SOCIEDAD › AHORA, SON DOS CHICOS LOS PROCESADOS Y OTRO ESTá EN LA MIRA

El caso Bragagnolo al vesre

Después de que Casación diera marcha atrás en el desprocesamiento de todos los imputados, la Sala IV de la Cámara del Crimen procesó a dos de los jóvenes que pelearon con Matías y aguarda que otro de los adolescentes pase por una rueda de reconocimiento.

 Por Raúl Kollmann

La Sala IV de la Cámara del Crimen procesó ayer a dos de los jóvenes que se pelearon con Matías Bragagnolo, por el delito de homicidio preterintencional, que significa matar sin intención, utilizando un medio no idóneo para matar. En este caso fueron –según dice la autopsia original– los golpes de puño. Los camaristas consideraron abstracto un importante estudio de ocho profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires que sostuvo todo lo contrario: que Matías fue afectado de una muerte súbita, es decir, de un mal congénito o adquirido que tenía en el corazón. A un tercer joven, que supuestamente también participó de los hechos aquella madrugada, se le dictó la falta de mérito, pero deberá pasar una rueda de reconocimiento en la que los amigos de Matías deberán decir si es quien le tiró a la víctima un pedazo de baldosa, pese a que la propia autopsia no señala que le hubiese pegado ni que existan rastros de un golpe de envergadura.

Los camaristas Alberto Seijas, Alberto González y Marcelo Lucini se basaron en las dos autopsias que hicieron los peritos oficiales Alberto Trezza y el ya fallecido Osvaldo Curci, ambos muy reconocidos, pero que dejaron un enorme margen de dudas. Trezza, quien estuvo de turno la madrugada del 9 de abril de 2006, sostuvo que Bragagnolo murió por un edema de pulmón y que no registraba ningún traumatismo o golpe de importancia. El padre de Matías, Marcelo, y Juan Carlos Blumberg salieron a la cancha y sostuvieron que Trezza había hecho una autopsia “dominguera”. En el segundo estudio, Trezza y Curci argumentaron que a Matías lo afectó un golpe, y que luego tuvo que correr huyendo del grupo con el que se peleó. Se agregó la intervención de un policía, Luis Villegas, que lo redujo con cierta violencia porque los otros chicos acusaron falsamente a Matías de haberles robado un celular.

El homicidio preterintencional implica que el autor tiene intención de hacerle daño a la víctima, lo que está claro por la pelea que hubo. Que el autor no tuvo intención de matar y, sobre todo, que no utilizó un cuchillo o un arma de fuego, o sea un medio idóneo para matar. Los puños de un adolescente no sirven, razonablemente, para producir una muerte.

Las enormes dudas sobre la causa del fallecimiento de Matías llevaron a la jueza de Menores, María Teresa Salgueiro, a ordenar un informe de la UBA que concluyó en que Matías tenía un problema congénito, un corazón que pesaba 380 gramos en lugar de los 250 normales y que los golpes no jugaron ningún papel. Los camaristas dieron valor a la palabra de los forenses oficiales, porque estudiaron los hechos tomando en cuenta lo relatado en el expediente.

En la pelea de aquella noche participó Matías, que fue agredido, dos amigos de él que no intervinieron y, del otro lado, siete adolescentes. Uno tenía 15 años, es inimputable, otro deberá pasar por la rueda de reconocimiento, tres más esperan una resolución de la jueza y los dos restantes fueron procesados por homicidio preterintencional.

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Según peritos de la UBA, Matías sufrió muerte súbita, pero Casación desatendió ese informe.
Imagen: Matias Bragagnolo
 
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