SOCIEDAD › LA DENUNCIA POR TRATA DE PERSONAS CONTRA RAúL MARTINS PASARíA AL JUZGADO DE SERVINI DE CUBRíA

Una causa no apta para el juez Oyarbide

El juez federal Sergio Torres, que reemplaza a Oyarbide, resolvió que la denuncia de Lorena Martins contra su padre debe ser investigada por Servini, quien lleva causas conexas. La denunciante declarará ante la Justicia mexicana.

 Por Raúl Kollmann

Norberto Oyarbide ya no es el juez de la causa en la que se investigan las denuncias de Lorena Martins contra su padre, Raúl Martins, por los presuntos de trata de personas, facilitación de la prostitución y coimas. Lorena Martins argumentó que Oyarbide “es amigo y socio comercial” de su padre, en un escrito entregado la semana pasada, pero el juez Sergio Torres, que reemplaza a Oyarbide durante la feria judicial de enero, firmó ayer una resolución por la que se declina la competencia en favor de la jueza federal María Romilda Servini de Cubría, que “investiga hechos similares, cometidos por las mismas personas, en los mismos prostíbulos, así como las conductas de miembros de la Policía Federal respecto de inspecciones efectuadas”. Lorena Martins viajó anoche a México (ver aparte) convocada por la Justicia, el Congreso y organizaciones de ese país.

El fiscal Gerardo Pollicita fue quien sostuvo que el juzgado de Oyarbide debía declinar la competencia por conexidad con el expediente que investiga Servini de Cubría. En marzo pasado, la jueza federal ordenó el allanamiento de más de cien prostíbulos, a los que ingresó acompañada por la Gendarmería Nacional, tal como acordó con la ministra de Seguridad Nilda Garré. Por ejemplo, fueron allanados seis de los siete prostíbulos que, según sostiene Lorena –mencionando los nombres de los supuestos testaferros– que son propiedad de Raúl Martins. Es más, la joven relató que la organización de su padre ya sabía, con 48 horas de anticipación, que los allanamientos se iban a realizar, por lo que únicamente dejaron en los locales a unas pocas chicas, con la documentación correspondiente.

En el escrito de ayer, el juez Torres sostiene que “en el expediente 1435/10 se investigan las conductas de miembros de la Policía Federal respecto de las inspecciones efectuadas en los mismos prostíbulos aquí denunciados, por lo que considero que en ambos expedientes nos encontramos ante maniobras delictivas ligadas unas de otras, ello toda vez que a mi consideración tanto la falsificación de actas de inspecciones, a los efectos de encubrir a los prostíbulos como el funcionamiento y los delitos denunciados por Lorena Martins resultan acontecimientos y hechos que van agarrados unos de otros”.

En verdad, hay incluso otro expediente en que se investigan los prostíbulos de Martins. Surgió a raíz de denuncias anónimas. Esa pesquisa está en manos del Juzgado de Instrucción Criminal número 14 de la Capital Federal, que también remitió el expediente a Servini de Cubría. Sin embargo, la jueza no aceptó esa competencia, por lo que el litigio debe ser definido por la Cámara del Crimen en los primeros días de febrero. Sea como fuere, la virtud que tiene la resolución de Torres es que saca la causa del juzgado de Oyarbide, quien aparece con Martins (ver foto) durante el casamiento del hijo de éste, lo que prueba la amistad. Desde México, Raúl Martins admitió que conoce a Oyarbide, pero sostuvo que sólo lo invitó a dar clases de Instrucción Cívica cuando Martins –que fue durante 13 años agente de la SIDE– dictaba clases en un colegio secundario. También admitió haberle comprado parcelas en un cementerio privado. Lorena afirma que “verán que Oyarbide siempre aparece vendiéndole cosas a mi papá y a precios altísimos, lo que llama la atención. Oyarbide no hacía más que pedirle plata”.

Uno de los problemas más serios de la causa judicial Martins es la demora. No es usual que alguien denuncie a su padre por un delito grave, dando detalles de la forma en la que lleva la contabilidad, las puertas secretas de los prostíbulos y una cantidad enorme de información relacionada con la trata de personas. Sin embargo, pasó más de un mes y no se hizo ni un solo allanamiento ni se ordenaron las escuchas telefónicas que habrían sido imprescindibles cuando la denuncia aún no era pública. Este diario demoró dos semanas la publicación de la presentación de la hija de Martins para permitir que la pesquisa avanzara. Pero nada ocurrió.

La forma en la que se llevan chicas a México y la cobertura que los comisarios y los funcionarios porteños les dan a los prostíbulos fueron ratificadas por una joven que utilizó en este diario el nombre de Carla, pero declarará con su verdadera identidad ante la Justicia, y también por una travesti, Alejandra Deraux, que trabajó para Martins en México y por varias chicas que declararon ante la periodista mexicana Lydia Cacho.

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El juez Oyarbide con Raúl Martins, durante la fiesta de casamiento del hijo de éste.
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