SOCIEDAD › EL USO PROLONGADO DE PANTALLAS PROVOCA EN LA VISTA DAÑOS QUE SUELEN NO SER VINCULADOS A ESA CAUSA

El síndrome que no se ve

Entre seis y nueve de cada diez personas que pasan horas ante las pantallas podrían padecer el “síndrome de visión computacional”. Se manifiesta con fatiga visual, dolor de cabeza, cuello y hombros, visión borrosa o sequedad en los ojos. Consejos para evitarlo.

 Por Pedro Lipcovich

Supongamos que el lector accede a esta nota por la pantalla de una computadora o de un smartphone: ¿hace cuánto que está frente a la pantalla? Si usa computadora, ¿está mirando en dirección horizontal o levemente hacia abajo? Si lee en su smartphone y lleva anteojos, ¿éstos fueron recetados tomando en cuenta que usa ese dispositivo? Incluso, ¿cuánta agua tomó hoy? Estas y otras preguntas toman relevancia en caso de que padezca fatiga visual, dolores de cabeza, visión borrosa, sequedad en los ojos, dolor de cuello y de hombros. Bajo la designación “síndrome de visión computacional” (SVC), estos síntomas generan cada vez más atención en los sistemas de salud, ya que entre el 64 y el 90 por ciento de quienes pasan horas ante las pantallas podrían padecerlos. Y, en distintos países, sindicatos y agencias de control cuestionan a empleadores por asuntos que van desde la escasa humedad en ambientes con aire acondicionado hasta la mala disposición de los monitores. En la Argentina, son infrecuentes las consultas por SVC pero –explicó un directivo del Consejo Argentino de Oftalmología– “el tema aparece al interrogar a los pacientes”, desconocedores de que sus síntomas son por la compu.

El Instituto Nacional para la Seguridad y la Salud Ocupacional de Estados Unidos (Niosh) precisó que los síntomas que componen el SVC se dividen en externos e internos: los externos son básicamente el “ojo seco”, e incluyen la irritación, el ardor y el lagrimeo, “usualmente cuando se lee en presencia de luz brillante o titilante y con letras pequeñas”. Los síntomas internos incluyen “dolor de ojo, diplopía (visión doble) y visión borrosa, fatiga visual y dolor de cabeza” y se vinculan con excesiva tensión en los músculos que gobiernan el movimiento ocular,

En cuanto al “ojo seco”, una de las causas es que “cuando se lee o escribe en computadora, la frecuencia de parpadeo es menor y más irregular que cuando se lo hace sobre papel”. La Asociación Estadounidense de Optometría (AOA) propone “hacer un esfuerzo para parpadear frecuentemente, ya que el parpadeo mantiene húmeda la superficie del ojo”. Otro factor es la cantidad de agua ingerida: los famosos dos litros diarios sirven también para que el ojo se humedezca más. Pero todavía más importante es la sequedad ambiente, frecuente en lugares con aire acondicionado.

Otro factor es que la pantalla esté demasiado elevada: Mark Rosenfield, en un trabajo en la Revista del Colegio de Optometristas de Nueva York, señala que “como los monitores suelen usarse mirando horizontalmente, mientras que en papel se lee con la vista hacia abajo, con el monitor hay un incremento en la exposición de la córnea, que resulta en mayor evaporación de la capa de lágrimas que la protegen”.

La AOA destaca que “la pantalla debería estar en un ángulo de 15 a 20 grados por debajo del nivel del ojo: el borde superior de la pantalla, ligeramente por debajo del nivel de los ojos”. Los papeles y materiales de referencia “deberían ubicarse por encima del teclado y por debajo del monitor. Si esto no es posible, puede usarse un atril que sostenga el documento al costado del monitor. El objetivo es que la persona deba mover la cabeza lo menos posible para ir del documento a la pantalla”. Y, ya que estamos, “limpie frecuentemente la pantalla de su computadora: el polvo y las marcas de dedos reducen la claridad”.

En los monitores, “el brillo debería ajustarse para que se asemeje al del entorno, y el contraste debe ser lo más alto posible”. Y “la pantalla debe ubicarse de modo de evitar el reflejo, especialmente desde lámparas o ventanas: mejor usar cortinas en las ventanas y lámparas de baja intensidad. Si no hay modo de minimizar el reflejo, se debe considerar el uso de un filtro de pantalla, para disminuir la luz reflejada”.

La AOA estima que “la distancia del ojo a un monitor de pantalla plana debería ser de entre 45 y 75 centímetros”. De todos modos, “la distancia exacta debe ser tema de preferencia personal, sobre la base de los requerimientos visuales de cada uno”.

Hay observaciones específicas para smartphones y notebooks. Los primeros “pueden requerir distancias muy cortas, lo cual incrementa las demandas sobre la acumulación ocular, en especial si se mantiene durante períodos extendidos. El profesional que prescribe anteojos para ver de cerca debe preguntar y tomar en cuenta estos hechos”.

En cuanto a las notebooks, antes de decidir su compra hay que saber que “como en ellas el teclado está adosado al monitor, ofrecen menos flexibilidad para adecuar la distancia de la pantalla”.

Sucede que las pantallas agudizan problemas preexistentes: “Pequeños grados de hipermetropía o astigmatismo sin corregir, especialmente en usuarios de lentes de contacto, contribuyen al desarrollo de síntomas cuando se usa computadora”, advierte la AOA.

Y no hay que trabajar sin interrupción: la AOA requiere “períodos de descanso de 15 minutos después de dos horas de uso continuo de la computadora. Y, para que los ojos puedan reacomodarse, por cada 20 minutos de trabajo con la computadora mirar durante 20 segundos a una distancia de por lo menos 20 pies (unos siete metros)”: es la regla que llaman “20-20-20”.

Según el informe de Rosenfield, “entre el 64 y el 90 por ciento de los usuarios de computadora experimentan síntomas visuales”. Estos tienen “un significativo impacto económico”, ya que “incrementan la cantidad de errores”. Y “los daños musculares y óseos vinculados con el uso de computadora pueden representar al menos la mitad de todas las patologías laborales comunicadas en Estados Unidos”. La prevalencia del ojo seco es mayor en mujeres que en hombres. Y el Niosh advierte que “los trabajadores de más de 40 años de edad están predispuestos a esos síntomas, porque suelen necesitar niveles e iluminación más altos que los más jóvenes”.

Ernesto Ferrer, vicepresidente del Consejo Argentino de Oftalmología, observó que el síndrome de visión computacional “no se plantea frecuentemente como motivo de consulta en los pacientes, pero, ante alguno de los síntomas que lo constituyen, cuando uno hace el interrogatorio suele aparecer que trabaja mucho tiempo con computadoras bajo condiciones que no son las mejores”.

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