SOCIEDAD › EL JUEZ ARIEL LIJO DISPUSO LA LIBERTAD DEL MAQUINISTA JULIO BENíTEZ Y UN EMBARGO POR 2,5 MILLONES DE PESOS

Procesado por descarrilamiento culposo

El maquinista Julio Benítez, que provocó el choque contra los paragolpes de Once, el 19 de octubre pasado, fue procesado por descarrilamiento culposo y sustracción y ocultamiento de pruebas. Quedó libre porque no ofrecía riesgo de interferir la investigación.

El maquinista Julio Benítez, quien el 19 de octubre pasado estrelló la formación Chapa 5 contra los paragolpes de la estación de Once, provocando lesiones a más de cien pasajeros, fue procesado por el juez federal Ariel Lijo por “descarrilamiento culposo agravado”, reduciendo notablemente la pena que enfrenta. Además, al considerar que no existía peligro de que interfiriera en el proceso de investigación, ordenó que cesara su detención preventiva. En cambio, ordenó se le trabara embargo por 2,5 millones de pesos. También le adjudicó el delito de sustracción y ocultamiento de pruebas, por la extracción y rotura del disco rígido en el que se grabaron las imágenes de la cámara de vigilancia de la cabina del conductor.

Benítez se encontraba detenido desde el día del accidente y actualmente internado con custodia en el Ramos Mejía, donde programan operarlo para reducir la fractura del tabique nasal. Con las pruebas obtenidas y la declaración ante el juez del propio maquinista, que reconoció haber infringido la velocidad máxima y que el mecanismo de frenado funcionaba a la perfección, Ariel Lijo calificó el delito como descarrilamiento culposo, semejante al estrago culposo, porque entendió que no hubo intención de producir el choque sino que produjo el siniestro por imprudencia o negligencia.

El robo y la rotura del disco de seguridad, cuyas imágenes del maquinista en el viaje se perdieron por la imposibilidad de reparación, quedaron demostrados al comprobarse que eran suyas las manchas de sangre en el dispositivo y en la gaveta que lo contenía, según las muestras de ADN. El disco rígido fue encontrado en la mochila de Benítez, donde también se hallaron herramientas como destornilladores, una tijera, un cuchillo, una pinza, entre otros elementos. El acusado dijo que las llevaba para eventuales reparaciones electrónicas durante un viaje. Ante el juez Benítez no reconoció haber extraído el disco rígido y sólo dijo que no recordaba nada de ese momento, por lo que las manchas de sangre fueron determinantes para demostrar su responsabilidad.

Lijo también tuvo en cuenta que según los registros de GPS montados en cada formación, el maquinista vulneró en diez oportunidades la velocidad máxima reglamentaria en diversos trayectos entre las estaciones Moreno y Once. Su falta se hizo evidente cuando ingresó al andén a 22 kilómetros por hora, superando en 10 el máximo permitido, lo que lo llevó a embestir los paragolpes de la estación.

En el choque se lesionaron de manera leve 104 personas y una mujer a la que debieron extirparle el bazo. Los amortiguadores evitaron que los vagones se montaran uno sobre otro, como ocurrió en la tragedia de Once de febrero del 2012.

Benítez se encuentra internado en el Hospital Ramos Mejía, donde será operado del tabique nasal, roto en el choque.

Tras el accidente, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, dispuso que la línea Sarmiento sea operada en forma total por el Estado, ya que se encontraron diversas irregularidades que había cometido el maquinista en viajes anteriores y que no habían sido sancionadas con severidad por las empresas que controlaban el ramal.

Durante la indagatoria, el maquinista admitió que había escrito en su blog personal frases sobre sueños que tenía estrellando una formación ferroviaria. En esa declaración manifestó que tenía “recuerdos borrosos” del accidente, que no sabía cómo había frenado en las anteriores estaciones y que había sentido como “un ahogo” en el momento previo de ingresar a la estación de Once.

Las pericias determinaron que Benítez tiene una tendencia a la simulación y que presentaba características psicopáticas, pese a que el maquinista negó ante el juez haber tenido una enfermedad que lo condicionara en su desempeño laboral.

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Benítez estaba internado con custodia en el Ramos Mejía, donde iba a ser operado en el tabique nasal.
Imagen: Télam
 
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