SOCIEDAD › CON PLAYAS VACíAS POR EL VIENTO Y EL FRíO, RECAMBIO DE TURISTAS EN LA COSTA ATLáNTICA

Un comienzo de temporada a sol y frío

Empiezan a verse los movimientos turísticos, pero el temporal que azotó Mar del Plata la noche del 31 dejó un tendal de daños. Un balneario diezmado. Personajes de la arena. Las playas privadas siguen cerrando el paso al público mayoritario hasta el mar.

 Por Carlos Rodríguez

Desde Mar del Plata

“A falta de sol, buenos son los vientos.” María Luján (58) brinda a Página/12 su versión del famoso “a mal tiempo, buena cara”, mientras capea las bajas temperaturas, sentada junto con su hija y su nieta en uno de los espigones de la playa Bristol. Después del mediodía, como respuesta a la queja reflejada en la frase que abre la nota, el sol apareció con cierta fuerza por primera vez en el año y las playas se llenaron de ansiosos turistas, pero muy pocos fueron los valientes que tomaron contacto con el mar. El viento –que en la despedida del año viejo y la recepción del nuevo destrozó balnearios de la zona sur de la ciudad– siguió agitando cabellos y reflotando ropa de invierno, pero al menos las nubes se abrieron un poco y los recién llegados comenzaron a disfrutar de lo que vinieron a buscar. En la playa, ayer fue un desfile de veraneantes sin ropa de verano y de cientos de vendedores. El destacado fue El Hombre Araña, que resultó ser un peruano que vive en Buenos Aires desde hace seis años, tiene dos hijos y una mujer. Es la primera vez que se muestra con traje de superhéroe, como estrategia de venta: “Los chicos me llaman y yo voy”.

José López, un auténtico héroe proletario, dice con tímida sonrisa que con su vestimenta vende muchos más muñecos con la imagen del personaje de ficción. Una simple bombilla y una cavidad para juntar el agua con detergente sirven para llenar las playas de pompas de jabón. “Con esto mantengo a mi familia, que está en Buenos Aires, en Villa Celina, y hasta puedo enviar algunos pesitos a mis padres, que se quedaron en Lima.” Tiene un hijo pequeño, José Miguel, de 2 años, nacido en Argentina, y el mayor de 11 años, que se llama Miguel.

Ayer, la Terminal de Omnibus local –algo similar ocurrió en Pinamar y en Villa Gesell– vivió el primer recambio turístico del año. Se fueron los que vinieron sólo a pasar las fiestas de fin de año y llegaron “los veraneantes de verdad”, opinó un hotelero del centro marplatense. “Los que llegaron a fines de diciembre estuvieron en la ciudad unos tres o cuatro días, aprovechando el feriado largo, y hoy (por ayer) se fueron, para darles lugar a los que ahora vienen por una semana o diez días, no mucho más”, aclara el empleado de un hotel cuatro estrellas, a pasos del Casino Central. El movimiento de vehículos y personas fue infernal en las terminales de los principales balnearios de la costa bonaerense.

Uno que no estaba para festejos era Esteban Galera, encargado del balneario Altos del Balcón, en el kilómetro 5,5 de la Ruta Nacional 11, en la zona de Alfar. El temporal del 31 al primer día del año destruyó las instalaciones. “Las pérdidas son prácticamente totales” por las tormentas que golpearon a toda la zona atlántica. “Las sillas y las carpas están casi todas destruidas. Sobre 120 carpas, apenas 40 quedaron sanas o con posibilidad de arreglo.” Dice que fue imposible salvar los materiales porque en pocos minutos, el viento del sudeste hizo que el mar “nos tapara hasta la cintura”. La marejada levantó cuatro pasillos.

“Para no perder los clientes que habían reservado sus carpas, estamos derivando gente a otros balnearios, porque hoy (por ayer) no es día de playa, pero todos los que iniciaron sus vacaciones quieren tomar contacto con la arena.” El clima sufrió un cambio brusco entre el domingo 30 y la tarde-noche del 31. La del 30 fue una jornada de gloria. En la costa, a las 12 de la noche, se podía pasear con remera y ojotas, aunque en el mar profundo se avecinaba una tormenta que durante más de una hora se manifestó con truenos, relámpagos y rayos más luminosos que las cañitas voladoras que no tuvieron el brillo de otros años, por el temporal. Ahora, los expertos aseguraron que el tiempo mejorará y habrá “un verano normal” (ver aparte).

Los turistas también se quejan por las variaciones que se advierten en el costo de algunos productos de primera necesidad, cuando se va de un comercio a otro. El problema llegó a oídos de la intendencia local y también del gobernador Daniel Scioli, quien en su visita a la ciudad les pidió a todos los empresarios “que se manejen con mucha responsabilidad en cuanto a los precios, porque de lo contrario estaríamos matando la gallina de los huevos de oro”, en una simbólica referencia a los turistas. Con la salida del sol, la tarde de ayer fue agradable para pasear por la costa y por los paseos públicos cercanos. El inconveniente, sobre todo para las familias con hijos chicos que concurrieron a la playa pública, fue la ausencia de suficientes caminos de acceso a través de los balnearios privados. Como si fueran barrios cerrados, en la zona de la Bristol y playas aledañas se han instalado cercos de madera infranqueables para los que no han pagado su carpa o su sombrilla. “Acceso exclusivo para clientes”, dice el cartel pegado en las puertas de los lugares concesionados. Familias enteras tuvieron que caminar con carritos e hijos a cuestas entre cuatro y cinco cuadras, para poder pasar de la playa a la rambla o viceversa.

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El temporal primero, el frío y el viento, después, conspiraron para que la playa estuviera desolada.
Imagen: Pablo Piovano
 
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