SOCIEDAD › CONDENAS DE ENTRE 12 Y 3 AñOS A SEIS POLICíAS DE SALTA POR VEJáMENES A DOS DETENIDOS

Las torturas en comisaría tienen pena

Los apremios se conocieron luego de la difusión en 2012 de un video grabado por uno de los policías que participaron del castigo en la comisaría 11ª de General Güemes, Salta. Los cinco que aparecen en plena sesión recibieron entre 12 y 10 años.

 Por Horacio Cecchi

Cinco ex uniformados de la policía salteña de General Güemes fueron condenados ayer a penas de entre 10 y 12 años por torturas contra dos detenidos practicadas en 2011, en la comisaría 11ª de esa localidad. Las imágenes de las torturas que visibilizaron la práctica y constituyeron la principal prueba (además del testimonio de los torturados), fueron difundidas en 2012 por un sexto policía, quien las tomó con su celular y resultó condenado a 3 años por omisión de la denuncia de torturas. La condena fue dispuesta por los jueces Carolina Sanguedol, Mónica Mukdsi y Martín Pérez, de la sala III del Tribunal de Juicio de Salta, El fallo es ejemplar, no tanto por los montos de condena que fueron cercanos al pedido de la fiscalía y la querella (15 años), sino por considerar torturas a las torturas. Ahora resta al poder político considerar el caso como una práctica habitual y extensa, y no esperar a que se haga pública por una peleíta menor entre practicantes.

Las imágenes de las torturas fueron grabadas por el entonces policía Roberto Augusto Barrionuevo, con su celular a la vista de sus cinco colegas. Los hechos ocurrieron en el patio de la comisaría 11ª. Durante el juicio, la propia policía salteña de Güemes que se autoinvestigó llegó a la conclusión de que ese patio constituye en la comisaría un “punto ciego”. “No se puede escuchar ni ver desde otras oficinas o desde afuera de la comisaría”, señalaron peritos del Gabinete de Reconstrucción Criminal de General Güemes. Salvado el resto de la seccional pero maltrecho el sentido común: no parece sencillo creer que en una comisaría de unos diez uniformados por turno, no se sepa dónde se encuentra más de la mitad.

De todos modos, es posible que el aislamiento de los seis haya permitido encuadrar el caso como torturas. Aplicación de la teoría de la manzana podrida.

Las imágenes revelan torturas practicadas por los entonces policías Marcos Gordillo, Héctor Ramírez, Leonardo Serrano y Matías Cruz, algún(os) día(s) entre septiembre y noviembre de 2011, fechas en las cuales pudieron coincidir en esa comisaría como detenidos las dos víctimas de las torturas. Durante 2 minutos y 45 segundos, se puede ver a los dos detenidos, uno de ellos vestido sólo con un slip, y el otro con bermudas, ambos con el torso desnudo y las manos esposadas por detrás de la espalda. Uno de ellos aparece en primer plano mientras que el otro se encuentra sometido a la sesión de torturas a unos metros, cerca de un paredón. Con el más cercano se encuentran dos policías mientras que con el segundo, al fondo, se puede ver a tres, mientras que la filmación se realiza desde la que parecería ser la entrada al patio.

En primer plano se puede ver como uno de los policías toma del pelo al detenido quien se encuentra sentado en el piso y lo obliga a levantarse tirando de él hacia arriba.

Mientras, en el fondo, al segundo detenido quien se encuentra de rodillas contra el piso, le echan agua con un balde y uno de los policías le toma las manos por la espalda y se las levanta por detrás.

En el primer plano, al joven que ya está de pie el mismo policía que lo levantó por los pelos le coloca una bolsa de nylon en la cabeza y espera que el joven diga algo, se cruza de brazos y espera. La escena con la bolsa suelta dura 21 segundos. El muchacho dice algo, pero el policía decide atarle la bolsa de nylon al cuello. Trece segundos después empieza a balancearse y gritar desesperado mientras el policía ajusta la bolsa y le tapa la boca. La sesión de submarino seco se extiende durante 29 segundos, durante los cuales la víctima grita o intenta gritar, tiene convulsiones, cae al piso y finalmente le quitan la bolsa. Se queda tirado en el piso y lo vuelven a levantar de los pelos.

Mientras, en el fondo el otro detenido es obligado a arrodillarse y levantarse, siempre con los brazos levantados por detrás hacia la nuca.

El video fue subido a Internet por Barrionuevo, después de un diferendo por dinero entre Gordillo, el policía que quedó más expuesto en las imágenes, y otro de apellido Arias, primo de Barrionuevo. En venganza, éste decidió subir el video en julio de 2012. La repercusión fue inmediata, el video se viralizó y ubicó a los seis policías, a la comisaría 11ª de General Güemes, a la policía y gobierno salteños, y a la Argentina en los ojos de todo el mundo, todos concentrados en unos pocos metros supuestamente “ciegos” del patio de torturas.

La respuesta inmediata del entonces ministro de Seguridad salteño, Eduardo Sylvester, fue concentrar el fuego sobre los seis del patio a los que se refirió como “no son policías, sino delincuentes vestidos de policías”. Teoría de la manzana podrida. Al menos, fue consecuente y detuvo a los cinco de las imágenes y dos días después, al que subió el video.

El juicio a los seis imputados por torturas comenzó el 21 de marzo pasado. En la puerta de los tribunales, durante el juicio, pudo verse a familiares de los acusados con pancartas en defensa de sus familiares, lo que parece lógico, pero con curiosas afirmaciones: “Dejen de atarles las manos a los policías. Queremos seguridad”, se leía en una pancarta. No está claro qué harían con las manos “sueltas”.

El fiscal Horacio Córdoba pidió 15 años para los cinco acusados de torturas y cuatro para el que filmó el video. El abogado querellante, Pedro García Castiella, pidió la misma cantidad y para Barrionuevo solicitó 3.

Ayer, la Sala III del tribunal condenó a 12 años a Gordillo, 11 a Ramírez, Serrano y Cruz, 10 a Ontiveros y 3 a Barrionuevo. Los seis fueron además inhabilitados en forma perpetua para el ejercicio de la función pública.

Los cinco con condena efectiva quedarán alojados en la cárcel de Villa Las Rosas, en la ciudad de Salta. El Estado, por otro lado, fue condenado al pago de una indemnización civil por un total de 110 mil pesos. El fallo no tiene rincones oscuros. Al Estado le costó apenas un gajo de la manzana, y estará atento a la aparición de nuevos sets de filmación.

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Escenas de horror en el patio de la comisaría 11ª de General Güemes. Al detenido en primer plano lo someten al submarino seco
Imagen: El Tribuno
 
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