SOCIEDAD › HUGO BERMUDEZ, EL PRINCIPAL ACUSADO POR EL CRIMEN DE CANDELA, SE DECLARO INOCENTE Y SU MUJER LO DEFENDIO POR TV

“Mi marido no es un asesino ni un narco”

El detenido declaró ante la Justicia y negó toda vinculación con el caso. Su esposa dijo que no es un hombre violento, como sostienen en el barrio de Morón donde viven. El hombre que acusó a Bermúdez pidió entrar en el sistema de protección de testigos.

 Por Emilio Ruchansky

Hugo Elvio Bermúdez, de 53 años, principal sospechoso de asesinar a Candela Rodríguez, se declaró inocente al igual que el resto de los detenidos. Su esposa, Mariana, negó que sea un “transa” o “un narco”, como dice el testigo de identidad reservada que lo involucró, y aseguró que viven de la ropa que ella fabrica en la misma casa donde vive, en Avellaneda 290, partido de Morón. “Mi marido no es un asesino”, dijo. También la esposa del carpintero Néstor Altamirano, acusado de partícipe necesario, salió a defender a su marido. Para eso, Nelly desmintió los datos aportados por el principal testigo: aseguró que estaba en Tucumán cuando lo habrían visto con la niña. “Está trabajando la genética”, dijo un investigador al referir la situación probatoria, materialmente hablando, que puede involucrar a los sospechosos en el crimen.

El testigo de identidad reservada y su esposa, vecinos de la casa del carpintero, en Charrúas 1081, Villa Tesei, pidieron ayer entrar en el sistema de protección a los testigos. Una vecina llamada Mariela, que niega ser la esposa del principal aportante de datos a la causa, apareció ayer en varios programas de televisión y advirtió que de Bermúdez se decía, en el barrio, que vende drogas ilegales y sale con chicas jóvenes, preferentemente menores de edad.

Más tarde, según pudo saber este diario, Mariela fue insultada en el barrio y recibió amenazas telefónicas. Bermúdez, cuya detención se oficializó la noche del miércoles pasado, será indagado hoy nuevamente. Su nacionalidad es aún incierta: se dice que es peruano, uruguayo y también paraguayo. Tiene un defensor particular y dos antecedentes penales, tal como informaron fuentes del caso: una causa por piratería del asfalto y otra relacionada con estupefacientes.

“El ya pagó por lo que hizo”, dijo ayer la esposa de Bermúdez, sentada al lado de las máquinas de coser ante la cámara de un canal de televisión. Mariana, que tiene tres hijos de un matrimonio anterior, contó que él la ayuda “a criarlos y encaminarlos” y nunca fue violento con los chicos, más allá de algún enojo porque no hacen la tarea. “No hay lujos en mi casa, somos gente común, nos levantamos temprano, no tenemos mucamas. Si tuviéramos plata mis hijos no estudiarían y trabajarían al mismo tiempo, son repartidores de pizzas y empanadas”, agregó. Luego, y para desmentir a los vecinos, contó que no va mucha gente a su casa y en autos caros, “solo otras parejas amigas”.

También Nelly, mencionada por el testigo de identidad reservada, salió a defender a su marido preso, el carpintero Altamirano. Insistió en que iban a la casa –donde se encontraron rastros genéticos de la niña–, en Kiernan 992, a alimentar el perro. “Incluso mi marido le estaba haciendo una cucha de madera al perro”, dijo. Luego comentó que el guiso de arroz con pollo, que habría sido el mismo que comió la niña, fue preparado por ella, que luego lo dejó en la heladera de esa casa.

Matías Morla, el abogado de Altamirano, quien estaba siendo asistido por el defensor oficial Oscar Rómbola, comentó que “no está acreditado que (Candela) haya estado en la casa del carpintero” y agregó que hoy presentará pruebas que desvinculan a Altamirano. Esa casa, en Charrúas 1081, fue allanada y se tomaron varias muestras que, según los investigadores, podrían servir para probar si la niña, como dice el testigo de identidad reservada, estuvo allí o no. “Todo esto es un disparate, un perejilazo”, dijo Nelly y negó que la haya visitado un sobrino, contrariando la versión del testigo. “Ni siquiera tengo un sobrino... cerca de casa”, agregó.

En lo judicial, la situación de las tres personas señaladas como quienes habrían arrojado el cadáver de la niña es mejor porque el delito de “encubrimiento agravado”, que les imputa el fiscal Marcelo Tavolaro, es excarcelable. En diálogo con Página/12, Pablo Luis Caponeto, defensor de Alfredo Monteros y su hijo, comentó que ya presentó el certificado que demuestra que no tienen antecedentes penales. “Creo que el lunes ya podría definirse la excarcelación”, dijo.

¿Y qué fue, según ellos, lo que mudaron en la Trafic? “Objetos de los abuelos de Gladys Cabrera (la dueña de casa), cosas de valor afectivo. También herramientas, una mesa de jardín, un tocadiscos viejo”, detalló el defensor oficial. La casilla de atrás de la casa a la cual tenían vedado el acceso los futuros inquilinos, según aseguraron ellos, “es la parte donde originalmente vivían los Cabrera, no se podía entrar porque estaba llena de cosas que guardaba la familia”, dijo Caponeto.

La irrupción de Hugo Bermúdez en la causa hizo que la hipótesis principal se encamine hacia un supuesto “vuelto” entre la familia de Candela y el principal sospechoso, un vuelto ligado al negocio de las drogas ilegales. Tampoco se descarta que pueda haber, como motivo, un abuso sexual cometido contra Candela. En todo caso, los distintos cotejos de ADN de las muestras recogidas en los allanamientos en las casas de Altamirano y Bermúdez son la gran esperanza de los investigadores.

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La casa de la calle Avellaneda 290, en el barrio de Morón, donde vive Hugo Bermúdez junto a su actual pareja y los tres hijos de ésta.
Imagen: Joaquín Salguero
 
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