SOCIEDAD › INHABILITACIóN Y CUATRO AñOS Y CUATRO MESES DE PRISIóN AL FUNCIONARIO QUE APROBó CROMAñóN

Inspector condenado por habilitar mal

La Justicia encontró a Roberto Calderini responsable de cobrar coimas para aprobar de manera irregular el lugar donde funcionó el boliche Cromañón. Lo condenó a prisión y lo inhabilitó para desempeñar cargos públicos durante diez años. La querella apelará.

Un inspector del Gobierno porteño fue condenado a cuatro años y cuatro meses de prisión por haber cobrado coimas para la habilitación irregular del boliche Cromañón, cuyo incendio, el 30 de diciembre de 2004, provocó 194 muertos y centenares de heridos. Se trata de Roberto Calderini, de 57 años, quien fue hallado autor de los delitos de “falsedad ideológica de instrumento público en concurso ideal con cohecho” y fue inhabilitado por el término de 10 años para desempeñar cargos públicos, según resolvió el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 porteño. El imputado, que llegó al juicio en libertad, seguirá en esa condición al menos hasta que la condena quede firme. Los familiares de las víctimas vincularon el hecho con lo ocurrido en Costa Salguero, donde fallecieron 5 jóvenes, y sostuvieron que “no se puede dar vuelta la página” de Cromañón. Además, exigieron que se desvincule a Calderini de su rol de inspector en el gobierno porteño, donde todavía trabaja.

La audiencia del juicio comenzó a las 9.30, cuando Calderini dijo que no tuvo “nada que ver” con la tragedia y negó haber cobrado coimas. De traje, el acusado extrajo unos papeles de un maletín negro y se dispuso a “contar lo que hacía en la década del noventa”, más precisamente en 1997, cuando como inspector hizo un informe que permitió la habilitación del local en el que años después ocurriría la tragedia. El imputado explicó que por el cargo que desempeñaba sólo se limitó a “elaborar un informe para que lo evaluaran” sus superiores, en tanto que acerca de las sospechas de que recibió un soborno aseguró que nunca hizo “nada que no debía” ni nadie le “ofreció nada” tampoco. Además, aseguró que el informe que suscribió en 1997 tomaba en cuenta el mismo local pero con un destino diferente, ya que en el lugar aún no funcionaba Cromañón, sino un boliche de música tropical: “Esa empresa dejó de existir, vino otra empresa e hizo otra cosa. Si hay un restaurante y cierra, y ahí abre un hotel yo no le veo relación”, dijo a modo de analogía.

“Tengo la impresión de que algunas afirmaciones querían dar de mí una personalidad que no tengo ni tuve, como si fuera una mala persona”, sumó Calderini sobre la acusación que pesa en su contra, y agregó: “Estudié de grande, vivo en la misma casa que fue de mis padres, mis hijos van a la universidad pública, tengo una vida normal, de trabajador”. Calderini se lamentó, además, porque tuvo “que dejar la docencia por estas cuestiones” y acusó a “los medios de comunicación” porque en su opinión “condicionaron un poco” la imagen que la sociedad tiene de él.

A su tiempo, el tribunal pasó a deliberar y aplicó una pena menor a la solicitada en los alegatos por José Iglesias –abogado querellante y padre de Pedro, una de las víctimas– y por el fiscal Fabián Céliz, que había pedido seis años de prisión. El presidente del tribunal, Gustavo Valle, leyó el veredicto en la sala de audiencias del sexto piso del Palacio de Tribunales y anticipó que la sentencia completa se dará a conocer el próximo 4 de mayo. La lectura fue presenciada por una docena de familiares y amigos de las víctimas, quienes portaban fotos de los fallecidos en Cromañón y en parte aplaudieron cuando los jueces Valle, Gustavo Rofrano y Miguel Caminos se retiraron del recinto.

“Vamos a apelar la condena a Casación porque es menos de la mitad de lo que habíamos pedido, nueve años”, dijo Iglesias. Respecto de la situación del ahora condenado en el Gobierno porteño, donde sigue trabajando, indicó que “se le debe iniciar un sumario y suspenderlo en el cargo hasta que la sentencia quede firme”. “Si no lo suspenden, va a seguir habilitando lugares”, advirtió el abogado, quien dijo que pese a que este fue el cuarto y último juicio por Cromañón “no se puede dar vuelta la página debido a lo que pasó en Costa Salguero”, donde el 16 de abril murieron cinco jóvenes durante una fiesta electrónica en la que hubo irregularidades similares a la tragedia de Once. En ese sentido, dijo que “la Gerencia de Eventos Masivos (de la Dirección General de Fiscalización y Control del Gobierno porteño) que debió controlar en Costa Salguero es el equivalente a Calderini con Cromañón”.

En los alegatos de la semana pasada, Céliz, que pidió seis años de prisión para Calderini, explicó que en abril de 1997 el inspector denegó la habilitación del local y cuatro meses después, en junio, en idénticas circunstancias, la aprobó pese a que no se había realizado ninguna reforma. Por eso, concluyó que Calderini recibió dinero para la habilitación, ya que no era amigo ni conocía a nadie de la sociedad Lagartos que explotaba Cromañón en esa época y tampoco había otro motivo para hacerlo. Por su parte, el abogado defensor de Calderini, Martín Orozco, pidió que el funcionario sea absuelto o que se le aplique el mínimo de la pena establecida para los delitos que se le atribuyen: cohecho y falsedad ideológica de instrumento público.

El incendio en Cromañón ocurrió la noche del 30 de diciembre de 2004, cuando comenzaba el recital del grupo de rock Callejeros en el boliche, habilitado para 1000 personas pero donde había alrededor de 5.000. Mientras sonaban los acordes del primer tema, decenas de jóvenes encendieron bengalas y pirotecnia denominada “tres tiros”, que provocaron un incendio en la media sombra que recubría el techo del local, lo que generó un humo tóxico que terminó con la vida de 194 personas.

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El inspector sostuvo que es inocente, y que no tuvo “nada que ver” con la tragedia.
Imagen: Télam
 
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