SOCIEDAD › REABRIRAN LA CALLE MITRE, CORTADA POR EL MAUSOLEO EN RECUERDO DE CROMAÑON

Un recodo en la calle de la tragedia

Con el argumento de que el cierre de Mitre dificultó el paso a las ambulancias durante el operativo del miércoles, el gobierno porteño comenzó los trabajos para reabrir la calle. El mausoleo quedará intacto y habrá una curva para el tránsito.

 Por Emilio Ruchansky

Ayer, a las 8.30, Hilda Tabare recibió un mensaje de otra madre que perdió a su hijo en Cromañón. “Van a levantar el santuario. Eso dicen en la TV”, leyó en su celular. Había acompañado a Anahí, su hija, a hacerse un estudio en una clínica. “Hacelo y nos vamos para allá”, le dijo. Otros familiares hicieron lo mismo: fueron hasta la calle Mitre, a metros de la estación Once, y se interpusieron a la topadoras. El ministro de Espacio Público porteño, Daniel Santilli, ya se había atajado: “Vamos a respetar el santuario, tal cual hablamos con los familiares y los organismos”. Con la foto de su hijo Mariano al pecho, Nilda Gómez, titular de Familias por la Vida, admitió el consenso sobre la reapertura de la calle, a través de una senda lateral. “El problema es que nos iban a avisar. Nos dijeron que nunca nos íbamos a enterar por televisión...”, señaló.

El jueves, un día después del accidente, circuló un comunicado de Que no se repita, otra asociación de familiares surgida tras el incendio de Cromañón en 2004, donde se afirmó que el cierre de la calle Mitre “ha obstaculizado muchísimo el accionar de policías, bomberos y ambulancias”. Ayer, el gobierno porteño, que felicitó a los rescatistas por el gran operativo en la estación Once, intentó demoler parte de un muro lindero entre Mitre y un estacionamiento, que los familiares convirtieron en una capilla a cielo abierto.

“Nosotros sabemos lo que es buscar a tus hijos en hospitales y morgues. Lo que pasó en la estación Once nos retrotrajo a Cromañón, cuando sabés que tu hijo está a pocos metros, muerto, y no lo podés ver”, dijo Margarita Melessi, madre de Maximiliano Luparello, fallecido en el boliche de Once. Sentada frente al santuario, la mujer opinó que el anuncio de reapertura “fue una distracción” por lo ocurrido por el choque. Ayer Santilli mencionó el tema: “Tenemos que eliminar el riesgo que supone, como pasó el miércoles, que una ambulancia tarde más de lo que debe”.

Melessi, como muchos otros familiares, tiene muchas dudas. “Dimos nuestra aprobación para el proyecto, pero no pueden venir a romper todo, sin avisarnos. Parecía algo oportunista. Fue tremendo. Al final, nos tuvieron que pedir disculpas”, aseguró. Detrás de ella, dos chicas sacaban papeles y botellas del santuario, que sigue sumando carteles, fotos, zapatillas y una enorme placa, hecha con trozos de cerámica, que pide “Justicia”. También está el mástil, con una bandera argentina, en memoria de todos lo padres que murieron estos años.

“Hay un proyecto acordado mayoritariamente y, en función de ese acuerdo, debemos llevar adelante la obra, respetando la memoria, la historia y a las víctimas”, aseguró ayer Santilli, temprano, cuando todavía no llegaban los familiares. El plan del día, según aseguró Nilda Gómez a este diario, era destruir un muro casi enfrente de Cromañón y hacer una curva por el estacionamiento que salga nuevamente a la calle Mitre, a la altura de Ecuador. “Como una especie de campanita que deja el santuario. Después acordamos que la curva parta de Jean Jaures”, agregó.

Según explicó Gómez, el plan consensuado es dejar la calle Mitre, entre Jean Jaures y Ecuador, como una peatonal que será diseñada por los propios familiares. El muro que separa el estacionamiento, dijo, será rebajado a un metro para que se pueda ver la peatonal desde el desvío. “Firmamos un acta compromiso entre el gobierno porteño, la defensora del Pueblo Alicia Pierini y familiares y sobrevivientes, que dice explícitamente que el santuario no se toca”, comentó Gómez.

El mal trago, aseguró Tabare, fue la forma y la hora en que aparecieron las topadoras. “Ibamos a ir a la (Cámara de) Casación a reclamar que firmen las condenas, para que vayan presos todas las personas que fueron condenadas la semana pasada. Muchos estaban en los tribunales cuando se enteraron. Es como que en el gobierno sabían que íbamos allá y se aprovecharon”, dijo. Al lado de Tabare, Gómez mira por la valla del fondo del santuario para cerciorarse de que ya no hay topadoras. “Se ve una, a lo lejos. Pero no hay obreros”, le comentó a otra madre.

Por la tarde, mientras muchos de los sobrevivientes y familiares estaban en la estación de Once por la aparición del cuerpo sin vida de Lucas Menghini Rey entre los restos del tren, los agentes de la Policía Metropolitana colocaron tres baños químicos para la obra de reapertura de la calle Mitre, que concluiría la semana próxima. Así lo dispuso en abril del año pasado la Cámara Nacional de Casación Penal, cuando ordenó nuevas penas a Omar Chabán, los músicos de Callejeros y el resto de los acusados. “Queríamos reabrir la calle y hacerla peatonal cuando estuvieran todos los culpables presos. Parece mentira que les preocupe más el tránsito que la impunidad”, reconoció Tabare.

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Durante todo el día hubo trabajos; el gobierno dice que en siete días termina la obra.
Imagen: DyN
 
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