SOCIEDAD › MáS DE 2500 MUERTOS Y MILES DE DESAPARECIDOS

La tierra se dio vuelta en Nepal

La cifra de muertes va en aumento, luego de una réplica de 6,7 grados 24 horas más tarde del primer sismo. No se pudo establecer contacto con trece argentinos que estaban como turistas.

Familias enteras con sus niños vagando sin rumbo por las calles en ruinas, centenares de personas durmiendo en plena calle, decenas de heridos atendidos a cielo abierto porque los hospitales no dan abasto. Pero sobre todo el pánico flotando en el aire ante la posibilidad de que vuelva a desatarse un nuevo temblor. El terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter que el sábado devastó gran parte del valle central de Nepal volvió a replicarse ayer con otra fuerte sacudida de 6,7 grados. Hay más 2500 muertos; los heridos superan con holgura los 6000 y otras miles de personas siguen perdidas, entre ellas trece argentinos. Hasta el presidente nepalí pasó la noche en una de las numerosas tiendas de campaña. En tanto, en los campamentos del Everest se reportó la muerte de 19 montañistas por avalanchas.

El devastador sismo que sacudió el sábado la región del Himalaya es el de mayor intensidad en casi 80 años en el país y el peor que ha registrado la región en una década, desde que en 2005 un movimiento telúrico causara una tragedia de grandes dimensiones en Cachemira, con un balance de más de 84 mil muertos. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, ayer se produjo una fuerte réplica de magnitud 6,7 en la escala de Richter, con unas cuarenta réplicas que sumaban nuevos sustos. Su epicentro se situó al sur de Kodari, en Nepal, cerca de la frontera con China, y su hipocentro, a unos 10 kilómetros de profundidad, hizo que aun se sintiera en el norte de la India y en Bangladesh. Esos dos países también registraron más de 60 muertos, en tanto que China completa la lista de naciones que sufrieron el embate del sismo, con 17 muertos. Los nuevos movimientos telúricos motivaron el cierre temporal del único aeropuerto internacional de Nepal. Ante la delicada situación, el primer ministro nepalí, Sushil Koirala, se dirigió a la comunidad internacional en busca de ayuda.

Nepal despertó ayer consternado por la magnitud del sismo, tras una noche en la que buena parte de los ciudadanos de la capital optó por pasar en la calle, ante el riesgo de nuevos temblores. Incluso el presidente de Nepal, Ram Baran Yadaf, durmió en una tienda de campaña. El estado de emergencia sigue vigente en las regiones afectadas. Desde Naciones Unidas señalaron que hospitales y morgues están saturados, hay escasez de medicamentos y reservas de sangre. “Entre los muertos hay muchos niños. Estamos sobrepasados por el número de pacientes”, dijo el doctor Pratab Narayan, del Hospital Universitario. Por otro lado, los cortes eléctricos continúan en casi todo Katmandú y el suministro de agua también se vio afectado. “Estamos cargando nuestros teléfonos con las baterías del coche”, dijo Alina Sherstha, de la organización World Vision.

El sábado, cuando tuvo lugar la avalancha, había alrededor de mil montañistas y sherpas que se preparaban para escalar la cumbre conocida como “techo del mundo”. Abril es temporada alta y muchas expediciones parten para coronar los 8848 metros del Everest. Además, muchos senderistas emprenden estos días la ruta panorámica del Himalaya hasta el campamento base. Todos fueron sorprendidos por el terremoto. El número de fallecidos a causa de la catástrofe se elevó a 22, mientras 217 personas permanecen desaparecidas. La cifra pertenece sólo al campamento base, a 5300 metros de altura. Más arriba está el campamento 1 (a 5940 metros, donde hubo temblor, aunque no se registraron avalanchas). Acerca de los campamentos 2 (situado a 6400 metros), 3 (a 7020 metros) y 4 (a 8016 metros de altura) no se tiene información, porque no hay comunicación alguna y es imposible acceder. El mal tiempo en la zona dificulta además las tareas de rescate llevadas a cabo por el equipo del ejército indio.

No obstante, “61 personas han podido ser rescatadas con vida del campamento base, 41 de las cuales permanecen en grave estado”, dijo el portavoz Bhanubhakta Nepal. El alpinista Alex Gavan cuenta desde el campamento base que se trata de un “desastre gigantesco, unos de 100 montañeros aún se encuentran atrapados”.

Entre los fallecidos hay un australiano, un estadounidense –el directivo de Google Dan Fredinburg– y un chino. Posteriores avalanchas y corrimientos de tierra causaron también la muerte de numerosos vecinos de los pueblos cercanos. En total, ya hay más de 2500 fallecidos confirmados en Nepal, señaló el portavoz del Ministerio del Interior, Laxmi Dhakal. No obstante, los centenares de desaparecidos y heridos graves hacen temer que la cifra pueda aumentar.

Los sismólogos ya habían alertado sobre el riesgo de que la zona del valle de Katmandú sufriera un nuevo gran terremoto que, combinado con la alta densidad de población y las precarias viviendas, podía desembocar en una tragedia como la que golpeó el corazón del Himalaya. Más de 24 horas después del primer sismo, la tierra continuó temblando. “El terremoto no fue una sorpresa. El último evento similar en esta parte del Himalaya fue hace unos 500 años, que es aproximadamente el promedio de tiempo en que se producen estos eventos”, opinó Marin Clark, geofísico de la Universidad de Michigan.

La ONG californiana Geohazards International, que promueve proyectos para reducir el impacto de catástrofes naturales en países pobres, ya había avisado que más o menos cada 75 años el valle de Katmandú es escenario de un terremoto intenso. El pasado 12 de abril, la organización indicó en un informe: “Con un crecimiento de población del 6,5 por ciento anual, el valle de Katmandú es uno de los de mayor densidad poblacional del mundo: 1,5 millón de personas que viven ahí se enfrentan a un grave riesgo sísmico”. Helen Clark, administradora del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, recordó que Nepal ha trabajado “duro” para reducir su exposición a desastres, pero “es un país de bajo desarrollo y sus recursos son limitados”.

Equipos de ayuda estadounidense partieron ayer a bordo de un avión militar para brindar asistencia en Nepal. El C-17 Globemaster transporta casi 70 personas, incluyendo el Equipo de Asistencia y Respuesta a Desastres de Usaid, el equipo de Búsqueda y Rescate Urbano del condado de Fairfax y varios periodistas. Se estima que el costo de la misión militar de ayuda asciende a los 700.000 dólares.

El papa Francisco rezó ayer con los fieles congregados en la Plaza San Pedro por las víctimas, a quienes dirigió un mensaje de recuerdo tras el tradicional rezo del Angelus. Hace poco más de un año, el 18 de abril de 2014, el Everest había sufrido su mayor tragedia hasta el terremoto actual, con la muerte de 16 sherpas debido también a una avalancha.

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La destrucción de los edificios de Katmandú se llevó la mayor cantidad de muertes. Todos cooperaron en los rescates.
Imagen: Télam
 
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