SOCIEDAD › LEY DE MATRIMONIO IGUALITARIO

La rebelión de los lores

 Por Marcelo Justo

Desde Londres

En medio de una crisis por denuncias de corrupción, la Cámara de los Lores amenaza con provocar un cisma constitucional este martes por la noche, votando en contra del derecho al matrimonio para parejas gay. La ley obtuvo la aprobación de la Cámara de los Comunes hace dos semanas, pero disparó una rebelión en los lores con la unión de conservadores, obispos y ex jefes de policía para votar en contra y forzar al gobierno del primer ministro David Cameron a usar una prerrogativa excepcional, el llamado Parlamentary Act, o a abandonar la ley por completo.

Como en el resto del mundo occidental, los derechos de los gays han progresado en los últimos 15 años en el Reino Unido. En 1999 se aprobó una nueva edad legal (16 años) para las relaciones homosexuales. En el año 2000, los gays obtuvieron el derecho a servir en las fuerzas armadas y en 2005, el enlace civil. Con el apoyo de los tres principales partidos, parecía que el matrimonio homosexual no presentaría mayores obstáculos, pero las turbulencias políticas de los conservadores –que a partir de la economía y el tema europeo han reactivado tendencias atávicas partidarias–- animaron a los rebeldes internos a desafiar al primer ministro.

En la Cámara de los Comunes, el resultado fue una aprobación con la oposición de unos 175 diputados, la enorme mayoría de ellos conservadores. Los lores, liderados por un thatcherista de primera hora, lord Norman Tebbit, prometieron la madre de todas las batallas en la Cámara. En el arcano sistema parlamentario británico, la Cámara de los Comunes –Cámara electa– es el corazón de las iniciativas parlamentarias y los proyectos de ley que pasan por tres etapas (enunciación, debate y votación). La función de los lores es el análisis y la enmienda de los proyectos.

A pesar de su carácter elitista, los lores fueron los principales opositores a muchas iniciativas del thatcherismo, y en 1998 sorprendieron al mundo con el fallo dividido pero favorable a la extradición del ex dictador chileno Augusto Pinochet a España. Aun así, la estructura de la Cámara se parece a un sistema medieval con nombres sacados del Lord of the Rings de J.R.R. Tolkien. Están los 26 lores espirituales (obispos) y los lores temporales, que a su vez se dividen en lores hereditarios; y los life peers o lores por méritos, nombrados por el monarca siguiendo la recomendación del primer ministro de turno. Espirituales o temporales, hereditarios o por mérito, tienen una cosa en común: no son electos.

En las últimas dos décadas ha habido varios intentos de reformar este sistema con la introducción parcial o total de una segunda Cámara electa –-equivalente a senadores–, pero estos intentos han tenido que conformarse con una drástica reducción del número de lores hereditarios, que a mediados de los ’90 eran unos 900 y hoy son 92. Los británicos, reacios al cambio, objetan que el sistema ha funcionado muy bien durante siglos y que los lores son el equivalente inglés a una Corte Constitucional.

El escándalo por corrupción ha puesto en tela de juicio esta supuesta independencia señorial de los lores. Las primeras filtraciones de un programa de la BBC, Panorama, que se emite este jueves, expusieron a un diputado conservador, dos lores laboristas y uno de un partido nordirlandés aceptando ser lobbistas de unas compañías fantasma montadas por los periodistas para probar que era posible comprar influencias en el Parlamento. El Partido Conservador suspendió a su diputado, y el laborista y el nordirlandés a sus lores, pero muchos están temblando ante lo que dirá el programa el jueves, y al menos un lord ha reconocido a la BBC que la “Cámara está llena de negociados”.

En este contexto, un voto en contra de la ley de matrimonio homosexual tensaría la cuerda constitucional y el prestigio de la Cámara, dando alas a los que proponen la sustitución de los lores por una Cámara alta electa. Pero dado el altísimo voltaje emocional del matrimonio homosexual, parece difícil que los normalmente circunspectos y flemáticos británicos se inclinen por un voto pragmático. El primer lord que reconoció su homosexualidad en la Cámara al grito de “disgraceful, dirty, sinful” (“lamentable, sucio, pecaminoso”) por parte de algunos de sus pares, lord Waheed Alli, reconoció que era imposible predecir el voto, y que un rechazo de la Cámara crearía una crisis constitucional. Así las cosas, la votación de este martes por la noche es un gran enigma que puede añadirse a la montaña de problemas que tiene el primer ministro.

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