SOCIEDAD › CóMO CAYó LA IMAGEN DEL PRESIDENTE CHILENO

Piñera, en baja

 Por Christian Palma

Desde Santiago

Hace un año, Sebastián Piñera reiteraba una y otra vez el orgullo por haber encabezado –al menos desde el poder que le da su cargo– el exitoso rescate de los 33 mineros de la Mina San José en el Desierto de Atacama. El éxito de la histórica jornada –mediatizada y convertida en un verdadero reality show por su propio gobierno– le sirvió de carta de presentación no sólo en Chile, sino que cuanto país visitó mostrando el ya mítico papelito “Estamos bien los 33 en el refugio”. Exito total que se tradujo en un potente aumento de la credibilidad del mandatario de derecha según numerosas encuestas que por esa época lo situaban con una aprobación a su gestión por sobre el 63 por ciento, mientras que el ministro mejor evaluado y que rompía todas las marcas, el ex titular de la cartera de Minería, Laurence Golborne, lograba empinarse por sobre el 90 por ciento. Pero la fortuna, la fama y la popularidad son efímeras, bien lo saben los mineros acostumbrados a los sinsabores de una labor más agria que dulce.

Casi una semana atrás, las mismas encuestas dicen que la gestión del presidente de Chile obtiene apenas un 30 por ciento de aprobación ciudadana, la más baja para un mandatario desde que volvió la democracia en 1990. La principal razón para la baja es sin duda la manera que ha tenido su gobierno de enfrentar el conflicto estudiantil, que cuenta con un apoyo del 80 por ciento de la ciudadanía.

Pero no sólo es el tema educacional el que golpea a Piñera. Diversas encuestas indican que la gente no le cree al presidente de Chile. Según la Universidad Diego Portales, más del 44,2 por ciento estima que no cumplirá las promesas hechas en medio de la campaña presidencial, mientras que aumenta significativamente el porcentaje de quienes perciben a la clase alta como la principal beneficiaria del gobierno. Se debe tomar en cuenta que Piñera siempre ha sido visto como un empresario exitoso, pero cubierto de un manto de dudas en muchos de los negocios que lo llevaron a amasar una de las fortunas más grandes de Chile.

Hace un año, el número de los arrepentidos de haber votado por Piñera era de 7,3 por ciento, hoy esa cifra crece a 29 por ciento.

Más allá de las cifras, ¿qué explica esta baja sostenida? Diversos analistas coinciden que la baja se relaciona con la poca sintonía con la ciudadanía, la falta de un relato propio de su gobierno –más bien basado paradójicamente en lo que dicen las encuestas que en una agenda auténtica– y un paladar poco fino para entender reclamos como las masivas movilizaciones estudiantiles, la aprobación de centrales hidroeléctricas en la Patagonia, un discurso poco claro con las minorías sexuales, y no enfrentar de buena manera el conflicto mapuche, entre otros tópicos.

“El respaldo que le daba ser considerado un hombre de negocios exitoso y que podría cambiar la desigual distribución de la riqueza en Chile con su slogan ‘la nueva forma de gobernar’ que se suponía pondría en el gabinete a los mejores, no dio resultado. La gente no ha visto resultados y peor aún, está viendo errores y más errores, eso le pasó la cuenta”, sostiene a Página/12 el sociólogo y tesista de la Universidad de Chile Rodrigo Morales.

Una personalidad a veces demasiado arrolladora, esas ganas de querer estar siempre, de sabérselas todas, la letra chica en algunos proyectos emblemáticos en salud, demoras notorias en la reconstrucción del país después del terremoto, errores propios y de su equipo y la poca sintonía con la gente han hipotecado buena parte del apoyo que Piñera logró hace un año, cuando millones en Chile y el mundo vieron en vivo y en directo el rescate más emocionante de que se tenga memoria.

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