SOCIEDAD › LO CEDIO LA NACION A UNA COOPERATIVA DE CARTONEROS

El sueño del galpón propio

Son 1400 metros cuadrados a metros de la Costanera Norte y Paseo Alcorta. Lo utilizarán para acopiar residuos destinados al reciclado. De esa manera podrán obtener mejores precios.

 Por Eduardo Videla

¿Cuál es el sueño de un cartonero? Puede ser, por ejemplo, el acceso a un lugar propio para almacenar materiales y negociar mejores precios con los compradores. Para la gente de la Cooperativa El Ceibo –un grupo de recuperadores de residuos con sede en el barrio de Palermo– ese sueño ya es realidad: acaban de tomar posesión de un inmenso galpón de 1400 metros cuadrados en un lugar privilegiado de Buenos Aires, a tres cuadras del Paseo Alcorta y a otro tanto de Costa Salguero. Accedieron a ese espacio después de batallar durante casi dos años. El Onabe, el ente nacional que administra los bienes del Estado, les otorgó la tenencia precaria del predio, en forma gratuita. Allí, además de acopiar vidrio y PVC –al igual que cartón–, prevén moler botellas de plástico para vender la materia prima directamente a los recicladores.
El caso de El Ceibo muestra cómo el “efecto K” alcanzó esta vez a los cartoneros: en menos de dos meses de gestión, el Onabe resolvió un expediente que venía con demoras, en virtud de la buena sintonía entre el gobierno nacional y el porteño.
La cooperativa es una de las pioneras en el rubro y ya tiene su propio perfil: a diferencia de otros cartoneros, sus integrantes trabajan de día, recorren las casas de Palermo puerta por puerta y su especialidad son las botellas de vidrio y PVC. “Palermo es una zona de gran consumo de bebidas, por la cantidad de boliches”, explica a Página/12 Cristina Lescano, presidenta de la cooperativa. “Además –aclara–, los vecinos apartan el papel para los cartoneros que pasan de noche.”
El Ceibo –que tiene unos 70 integrantes– es la primera organización de cirujas que se animó a celebrar un convenio con el gobierno de la ciudad. A partir de ese acuerdo, celebrado en agosto del año pasado, los cartoneros iniciaron una experiencia piloto en una zona de 53 manzanas en Palermo, comprendida entre la avenida Córdoba, Thames, Soler, Gascón y Julián Alvarez.
“Primero van los promotores ambientales, que son chicos de la cooperativa, casa por casa. Y explican cómo tienen que separar los residuos”, dice Lescano. El trabajo no es fácil. “Tenemos que ir más de una vez para que la gente nos tenga confianza. Cuando aceptan, nos ponemos de acuerdo en el día y la hora en que pasará el recuperador, con el carrito, a retirar la bolsa”, agrega. Tanta prédica ha dado algunos resultados. “Tenemos 350 clientes fijos y los mejores son algunos consorcios, que nos preparan bolsas con plástico y vidrio tres veces por semana.”
Hasta ahora, los cartoneros de El Ceibo venían acopiando los materiales en una casa tomada de Palermo. “Era ilegal, porque en el barrio no puede haber depósitos”, dice Lescano. Ahora, con el nuevo galpón, todo será distinto: “Vamos a poder extender nuestra zona a todo Palermo: unas 800 manzanas desde Corrientes hasta Libertador y desde Bulnes hasta La Pampa”.
El galpón de paredes de chapa y techo a dos aguas, del mismo material, está en los terrenos ferroviarios de Retiro que se extienden desde la estación del ex Ferrocarril Belgrano hasta la calle Salguero. A la altura de la estación Saldías está el barrio del mismo nombre y, detrás, una zona surcada de vías de trocha angosta y containers provenientes del puerto. En ese paisaje se inscribe la hilera de galpones, paralela a la Autopista Illia, que la separa de la Villa 31. Uno de esos depósitos es el asignado a los cartoneros de El Ceibo.
“Primero vamos a hacer el acopio y la clasificación de materiales –explica Lescano–. Después está previsto instalar una enfardadora para papel y plástico y una moledora de PVC.” El grupo cuenta con un asistente calificado: Cristóbal (o Cristopher) Wilson, un ingeniero mecánico canadiense que aporta ad honorem sus conocimientos en instalaciones y logística.
Aldo, uno de los recuperadores, lleva en la cabeza las cotizaciones: “El vidrio vale 5 centavos el kilo, pero por las botellas de champán nos dan10 centavos por unidad. El plástico compactado vale 50 centavos el kilo. Y el papel de diario y los cartones están a 27 centavos”, informa.
¿Cómo trasladar los carritos desde Palermo hasta esa zona vecina al puerto? “La Secretaría de Medio Ambiente de la ciudad nos prometió instalar contenedores en algunas las esquinas, que van a ser trasladados hasta acá en un camión de la Dirección de Higiene Urbana”, describe Lescano. Medio Ambiente tuvo un protagonismo decisivo en el proyecto: desde el acuerdo firmado con El Ceibo, hace un año, hasta la gestión para la cesión del predio, pasando por las campañas de registro y vacunación de cartoneros. “Esta experiencia demuestra que se puede conseguir una ciudad más limpia con políticas solidarias, sin represión”, destaca el director de Espacio Público, Jorge Giberti.
La cooperativa correrá con todos los gastos de servicios públicos, mantenimiento y seguro y deberá restituir el galpón cuando el Onabe se lo solicite. “Al galpón de El Ceibo podría seguirle otro, destinado a otros grupos de cartoneros”, anuncia Cristina Reynals, del programa de Recuperación de Residuos Sólidos del gobierno porteño. Mientras tanto, Lescano se entusiasma con el futuro en su flamante lugar: “Necesitamos hacer esto junto con los vecinos, que son los dueños de la basura. Si no participan ellos, esto no sirve”.

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Integrantes de la Cooperativa El Ceibo, en su flamante depósito, entre Retiro y Palermo.
 
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