SOCIEDAD › UN BONAERENSE ANTE LA JUSTICIA ACUSADO DE BALEAR A SU NOVIA

Juicio a un femicidio policial

Mariana Sánchez, de 22 años, recibió un tiro en la cabeza. Su novio, el policía Gabriel García, dijo que se había suicidado porque la iba a dejar. Todo indica que la mató y luego armó la escena. El juicio comienza hoy, en los tribunales de Campana.

 Por Mariana Carbajal

Mariana Sánchez murió el 17 de agosto de 2006 por un disparo en la cabeza que salió del arma reglamentaria de su novio, el entonces policía bonaerense Gabriel Omar García. La joven tenía 22 años y muchas ilusiones. En un primer momento, la causa fue caratulada como suicidio, siguiendo la versión del uniformado: que en una discusión en el auto, porque él quería cortar la relación, ella tomó la pistola, le puso el cargador y se mató. Recién a los dos años de ocurrido el hecho, García fue imputado por el femicidio, como reclamaba la mamá de Mariana, Graciela Centurión. Hoy, ocho años después del asesinato, el caso llegará a juicio. El inicio del debate oral y público –que tuvo múltiples postergaciones– está previsto a las 10 y estará a cargo del Tribunal Oral N° 2 de Campana. “Espero que se haga justicia. Por la vida y la memoria de mi hija”, pidió Centurión.

La causa llega a juicio caratulada como “homicidio simple agravado por el uso del arma de fuego”. Desde un comienzo, familiares y amigos de Mariana, junto a varias organizaciones sociales, se movilizaron a la fiscalía de Campana para pedir el esclarecimiento del caso y que se desechara la versión del novio, que había declarado como testigo que la joven se había “suicidado”. El hecho, dijo, ocurrió mientras el auto estaba en el estacionamiento de un local de McDonald’s, en la ciudad de Campana. La madre de Mariana está convencida de que García, que se desempeñaba en aquel momento como policía en la comisaría primera de Escobar, armó la escena del crimen y que, en realidad, la mató horas antes de las 17, cuando dijo que se produjo el disparo. No hubo transeúntes que hayan escuchado el disparo en las cercanías del local. García actualmente no integra la fuerza –habría sido desafectado– pero está libre y es custodio en una fábrica de Pilar, según señaló a este diario, Centurión. Nunca estuvo detenido.

“Mariana murió de un disparo en la cabeza que salió del arma reglamentaria de García, pero no muere inmediatamente, sino que queda agonizando. Mientras ella agonizaba, él no llamó a la ambulancia ni a un médico, sino que llamó a sus compañeros para pedirles consejos sobre cómo proceder. Mariana fue llevada a un centro de salud por los bomberos de Campana, ya casi desangrada por el tiempo que había pasado, y allí falleció a la noche de ese día”, recordó la mujer. A Centurión la acompaña en su reclamo de Justicia la madre de otro joven asesinado por un policía, Raquel Witis, cuyo hijo, Mariano Witis, fue tomado como rehén el 21 de septiembre de 2000 por Darío Riquelme: los dos fueron fusilados por un oficial de la Bonaerense que no escuchó la rendición del segundo ni la explicación del primero. La abogada de Witis, Laura del Cerro, patrocina a Centurión desde 2012.

García declaró ante la fiscalía de Campana que habían tenido una discusión con su novia porque él pensaba dejarla, y ella ante ese planteo, reaccionó violentamente golpeando con sus puños. “Esa versión es inverosímil. Mariana pesaba 55 kilos y García, 98. Dijo que cuando lo dejó casi desmayado se dirigió al asiento trasero del auto y tomó el arma reglamentaria del policía, le puso el cargador, le quitó el seguro y se descerrajó un tiro casi en la nuca. Esa escena fue armada por García”, señaló Centurión.

En un comienzo, la fiscalía consideró al novio como testigo. Hacía unos dos años que estaban en pareja, aunque, según relataron las amigas de ella, no era una relación que mostraran socialmente. Algunos testimonios de gente cercana a Mariana cuentan que él la trataba de “puta”, una descalificación que suelen utilizar hombres maltratadores para humillar a su compañera. “Qué cara de puta tenés” le escuchó decir una vez una cuñada de Mariana a García, en relación con su novia. Para Centurión se trata de un caso de violencia de género. Ese 17 de agosto, García la habría pasado a buscar por el trabajo para almorzar juntos, alrededor de las 14. Mariana trabajaba como promotora en el Mercado de Campana. Durante la instrucción, varios policías amigos del imputado declararon que, en realidad, la que era violenta era la joven. Para Centurión esos uniformados son cómplices de encubrimiento.

La mujer cuestiona la investigación del caso que estuvo a cargo del fiscal Marcelo Pernisi, fallecido hace unos dos años. Señala que se hicieron mal las pericias sobre el arma y la munición que se encontró en el auto, que no se tomaron suficientes fotografías de la escena del hecho. Y espera que se logre esclarecer el hecho y haya justicia.

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Familiares y amigos de Mariana Sánchez marcharon en reclamo de justicia en Campana.
 
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