SOCIEDAD › UNA CHICA DE 18 AñOS MURIó EN HAEDO TRAS UNA OPERACIóN DE APENDICITIS

La muerte que llegó en la anestesia

El padre de la chica filmó con su celular al anestesista mientras intentaba deslindar responsabilidades. “Ojo, no me culpen a mí”, se defendía. Luego fue detenido, acusado por la muerte de la joven. En su historial tiene otros dos casos fatales.

 Por Horacio Cecchi

Una chica de 18 años que había sido internada por una apendicitis, en el Instituto Regional de Diagnóstico, en Haedo, falleció durante la intervención aparentemente por causa de la anestesia. El padre de la joven logró grabar al anestesista con su celular cuando intentaba dar alguna justificación. “Cuando lo vimos entrar, tamba- leándose, nunca creímos que ése fuera el anestesista”, dijo. Después, el padre llamó a la policía y pidió que le hicieran una extracción de sangre. El anestesista y dos cirujanos fueron detenidos y trasladados a la fiscalía de Morón, donde fueron indagados durante la mañana. La Justicia investiga la responsabilidad de cada uno de ellos. Al parecer, la del anestesista es mayor: es el único que quedó detenido. El anestesista, en realidad, tiene su historial: en 1998, murió uno de sus pacientes en Santa Fe, y en 1999, otro, en Frías, Santiago del Estero. En los tres casos, el médico mostró una variedad de especialidades: en Morón se presentó como anestesista, pero en Santiago del Estero era otorrinolaringólogo. Y en Santa Fe, bajo la especialidad de “médico del dolor”.

El lunes pasado, Eliana Romero Giménez, de 18 años y estudiante del profesorado de Historia, fue atendida en la Clínica Libertad, de Merlo, porque sufría fuertes dolores en la zona del tórax. Como en la clínica no contaban con los medios para hacerle un estudio necesario, fue trasladada al Instituto Regional de Diagnóstico, en Haedo, sobre la calle Magnasco 748, en Morón. Allí, tras estudiar el caso, los médicos diagnosticaron una apendicitis e indicaron una cirugía. Poco después, Eliana fallecía en la sala de operaciones.

“Mi hija entró al quirófano a las 19 (del lunes pasado) y a las 20 llegó un hombre que nunca pensé que era el anestesista porque ingresaba tambaleándose, quiso agarrar el picaporte de una puerta y se tambaleaba”, dijo el padre de la chica.

Una hora más tarde, el anestesista, Luis Alberto Romero Hiriart, salía del quirófano a hablar con los familiares de Eliana que aguardaban afuera. “Yo hice bien la operación pero no se despierta, no puedo hacerla volver”, justificó y quedó grabado por el padre de Eliana en su celular (ver aparte). “Me resultaba todo muy raro, por eso lo grabé y después llamé al 911. Pedí que le extrajeran sangre porque se tambaleaba.” Policías de la comisaría 2ª intervinieron en el caso y llevaron detenidos a los tres médicos. Los dos cirujanos, uno de 32 y el otro de 54, fueron imputados de homicidio culposo y falsedad de instrumento público; el mayor de ellos, además, por falso testimonio, ya que según se informó, firmó la planilla como si hubiera estado presente durante la intervención, pero ni siquiera estaba en ese momento presente en la clínica.

El anestesista, en cambio, quedó imputado por homicidio con dolo eventual, o sea, la Justicia investiga si su caso no pasa la línea de lo culposo y se suma a la figura del dolo, que implica mayores responsabilidades y penas. La historia, en todo caso, no parece ayudar a Hiriart. Ayer, alrededor de las cuatro de la tarde, cuando el caso estallaba en las pantallas de televisión, Zaira Mellberg llamaba a la familia Giménez desde Santiago del Estero. “A mi hijo le hizo lo mismo”, les dijo entre sollozos a los padres de Eliana.

Los tres médicos fueron detenidos y trasladados a la fiscalía de Morón, donde se les tomó declaración. Los dos cirujanos seguirán investigados pero quedaron libres porque se trata de delitos culposos. En cambio, Romero Hiriart quedó detenido por tratarse de un homicidio con dolo eventual lo que lo hace pasible de una condena que puede alcanzar los 25 años. A medida que se avanzaba en la investigación fueron apareciendo casos en el historial del detenido. “Mi hermano murió en una ‘clínica del dolor’ el 13 de febrero de 1998, después de recibir una inyección que lo dejó en coma varias horas antes de morir”, dijo a Télam, Marcelo Salvador Daire, hermano de Rubén Omar Daire, de 38 años.

“Rubén acudió ese día con un fuerte dolor de cabeza y al rato recibí un llamado de mi cuñada con la noticia de que Rubén estaba en coma”, dijo Marcelo. El anestesista estuvo pocas horas demorado. La causa penal siguió, incluso Rodolfo Arancibia, jefe del cuerpo forense de la ciudad de Rafaela, confirmó que Hiriart había sido inhabilitado por responsabilidad profesional. Sólo en Santa Fe. Porque al poco tiempo la familia se enteró de que había muerto otro paciente de Romero Hiriart en Frías, Santiago del Estero.

“Vimos por televisión la grabación que hizo el padre de Eliana y me trasladó al día en que el mismo Romero Hiriart nos venía a decir que él había hecho todo lo posible y que no era su culpa –dijo a PáginaI12 Claudia Mellberg, hermana de Gonzalo, fallecido en Frías–. En Frías no era anestesista. Se presentó como otorrinolaringólogo. Trabajaba en el hospital zonal y se llevaba los pacientes a la Clínica Mitre.”

En esa clínica intervino a Gonzalo el 11 de mayo del ’99. “Cornetes nasales muy grandes. Es una operación sencilla, a la noche salís caminando”, le dijo el otorrinolaringólogo. No salió caminando sino que quedó en coma. Lo trasladaron a una clínica en Tucumán donde “los estudios que le hicieron demostraron que le había perforado el hueso frontal por dentro”, aseguró Claudia. La familia presentó una denuncia en Tucumán, porque en ese momento se encontraban allí. “Después nos enteramos lo de Santa Fe. Estuvo detenido en Santiago del Estero pero salió y ahora se ve que siguió atendiendo.”

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La madre de la joven, junto a otros familiares, durante el velorio de la joven estudiante.
Imagen: Télam
 
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