SOCIEDAD › LA EJECUCIóN DE DOS HOMBRES PARA ROBAR 135 MIL PESOS

Todos creen que hubo un entregador

En la ejecución a quemarropa de un empleado de una distribuidora de golosinas y un custodio, el lunes a la tarde, cuando llevaban en un taxi 135 mil pesos, habría intervenido un entregador. A esa conclusión llegó Viviana Fein, la fiscal a cargo del caso, quien aseguró que los delincuentes que interceptaron a las víctimas tenían “un conocimiento pleno y acabado del recorrido que hacían”, y sabían que los pasajeros del taxi “iban armados”, por lo que dispararon sin darles tiempo a defenderse. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, coincidió con la fiscal al afirmar que los agresores conocían bien los movimientos de los hombres asesinados y el dinero de la empresa. Para el dueño de la empresa distribuidora de golosinas, Basilio Margaritis, se trató de “un hecho de inseguridad más” y supuso que pudo existir “un entregador”.

El hecho ocurrió el lunes alrededor de las 15, cuando el taxi en el que se trasladaban el yerno del dueño de la distribuidora y ex oficial de la Policía Federal, Federico Hausbauer, junto al custodio Miguel Leiva, fue interceptado en Pringles y Córdoba por tres hombres en una moto, que sin decir una palabra dispararon y tomaron del interior del vehículo los 135 mil pesos, producto de la recaudación del fin de semana de la empresa. Justamente, ese dinero iba camino a ser depositado en la sucursal del Banco Santander Río de Corrientes al 5100.

Si bien en un primer momento la fiscal pidió a los testigos que se presentaran en la fiscalía de Instrucción, tras afirmar que hubo muchos vehículos estacionados en el semáforo durante el episodio, luego canceló ese requerimiento. “Estamos investigando el conocimiento que podían tener –los atacantes– con las víctimas, con la empresa y la recaudación”, aseguró. Además, consideró que se trató de “un crimen mayor” en el que los delincuentes conocían a las víctimas, su recorrido y sabían que “iban armadas”, por lo que no se les dio tiempo para defenderse.

“Esto es un hecho de inseguridad más”, expresó el dueño de la empresa Margaritis. Aunque cree que pudo existir un entregador, aseguró que desconoce de quién podría tratarse. Explicó que no siempre hacían el mismo recorrido para depositar el dinero y tampoco era llevado siempre por su yerno y el custodio. No es la primera vez que el empresario atraviesa un episodio de este tipo, ya que –sin dar demasiados detalles– reconoció que años atrás fue asesinado su hermano durante un robo a la compañía. El hecho generó la preocupación de la Cámara de Distribuidores de Golosinas y Afines y la Cámara de Distribuidores de Tabaco, que recomendaron ayer que el transporte de efectivo a un banco se realice “en camiones de caudales”.

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