SOCIEDAD › ABRE HOY AL PUBLICO LA SEDE TECNOPOLIS DE LA FERIA DEL LIBRO INFANTIL

Un espacio para los cronopios

En el marco de la muestra de ciencia y tecnología, ayer también quedó inaugurada la feria del libro para chicos y adolescentes, que este año tendrá dos sedes. Desde el lunes pasado ya funcionaba la de El Dorrego. En Tecnópolis se apuesta a un público más amplio.

 Por Karina Micheletto

Con la inauguración de Tecnópolis, quedó ayer también formalmente inaugurada la segunda de las sedes de la Feria del Libro Infantil y Juvenil. En su vigésimo cuarta edición y bajo el lema “¡Cronopios, a leer!”, este evento se hará por primera vez en dos predios en forma simultánea. La feria estará en El Dorrego (Zapiola 50, en el barrio porteño de Colegiales), donde ya está abierta desde el lunes, y en Tecnópolis (General Paz, entre Balbín y Avenida de los Constituyentes, en Villa Martelli), donde comenzará a funcionar hoy, ocupando algunos de los pabellones de este gigantesco lugar. También, a diferencia de años anteriores, el acceso a ambas sedes será gratuito. Ayer, en la previa de la inauguración y sin que estuviera aún abierto al público en general, los expositores terminaban de ultimar detalles, montar estructuras y acomodar libros en las estanterías, con un desarrollo un tanto más reducido que el que pudo observarse en El Dorrego.

Los stands de la Cámara Argentina del Libro y de la Cámara Argentina de Publicaciones, por caso, reunieron en un mismo espacio a muchas editoriales –algunas, de importante envergadura– que eligieron montar sus escenarios más desplegados en El Dorrego, para reservar una participación más pequeña en la sede de Tecnópolis. “Resulta un gran esfuerzo para las editoriales desdoblar sus estructuras, por eso estos stands colectivos resultaron una buena manera de ayudar a garantizar mayor cantidad de presencias”, explica Oscar González, presidente del comité organizador de la feria. “Es verdad que esto marca una diferencia en cuanto a la oferta de cada feria. Sin embargo, hay muchas actividades compartidas en cuanto a talleres, espectáculos, propuestas artísticas. La feria va por su edición 24 y eso significa toda una historia recorrida, de modo que la feria ya tiene su vida propia, su formato ganado”, asegura.

“Hay actividades que quedaron concentradas en El Dorrego: las jornadas para docentes, el encuentro de profesionales del libro infantil y juvenil, el festival de historieta, la entrega del premio pregonero, el foro del bibliotecario”, enumera González. “En Tecnópolis se abrió otro espacio, el Encuentro con la Literatura Infantil y Juvenil, pensado para docentes, el 30 de julio. Es otro público, que estamos explorando. Después del 2 de agosto, cuando termine la feria, sabremos si funcionó o no. Estamos inaugurando una nueva etapa y lo hacemos con mucha expectativa.”

La posibilidad de llegada a un público más amplio –en cuanto a cantidad y también a origen social de los asistentes–, en medio de la afluencia que propicia siempre un evento como Tecnópolis, y la necesidad de que este evento se de-sarrolle durante las vacaciones de invierno –con tiempo disponible para la salida familiar– aparecen como la explicación de este “desdoblamiento” de la feria. “Tuvimos poco tiempo para organizarnos, porque esto surgió hace muy poco, no más de un mes y medio. El año que viene, si los resultados han sido exitosos, se encarará de otra manera”, sigue diciendo González. “Llamativamente, hay un gran desarrollo de ferias del libro en todo el país, es una actividad que está creciendo, y esto habla también de un buen momento para la industria. Yo soy un gran defensor de la feria: la feria comienza donde termina la vidriera, es la gran posibilidad de que el libro llegue al público que no es espectador de librería”, define.

Para Teresita Valdettaro, curadora de la Feria Infantil y Juvenil por Tecnópolis e integrante de las comisiones profesionales de la Fundación El Libro, la realización de este evento en Tecnópolis aparece como una continuidad de la experiencia de la Feria de la Palabra, que recientemente inauguró el espacio de letras en el predio. “Una Feria del Libro Infantil y Juvenil en este marco, con la mirada que abre Tecnópolis ligada a la ciencia, la tecnología, la educación y el arte, significa muchas cosas”, advierte. “La apuesta es por la posibilidad que nos dan los libros de descubrir el mundo, tan inmensa y abarcativa como otras exploraciones. Es también poner de relieve la importancia y la necesidad de que los libros estén disponibles para todos, desde muy temprana edad. Y es, además, marcar el lugar fundamental de la industria cultural argentina y, dentro de ella, de la industria editorial. Esa industria ha crecido en la Argentina en la última década más que en el resto de la región, en especial en su sector infantil, y alberga tanto a las cabezas regionales de las grandes multinacionales como a los emprendimientos de las editoriales independientes, que son los que garantizan una diversidad y una oferta que no paran de crecer. Todo eso estará mostrado, destacado y celebrado en la feria, en sus dos sedes.”

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La feria en Tecnópolis ocupa algunos de los pabellones de este gigantesco predio.
Imagen: Leandro Teysseire
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