SOCIEDAD › DETECTARON SUSTANCIAS RADIACTIVAS EN EL MAR, CERCA DE FUKUSHIMA

Leche y verduras contaminadas

El gobierno de Japón ordenó retirar del consumo leche y verduras en cuatro prefecturas (provincias) cercanas a Fukushima 1. La radiación en el agua del mar es 126 veces mayor al máximo permitido. Pese a eso, creen que la situación mejora.

 Por Pedro Lipcovich

Todavía no aparecieron pececitos con dos cabezas pero en el mar, cerca de la accidentada planta de Fukushima 1, se detectaron niveles de sustancias radiactivas que superan hasta 126 veces los máximos permitidos. Además, las autoridades japonesas detectaron radiación en verduras procedentes de cuatro jurisdicciones cercanas a la central. La Organización Mundial de la Salud se manifestó “muy preocupada” al respecto. Los niveles excesivos de radiación podrían haberse extendido más allá del área donde los residentes fueron evacuados. En la planta, las autoridades japonesas afirmaron que la situación “mejora poco a poco”, y un monitoreo estadounidense diagnosticó un cuadro “estable”; sin perjuicio de ello, se registraron nuevas humaredas, inexplicadas, en dos de los reactores. Entretanto, los países de la Unión Europea discrepan sobre los criterios para revisar la seguridad de sus 143 reactores atómicos. Y se denunció que la empresa Tepco, operadora de la central, “tiene una historia de fallas de seguridad, avaladas por gobiernos de Japón”.

En una muestra de agua marina tomada a cien metros de Fukushima 1 se registró iodo 131, radiactivo, en una concentración 126,7 veces superior a la admitida; cesio 134, en concentración 24,8 veces por encima de la norma; y cesio 137, en concentración 16,5 sobre lo admisible. Así lo reconoció Tokyo Electric Power (Tepco), operadora de la central, si bien señaló que “esos niveles no constituyen amenaza para la salud humana”.

Además, Yukio Edano, portavoz del gobierno japonés, anunció que “se detectaron niveles de radiactividad anormales” en muestras de leche, espinaca y otras verduras. El también aclaró que los niveles “no son peligrosos para la salud”, pero el gobierno ordenó a las prefecturas de Fukushima, Ibaraki, Tochigi y Gunma retirar del consumo esos productos.

Gerhard Proehl, experto en radiación de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA), afirmó que, el domingo, en un punto situado a 58 kilómetros de Fukushima, se registró una radiación de 5,7 microsieverts por hora: ese nivel de exposición, en una semana, equivale al máximo de radiación anual admitido para un adulto, que es de un milisievert; por encima de este valor, crece el riesgo de cáncer a largo plazo. En el límite de la zona de evacuación, de 20 kilómetros, se registraron 160 microsieverts por hora: allí en sólo seis horas se llega al máximo anual admitido. Ya en el interior de la central, la radiación llegaría a 2000 microsieverts por hora: media hora de permanencia equivale al máximo anual.

Es así bien comprensible que el director general de la IAEA, Yukiya Amano, haya rendido “tributo al inmenso coraje de los equipos de emergencia que vienen luchando por la seguridad de los reactores en condiciones difíciles de imaginar y bajo altos niveles de radiación: su trabajo es heroico”.

Ayer se produjeron dos nuevos incidentes: a las 15.55 (3.55 hora argentina), “humo gris salía del techo del reactor 3”, por lo cual “ordenamos la evacuación de los obreros que se hallaban cerca”, comunicó Tepco. Horas después anunció que había cesado esa humareda pero que había aparecido “humo blanco” en el reactor 2. De todos modos, Naoto Kan, primer ministro japonés, afirmó que la situación en Fukushima “mejora lenta pero regularmente”. Los seis reactores ya fueron reconectados a una fuente eléctrica de emergencia que podría dar respuesta consistente a sus problemas de refrigeración, pero se requiere un trabajo de dos o tres días para prevenir cortocircuitos. Entretanto, soldados y bomberos continuaban disparando agua con mangueras a presión. Bill Borchardt, titular de la Comisión Regulatoria Nuclear de Estados Unidos (NRC), evaluó que “la situación parece estable en los reactores 1, 2 y 3, gracias a la inyección de agua de mar para refrigerarlos”.

Entretanto, la Unión Europea no acuerda sobre los ensayos de seguridad en sus 143 reactores nucleares que decidió la semana pasada. Günther Ottinger, comisario de energía de la Unión, advirtió que “no todas” las centrales atómicas pasarían la prueba, y Alemania dispuso suspender la actividad de sus reactores más antiguos hasta que se efectúen los tests. Pero otros de los 27 países del bloque manifestaron su “malestar” ante la posibilidad de cerrar sus centrales, y el ministro finlandés Mauri Pekkarinen sostuvo que “cada país debe responsabilizarse de su actividad nuclear”, como sucede hasta ahora. Desde la IAEA –que ayer efectuó una reunión especial sobre la situación–, Yuyika Amano sostuvo que “los criterios actuales de respuesta ante emergencias deben ser reformulados”.

Una historia con fallas

La empresa Tepco, operadora de la central Fukushima 1, “tiene una documentada historia de serias fallas de seguridad, con respaldo de sucesivos gobiernos de Japón”, sostiene Mike Head en una investigación publicada en el World Socialist Web Site, de Internet. Recuerda que “en 2007, un sismo de magnitud 6,8 causó emisiones radiactivas en su planta de Kashiwazaki-Kariwa, la mayor del mundo. La empresa admitió que la planta no estaba en condiciones de soportar un evento así”. En 2002, “Tepco admitió haber entregado datos falsos entre 1977 y 2002, incluso sobre Fukushima 1”.

Ese año, la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear japonesa (NISA) dispuso el cierre del reactor 1 de Fukushima 1 durante un año por fallas en el contenedor primario de las radiaciones. Entonces Tepco comunicó “sus sinceras disculpas a los residentes próximos y a toda la sociedad”.

El año pasado, Tepco decidió no renovar la póliza de seguros de sus centrales nucleares, porque le parecía demasiado cara. La ley japonesa –de acuerdo con convenciones internacionales– exonera a la empresa de indemnizar a terceros en caso de “cataclismo natural excepcional”; las indemnizaciones suelen asumirlas los Estados.

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Ayer se registraron nuevas humaredas, inexplicadas, en dos de los reactores de Fukushima 1.
Imagen: afp
 
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