SOCIEDAD › UNA RECORRIDA POR EL ROMPEHIELOS DURANTE LOS TRABAJOS DE REPARACIóN

El Irízar, modelo para armar

Es el buque incendiado en 2007 en medio del mar. La empresa estatizada Tandanor está a cargo de los trabajos. Aquí, un relato de lo complicado de la tarea. Prometen que el año próximo ya estará en marcha de nuevo a la Antártida.

La chimenea ya no está. Tampoco la cubierta de vuelo de donde despegaban los helicópteros para terminar el largo viaje a través del hielo y abastecer de provisiones a las trece bases antárticas argentinas. Las grúas hidráulicas y las bodegas también desaparecieron. El sol pega directo sobre la cubierta principal del rompehielos Almirante Irízar, que desde septiembre está siendo desarmado como una mamushka en los talleres de Tandanor para avanzar etapa por etapa sobre las estructuras y máquinas incendiadas en 2007 y alcanzar la reconstrucción que le costará al Estado cerca de 90 millones de dólares y estará finalizada para la campaña Antártica 2011-2012, según el presidente de la empresa, Mario Fadel. Página/12 se puso el casco y recorrió los restos del gigante cubierto de negro y hollín a la espera de reemplazar lo quemado por material de última tecnología y la ampliación de las zonas de habitabilidad para los tripulantes y de laboratorios para científicos, para quedar cero kilómetro antes de salir de nuevo a romper hielos antárticos.

Los 125 metros de eslora (largo) y 25 de manga (ancho) del Almirante Irízar presionaron y fracturaron bloques de hielo de hasta seis metros de profundidad desde su compra en 1978. Pero el 10 de abril de 2007, un desperfecto no controlado en la sala de máquinas provocó que el buque ardiera entre tanto hielo y aguas congeladas.

“Es difícil dividir en porcentajes lo que se perdió en el siniestro y lo que no, porque en el incendio se perdieron los motores del buque, sin lo cual no puede funcionar. Para calcular, significaría un 70 por ciento”, analizó Juan Martín Canevaro, gerente del proyecto de reconstrucción del Irízar, a bordo de los restos del gigante.

De 7.30 a 18, unos 350 operarios de Tandanor, en la Costanera Sur porteña, trabajan sobre el gigante flotante que con cruces en tiza y etiquetas rojas tiene apuntadas las partes que lo dejarán para siempre. El plan avanza por etapas, las primeras son las de desguace cubierta por cubierta, según los daños. Desde septiembre se avanzó en seis de las diez que contempla el proyecto. Ayer, en la dársena de Tandanor se podía pisar la cubierta principal del Irízar, ubicada en la mitad del barco, en corte transversal, y la próxima en ser desguazada. Las etapas son controladas con estudios de la Facultad de Ingeniería de la UBA y de la empresa Sener, de capitales españoles con base en el país.

La chimenea, la cubierta de vuelo, las bodegas, las grúas hidráulicas ya son 500 toneladas de chatarra, que alcanzarán las 770 toneladas en junio, cuando se finalice la etapa de desarme. El ingreso de 300 toneladas de “chapas navales”, entre junio y julio, servirá para comenzar a dar forma, en el lindero astillero Almirante Storni, a los módulos que reemplazarán lo perdido por el fuego, y serán ensamblados durante 2011.

Bajo la cubierta principal, en la sala de máquinas, el hollín es la marca presente del fuego de 2007 y lo que se apoya sobre el acero queda cubierto de polvo negro. Las angostas escaleras que conducen al lugar resistieron al intenso calor, pero el piso y las paredes muestran las ondulaciones provocadas por un incendio que alcanzó los mil grados centígrados, según Fadel. “Suerte que se pudieron bajar”, rememoró el presidente de Tandanor en alusión a los 240 tripulantes que estaban a bordo del Irízar aquel abril, a 140 millas de Puerto Madryn.

En la sala de máquinas estuvo la herida que sacó del circuito antártico al Irízar, después de treinta años. “Un buque es como una ciudad y el Irízar se incendió en su corazón, sus generadores de electricidad y los motores de propulsión, por lo que quedó como una ciudad sin luz y con una estructura quemada”, resaltó Canevaro. En los próximos meses llegarán al país los siete nuevos motores generadores diesel de la empresa alemana MAN, cuatro principales y tres auxiliares, y los dos motores propulsores eléctricos ABB, de origen francés. El bypass para el rompehielos se llevará casi un tercio de la inversión total.

Según un informe de Tandanor, el grado de avance actual de las diversas tareas es del 25 por ciento en ingeniería básica y de detalle, 50 por ciento en el desguace y 40 por ciento en la adquisición de sistemas críticos (motores propulsores y generadores y sistemas eléctricos).

El buque emblema de las campañas antárticas saldría renovado para la campaña 2011-2012 cumpliendo con las normas internacionales. Cuando llegue el día de zarpar, los científicos contarán con 230 metros cuadrados de laboratorios, en lugar de 30, y podrán viajar 70 tripulantes más que la desafortunada última vez.

Informe: Nahuel Lag.

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De 7.30 a 18, unos 350 operarios de Tandanor, en la Costanera Sur, trabajan sobre el gigante.
Imagen: Rafael Yohai
 
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