La Selección Argentina de Fútbol 7 para deportistas que sufrieron parálisis cerebral perfila su camino hacia los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, que se disputarán en esa ciudad entre el 29 de agosto y el 9 de septiembre. El equipo ya está clasificado y sus integrantes –jóvenes de entre 18 y 27 años, a quienes el fútbol les cambió la vida– están ansiosos por saber quiénes viajarán a los juegos y sueñan con quedar ubicados entre las mejores cuatro selecciones del mundo. Para ello, bajo la dirección de Osvaldo Hernández, se concentran dos veces por mes, durante tres días, y se entrenan en doble turno, en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), ubicado en Núñez. “El deporte es uno de los pilares de la salud mental ya que, a través de él, uno logra fortalecerse en muchos ámbitos. Además de lo físico, me ayudó en lo personal y en las ganas que tengo de superarme todos los días. Ahora, el objetivo más próximo es poder estar en la lista de los jugadores que lleguen a los Juegos Paralímpicos para poder representar al país”, dijo a Página/12 Marcos Salazar, delantero de la selección de fútbol especial.

Las características que presenta la parálisis cerebral son lesiones a nivel encefálico. La sintomatología es física, la afectación está en el sistema nervioso y no tiene por qué existir una deficiencia intelectual en quien la padece. Ante el inconveniente de controlar el sistema motor, se presentan dificultades de movimiento en algunas partes del cuerpo y también pérdida del equilibrio.

Los deportistas con parálisis cerebral se distinguen a través de categorías de acuerdo con las distintas disciplinas que practican. “Al fútbol juegan los ambulantes (aquellos que caminan), los de categoría 5, 6, 7 y 8”, afirmó Hernández. “Los de clase 5 son los que presentan mayores dificultades motoras producidas por las secuelas que les ha dejado la parálisis cerebral, por ejemplo, en el tronco superior o inferior y cuando lanzan la pelota o caminan. En cambio, en los de categoría 8 sólo se percibe la descoordinación de sus movimientos”, explicó Hernández.

La mayoría de los jóvenes que conforman el plantel seleccionado se han recuperado de manera tan notable a través del deporte, luego de sufrir parálisis cerebral, que la percepción de dificultad motora que se puede apreciar dentro del campo de juego es ínfima. “Para cada uno de estos chicos el deporte es muy importante y los ayuda a trabajar, a integrarse y a mejorar su calidad de vida”, dijo Hernández.

El entrenador comentó que “el fútbol 7 es similar al convencional, aunque presenta algunas adaptaciones que permiten garantizar un mejor rendimiento en los deportistas”. “El reglamento no difiere mucho del establecido por la FIFA, sólo varían las dimensiones del campo de juego, que es de 75 por 55 metros; los arcos, que son de dos metros por cinco y el saque lateral se puede hacer con una sola mano, ya que muchos jugadores no tienen movilidad en ambos lados. El juego se divide en dos tiempos de 30 minutos cada uno y juegan siete jugadores en vez de once”, añadió el director técnico.

También el reglamento estipula que “siempre tiene que haber en cancha un jugador categoría 5 o 6 y no más de dos de categoría 8. Esa clasificación la establece un comité internacional, a través de diversas evaluaciones médicas que le realizan a cada deportista”, informó Hernández.

El plan de entrenamientos de la selección especial de fútbol 7 –especialmente diseñado por el cuerpo técnico– se divide en dos concentraciones mensuales, adonde llegan jóvenes de distintas partes del país para realizar trabajos de reacondicionamiento físico, técnico y táctico, en la cancha de hockey del Cenard. “Entrenamos en esta superficie –sintético de agua– porque es igual a la que vamos a usar en Londres”, explicó Hernández. El partido debut de la selección en los Juegos Paralímpicos será el próximo 1º de septiembre frente a Rusia, el último campeón mundial.

Al finalizar el entrenamiento, y antes de que los jóvenes que integran el plantel se vayan a duchar y a disfrutar de una nutritiva merienda, algunos hablaron con este diario. Salazar, delantero jujeño de 27 años, señaló: “Tuve un accidente que me provocó un daño encefálico, mi patología se puede decir que es una alteración cerebelosa. Empecé a hacer rehabilitación y tenía que volver a mi vida normal y, como desde chico jugué al fútbol, creí que podía estar en este equipo. Estoy desde hace cuatro años, después de distintas evaluaciones de los técnicos y médicos”.

El mediocampista Rodrigo Lugrin, de 19 años, comentó que “cuando tenía dos años sufrí un ACV que me impidió la movilidad de todo el lado derecho, lo que me llevó a tener que aprender a caminar de nuevo”. “Muchas cosas se me hicieron difíciles, tuve rehabilitación hasta los cinco años y las secuelas que me quedaron fueron mínimas”, afirmó.

El trabajo de la selección nacional de Fútbol 7 comenzó en 1991, a cargo de los profesores Marcelo Sánchez y Sergio Ruiz. El primer torneo amistoso se disputó en 1993 en Río de Janeiro, Brasil. Desde sus inicios los cuerpos técnicos trabajaron de manera conjunta con instituciones de rehabilitación para ir incorporando jugadores que lograron participar en diversos torneos nacionales y regionales y en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996, Sydney 2000 y Atenas 2004.

Tras la eliminación en los Juegos de Beijing 2008, ahora todas las fichas están puestas en Londres. “Somos un grupo muy unido, con buenos jugadores, y si bien el nivel de otras selecciones es un tanto superior al nuestro, podemos dar pelea para dejar a la Argentina entre los primeros puestos de la competencia”, sintetizó Lugrin.

Informe: Sabrina Améndola.