Jorge Ballestero y fueron clausurados La Previa, Corralito Pub, en Santiago del Estero 291, y La Otra Puerta, de Salta 125 (cuyo allanamiento fue dispuesto por el juez Norberto Oyarbide). Sin embargo, según consta en una denuncia de un vecino con identidad reservada, presentada ante la Defensoría del Pueblo, excepto La Otra Puerta, los otros dos locales investigados por trata de mujeres retomaron la actividad.

“Luego de ese procedimiento –dice la denuncia mencionada en referencia al megaoperativo– quedó clausurado el local (de Salta 308) con dos fajas del Juzgado Federal número 2. Las fajas decían que la medida había sido ordenada en la causa 8364 del referido tribunal. Sin embargo, tres o cuatro días después, una de las fajas fue arrancada. El día jueves 12 de junio empezaron a merodear desde la 1 de la mañana hasta las 6 unas diez personas que intentaron ingresar alternativamente. El compareciente junto con otros vecinos le impidieron el ingreso con su presencia y advertencias a dichas personas. Cabe destacar que el oficial de policía de consigna asumió una actitud pasiva e incluso se alejaba durante largos lapsos del lugar donde estaba de consigna.”

Finalmente, el locatario logró entrar a La Previa y después de reiterados llamados al 911 los vecinos lograron que la comisaría cuarta enviara un móvil. Ese mismo móvil, el 1682, dio vueltas a la manzana varias veces sin detenerse. “En la tercera o cuarta oportunidad a la que se acerca el referido patrullero se estacionó en el lugar y aceleró estando detenido como llamando de esa forma al titular del local. Luego tocó bocina y entonces apareció el mencionado comerciante”, se afirma en esta denuncia respaldada por los videos de La Alameda.

El titular del bar, Ramón Feliciano Gonzáles, charló con el policía sin inmutarse por la cámara que lo estaba filmando. No bien arrancó el patrullero, apareció un remís (chapa RKZ 536, ya denunciado en la causa) que suele traer a las chicas, que portaban una bolsa blanca con lencería, desde el conurbano bonaerense. Alertado por Gonzales, el conductor hizo dos cuadras más antes de estacionar: al rato aparecieron las chicas, bolsa en mano, y entraron a La Previa. Mientras tanto, llegaban los clientes. El domingo también hubo actividad en este prostíbulo, ubicado a pocas cuadras del Departamento Central de la Policía Federal. Al día siguiente, alrededor de las 18.30, el vecino que presentó la denuncia citada anteriormente contó que se retiraron varias camas, colchones, sábanas y frazadas: “Las personas que realizaron esta labor eran dos mujeres, una de apariencia menor y otra de unos veinte años junto con dos jóvenes que habitualmente desarrollan tareas en el mencionado lugar”.

Este dato, comentó Gustavo Vera, de La Alameda, confirma lo que se había señalado junto con Juan Grabois, del MTE, en el escrito que presentó al juez Ballesteros. El sótano de La Previa funcionaba como hotel alojamiento para los clientes. Desde que se realizaron los allanamientos (de los que no participó la policía ya que se sospecha que podrían encubrir la actividad), fueron los mismos vecinos los encargados de vigilar los movimientos en torno de los tres locales clausurados y de enviar a La Alameda sus partes de guerra.

“La policía patrulla la zona cuando hace la ronda, eso es cierto –dice uno de los mails–, pero también es cierto que los oficiales detienen el patrullero en la puerta de uno de los ‘bares’, alguno entra y unos minutos después sale con una o dos botellas de sidra o alguna bebida similar. Yo mismo fui testigo de esta situación más de una vez.” En otro de los mails, un vecino señala que “la Gendarmería no allana en el horario de pleno descontrol y les dan la oportunidad a los dueños de que tapen todo y de dar aviso para que las menores no aparezcan en el lugar”.

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Un oficial le hace un acta al locatario de la whiskería, en la calle Salta, y luego lo saluda amablemente.
Imagen: Imagen de video
 
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