SOCIEDAD › PARA LOS ESPECIALISTAS, LA MUJER SECUESTRADA ESTA BAJO EL SINDROME DE ESTOCOLMO

“Sometida a un fuerte control psíquico”

Aún guarda cierta “valoración afectiva hacia sus captores”, dijo el psiquiatra José Aspitarte, secretario de Salud de Coronel Suárez. Ayer, la periodista Estefanía Heit y su pareja, Jesús Olivera, pidieron declarar, pero la fiscal no aceptó.

Sonia Marisol Molina, la mujer que denunció haber sido secuestrada por el matrimonio de Estefanía Heit y Jesús Olivera, quien además la habría violado varias veces, padece el síndrome de Estocolmo, según estimó el médico psiquiatra José Aspitarte, secretario de Salud de Coronel Suárez. Para el funcionario, que atiende a Molina, la mujer aún guarda cierta “valoración afectiva hacia sus captores”, como parte de su instinto de conservación. “Fue sometida a un control psíquico muy fuerte”, agregó Marianela Parenti, quien también forma parte del equipo que ayuda a Molina. Ayer, la fiscal Claudia Lorenzo rechazó el pedido de Heit y Olivera, quienes pretendían declarar hoy pese a los consejos del abogado que los representa, Claudio Lofvall. Este letrado reclamó ayer que Molina declare en sede judicial lo antes posible.

“La paciente, en este momento, tiene algunos temores, aceleración del pensamiento, dificultades del sueño, propias del reajuste de la situación normal que está atravesando en compañía de gente que no la amenaza”, dijo Aspitarte. El funcionario también explicó que el síndrome de Estocolmo lo padecen en algunas ocasiones personas que estuvieron privadas de la libertad y aclaró que en el caso de Molina, cuando la internaron el lunes pasado, “lo que prevalecía era el temor en ese momento a la aparición de esa gente y a volver a vivir la situación que había estado atravesando”.

Al hablar sobre el estado físico de la mujer de 33 años, oriunda de la localidad rionegrina de Río Colorado, el profesional señaló que “durante el transcurso del secuestro le hicieron hacer algunos períodos de ayuno en los que sólo comía repollo y estuvo más delgada que el lunes último, cuando ingresó” al hospital. El ayuno sería parte de la práctica de humillación a la que Olivera sometía a esta mujer, con fines “religiosos”. Aspitarte admitió que es la primera vez que atiende a una paciente en una situación aguda y agregó: “Es sorprendente la alegría que tiene esta mujer”.

Parenti, integrante del Equipo de Salud Mental del Hospital Municipal de Coronel Suárez, donde permanece internada Molina, aseguró que en los tres meses de cautiverio que vivió la mujer “el instinto de supervivencia le permitió escaparse ante una situación extrema, como la de estar muy cerca de la muerte”. El miércoles pasado, fuentes municipales y judiciales informaron que el matrimonio había obligado a Molina a escribir una carta de suicidio, fechada el 21 de octubre, con el plan de resguardarse. La mujer le indicó a la policía dónde estaba el escrito, que fue hallado.

“Obviamente que esto es parte de su historia, no va desaparecer de su vida y le va ocasionar daños. Hay que ver qué puede hacer ella con esta historia que vivió”, comentó Parenti en la puerta del hospital. Luego señaló que Molina “es muy creyente, eso la mantuvo íntegra, le dio esperanza y fuerzas para poder salir” y comparó su situación con lo que ocurre en las guerras, “cuando personas son sometidas a aberraciones inhumanas”. Además, la mujer le dijo que quiere ayudar a personas que hayan pasado por situaciones similares.

Aunque Molina está aportando datos a quienes la atienden para profundizar la investigación, hasta ahora sólo declaró en sede policial. El juzgado de Garantías 1 de Bahía Blanca, donde se tramita la causa, consideró que el hecho está probado por una cantidad de elementos que no incluyen la denuncia de Molina. El miércoles pasado la fiscal advirtió que esperará hasta que el equipo de Salud Mental del hospital certifique que la denunciante está en “condiciones absolutas” para declarar. De lo contrario, agregó, se le estaría “provocando otro vejamen”.

El abogado defensor de la pareja acusada piensa todo lo contrario: “Si esta mujer pudo entrevistarse con varias personas, entre ellas el intendente, también puede recibir a la fiscal para que ella escuche de su boca el relato de lo que, según ella, pasó, y saque sus conclusiones”. Lofvall comentó que sus clientes, quienes se negaron a declarar el miércoles pasado, pretenden hacerlo hoy, pero la fiscal se negó. “Una vez que la fiscalía tenga conocimiento de toda la prueba para sostener la acusación, adelantamos que vamos a ejercer el derecho constitucional de que declaren (Heit y Olivera), incluso podría ser la semana próxima”, dijo el letrado.

Ayer la fiscal solicitó a la Justicia de Garantías de Bahía Blanca que dicte la prisión preventiva para Heit, alojada en la comisaría de Tornquist, y de Olivera, que fue derivado a una dependencia policial de Coronel Pringles. Este último está acusado de “abuso sexual con acceso carnal en concurso real con privación ilegal de la libertad agravada coactiva”. En la fiscalía a cargo de Lorenzo aún analizan unos 60 videos, recolectados en la casa del matrimonio y a la vera de la ruta, donde los fue descartando Olivera, tras ocultarse un día entero en Carhué, a 100 kilómetros de Coronel Suárez.

Mientras tanto, Molina sigue internada y “bajo muchos estímulos por todo lo que vivió, se está viendo en los medios y está acompañada por familiares, muy contenida acá en el hospital”, afirmó Parenti. Según informó esta psicóloga, cuando la paciente se recupere, se iniciará un tratamiento psicológico. “Es posible que sea un tratamiento largo porque ella es una persona que va a necesitar estar contenida y acompañada por lo que vivió”, señaló. Ahora el objetivo es que la paciente pueda salir de este estado, agregó Parenti, “y poder hacer algo positivo con su vida”.

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Jesús Olivera, en el momento de ser trasladado tras su detención.
 
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