SOCIEDAD › ROBARON EL BANCO MACRO CON ALARDES TéCNICOS Y DEJARON PINTADO QUE ERA EL ROBO DEL “MILENIO”

Boqueteros, pero sin falsa modestia

Los detalles del robo al banco Macro revelan excelencia técnica. Eludieron las alarmas volumétricas, anularon los sensores antisísmicos y desactivaron la central de alarmas durante el exacto período que requerían para su trabajo antes de que sonara.

 Por Carlos Rodríguez

“Este no es el robo del siglo, es el del milenio.” La frase, escrita con un trozo de ladrillo en una pared de la bóveda de la sucursal Congreso del banco Macro, demuestra que los boqueteros que violentaron, durante el fin de semana, las 218 cajas de seguridad de la entidad pueden ser acusados de cualquier cosa menos de falsa modestia. Aunque todavía no se sabe el monto que se llevaron de las 99 cajas que estaban alquiladas, los ladrones ya se ufanan de haber superado a sus colegas, los que se llevaron ocho millones de dólares del Banco Río de Acassuso, caso al que se conoce como el robo del siglo. “Es un trabajo muy profesional, no hay duda”, reconoció a Página/12 el comisario Néstor Rodríguez, responsable de prensa de la Policía Federal. No fue nada sutil la apertura de las 218 cajas –usaron martillos y barretas–, pero sí la forma en que ingresaron a la sede bancaria, haciendo un boquete por el techo y utilizando complejos recursos técnicos para evitar que sonara el moderno sistema de alarma con que cuenta el banco. El trabajo se hizo entre la noche del sábado y la madrugada del domingo. Cuando llegó la policía, alertada por la alarma, que recién volvió a la vida a las 8 del domingo, los únicos que estaban eran los rehenes que habían tomado los ladrones.

Algunas versiones indicaron que los rehenes fueron tres, Pedro, el sereno de la escuela de Callao 262 –la sucursal 584 del Macro está en el 264 de esa avenida, a dos cuadras del Congreso Nacional–, un hijo del cuidador que tiene 24 años y un supuesto indigente, que estaba durmiendo cerca de la puerta de la entidad bancaria. Otra versión sólo confirma dos rehenes, Pedro y su hijo. El robo comenzó en la noche del sábado, cerca de las 22. A esa hora, el sereno de la Escuela Superior de Higiene y Seguridad Industrial abrió la puerta de calle para recibir al chico de un delivery que le traía la pizza que había pedido para la cena que Pedro iba a compartir con su hijo.

“Cuando bajó a recibir la pizza y el pibe se fue, los delincuentes interceptaron al sereno y subieron con él hasta el piso donde funciona la escuela, exactamente sobre la sede del banco”, explicó el comisario Rodríguez. “Lo que declaró el hombre es que lo agarraron de espaldas, cuando estaba entrando al edificio. Los ladrones entraron antes de que se cerrara la puerta y, según contó, lo empujaron y le dijeron que no se diera vuelta.” Pedro sólo les pidió, según sus dichos, que no le hicieran nada “ni a él ni a su hijo”.

El portero cree que eran “dos o tres” los que lo amenazaron y lo encerraron en una habitación de la escuela. La policía cree que fueron “cuatro o cinco” los que entraron al banco. En la puerta principal de acceso al Macro no hay cámara de TV y, por lo tanto, ahora se están pidiendo los videos de otros bancos y edificios públicos vecinos. Una vez dentro de la escuela, los ladrones anularon las alarmas y realizaron un boquete en el piso de ese lugar, que es el techo del Macro. En el caso interviene la fiscal Viviana Fein, quien ayer opinó que “seguramente” pudo haber actuado “un entregador”, sospecha que surge del “conocimiento total” que tuvieron los boqueteros sobre cómo entrar sin ser advertidos”.

La fiscal Fein ordenó el domingo que nadie ingresara al sector de cajas. Recién ayer entraron peritos de distintos organismos policiales para realizar una inspección exhaustiva para reunir pistas que permitieran encontrar a los responsables del robo. Los jefes policiales que llegaron a las 8 del domingo, cuando recién sonó la alarma, se asomaron por el boquete abierto en el techo del banco y advirtieron que todas las cajas estaban violentadas, aunque sólo 99 estaban alquiladas y guardaban dinero, joyas y otros valores. Ayer, gran cantidad de clientes llegaron al banco para reclamar por lo depositado y está en marcha un proceso de mediación judicial (ver aparte) para que se les reintegren sus bienes, una vez que puedan probar lo que tenían guardado en las cajas.

“Todas las cajas de seguridad estaban abiertas. Y no usaron nada sofisticado, las abrieron a martillazos y con barretas”, confirmó el comisario Rodríguez. Según el relato del sereno de la escuela, los ladrones lo encerraron, junto con su hijo, en uno de los salones del colegio, los dejaron ir al baño y cuando terminaron todo el trabajo “les dijeron que esperaran una hora para llamar a la policía”. Según el sereno, “a la media hora golpeó la puerta del lugar que ocupaban los ladrones y como no respondía nadie, salió de su encierro, pero cuando lo hizo ya había llegado la policía”.

De acuerdo con la información policial, el sistema de seguridad fue instalada en el banco Macro por “la más importante de las cinco empresas” locales autorizadas que brindan ese tipo de servicio. Son 30 las empresas que recibieron el respaldo técnico de la misma compañía. La Procuración de la Nación confirmó que la sucursal asaltada “no tiene cámaras externas, es por ello que se pidieron videos de bancos que se encuentran enfrente del mismo: Banco Patagonia, Banco Francés y Casa de la Provincia de Buenos Aires, que actualmente se están analizando”. Hasta ahora, sólo hay una imagen borrosa de una persona encapuchada que, a los pocos segundos, mueve la cámara en dirección hacia el techo.

Los boqueteros tendrían conocimientos técnicos, dado que abrieron un boquete “muy preciso” sobre una pared de concreto y acero de 60 centímetros de espesor “eludiendo los sensores volumétricos que detectan los movimientos”. Así llegaron a la caja que controla el sistema de alarmas. Una vez allí desactivaron la central de alarmas e hicieron el trabajo en el tiempo exacto, para evitar que pudiera volver a activarse antes de que ellos abandonaran el lugar. Al mismo tiempo, dejaron apagados los sensores antisísmicos con los que también se protegen los bancos. Y por si fuera poco, se fueron alardeando con el robo del milenio.

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Los damnificados se presentaron en la puerta del banco Macro dispuestos a reclamar lo perdido.
Imagen: Télam
 
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