SOCIEDAD › UN CENTRO DE SALUD EN CONDICIONES DE “INHABITABILIDAD”

Mataderos tiene su Albergue Warnes

El Centro de Salud 5 funciona en un edificio parcialmente tomado por familias sin techo. Prometen construir nuevas instalaciones.

 Por Eduardo Videla

El edificio parece cada vez más una réplica del ex Albergue Warnes: un esqueleto de cemento construido hace más de seis décadas, algunos de cuyos pisos han sido ocupados por familias carenciadas. Hay, sin embargo, dos grandes diferencias: la construcción no está en un barrio de clase media sino detrás de la Villa 15, de Mataderos, conocida como Ciudad Oculta, uno de los caseríos más pobres de la ciudad; y en la planta baja funciona un Centro de Salud, donde se atiende buena parte de los 12 mil habitantes de ese barrio. Un informe de la Auditoría General porteña alertó sobre la situación de “riesgo e inhabitabilidad” del centro del salud, por la acumulación de basura y excrementos, y la existencia de humedad y desprendimientos de revoque en los cielorrasos. Los auditores recomiendan el urgente traslado o la construcción de un nuevo edificio. En el gobierno porteño, por su parte, dicen que en nueve meses estará construido un nuevo centro de salud para el barrio, a una cuadra del lugar.
El Centro de Salud y Acción Comunitaria Nº 5 está ubicado sobre la Avenida Piedrabuena, a metros de Eva Perón. La mole de cemento, que se sobresale en medio de un barrio de casas bajas y casillas, es más antigua que la villa que la rodea. “Fue construida después de 1935, por una ley impulsada por Alfredo Palacios, que creaba un Instituto de la Tuberculosis, pero nunca se terminó. En el ‘50, Ramón Carrillo creó el centro de salud, y llegó a ser el octavo en importancia a nivel nacional, con una planta de 108 profesionales”, reseña el doctor Mario Rípoli, subdirector del centro asistencial. “Se lo conocía como el hospitalito de Mataderos, cuando el Santojanni todavía no existía”, agrega.
El centro fue desmantelado por la dictadura, junto con la villa: sólo quedaron 9 médicos. En 1979 pasó de la Nación a la Municipalidad, que lo reactivó en 1985.
El edificio tiene 14 pisos pero el centro de salud sólo ocupa la planta principal, ubicada a cinco metros sobre el nivel de la vereda. El hall de entrada funciona como estacionamiento: allí dejan su auto los profesionales que trabajan en el lugar. Desde hace dos años, los médicos y enfermeras del centro tienen nueva compañía: varias familias sin techo ocuparon los pisos primero, segundo y tercero y viven allí en condicioens precarias. No tienen instalaciones de electricidad, agua potable, desagües ni redes cloacales.
Entre el 14 y el 15 de febrero, un equipo de la Auditoría recorrió el lugar y constató que “los habitantes (del edificio) obstruyeron los caños pluviales para evitar que el agua de lluvia y agua servida cayera en sus dependencias”. Esto provocó que, cada vez que llueve, se forme una pileta sobre el techo de los consultorios externos de pediatría. Esa acumulación provocó el deterioro del cielorraso y desprendimiento de revoque. “El consultorio tuvo que ser trasladado a Ginecología, donde también se observan problemas similares, con el consecuente riesgo de vida y contaminación”, dice el informe de los auditores.
Según el documento, “las excretas de los habitantes de los pisos superiores se eliminan en gran parte sobre el techo del centro”. El segundo subsuelo del edificio se encuentra inundado por aguas pluviales y servidas, y cubierto por todo tipo de residuos. Las bolsas de basura forman parte del paisaje que rodea al centro de salud: los recolectores, que ingresan a la villa a recoger la basura, no tienen acceso al edificio. “Es urgente trasladar el centro ya que en cualquier momento puede haber un accidente o un problema de contagio por contaminación”, dijo a Página/12 el auditor general Daniel Rodríguez. El informe fue aprobado por unanimidad por los siete miembros de la Auditoría y entregado al jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra.
La directora de Atención Primaria de la Salud del gobierno porteño, Daniela Davenis, dijo a este diario que es imposible trasladar el centro de salud a otro edificio. “Llevarlo a un lugar más alejado implicaría que la gente del barrio no pueda acceder al centro de salud”, dice Davenis. Enefecto, allí se realizan unas 140.000 prestaciones anuales –entre ellas, 50.000 consultas– en su mayoría de Pediatría y Ginecología: programas contra la desnutrición, de procreación responsable, de detección de la tuberculosis, entre otros. “También se hacen periódicamente campañas de control y de vacunación casa por casa”, agrega Rípoli.
Por lo pronto, personal de la Dirección de Infraestructura y Reparación de Edificios realizó un trabajo de desagüe de emergencia, que alivió el problema en los consultorios de pediatría. De todas formas, las horas del Centro de Salud están contadas.
La licitación para construir el nuevo centro, a una cuadra del lugar, se paralizó con la crisis financiera de diciembre. “Esta semana se abre el segundo sobre para adjudicar la construcción de 1500 metros cuadrados, a un costo de 833.000 pesos”, informa la directora de Atención Primaria. La obra estaría terminada en nueve meses. Mientras tanto, los médicos conviven trabajosamente con los nuevos vecinos. “Estamos conversando con delegados del barrio y con gente de la Comisión Municipal de la Vivienda y Desarrollo Social, para que podamos seguir trabajando en las mejores condiciones posibles”, concluye Rípoli.

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El edificio, ubicado junto a la Villa 15, se empezó a construir en 1935 y nunca se terminó.
 
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