Un padre y su hijo fueron absueltos por segunda vez, luego de 17 años de proceso judicial por el crimen de Ana Zerdán, la bioquímica asesinada a golpes en la ciudad rionegrina de Cipolletti, en 1999. Juan Manuel Aguirre, de 41 años, y su padre Juan Carlos Aguirre, de 77, ya habían sido absueltos en un primer juicio oral en el 2008, pero el fallo fue anulado por la Justicia provincial que ordenó un nuevo juicio al que ambos llegaron en libertad, acusados de “homicidio agravado por alevosía”. Pero la Cámara Segunda de Cipolletti absolvió a ambos: en el caso del padre, porque el fiscal Marcelo Gómez no lo acusó; y en el caso del hijo, por el beneficio de la duda.
“En el primer juicio yo era el principal culpable, y ahora resulta que el principal culpable es Juan Manuel”, dijo Juan Carlos Aguirre a la prensa.
La Asociación Pensamiento Penal (APP) se presentó como veedora del juicio y amicus curiae en la causa. La directora del Observatorio de Prácticas del Sistema Penal (de APP) Indiana Guereño, en diálogo con PáginaI12, explicó que “a Ana Zerdán la asesinaron a golpes en 1999, en su laboratorio, mientras investigaba aguas contaminadas”. A la pareja de la bioquímica, Juan Carlos Aguirre, y a su hijo “los acusaron en una investigación irregular y luego los sometieron a un proceso durante 17 años”, contó la abogada y remarcó que “acá tenemos una primera vulneración, que es la falta de plazo razonable”.
“Después tuvieron dos faltas de mérito, fueron desvinculados de la investigación, y en un primer juicio (2008) fueron absueltos en términos muy críticos al proceso. Se calificó el peritaje de Gendarmería Nacional de vergonzoso, y se resaltó que la investigación fue dirigida solo contra ellos, omitiendo cualquier otra línea de investigación.”
Sin embargo, en 2009 el Tribunal Superior de Justicia “dictó un fallo sorprendente y arbitrario. Ordenó un nuevo juicio pero dio como válida la prueba anterior”, agregó Guereño quien explicó que el nuevo juicio el tribunal analizó la grabación de las audiencias del juicio anterior. “Esto constituye otra vulneración, ya que viola el debido proceso de juicio oral, público y continuo”, contó Guereño, quien aclaró que “esto significa que los jueces deben tener contacto inmediato con la prueba, algo imposible al verlo por televisión”.
El nuevo juicio que concluyó con el fallo dictado ayer comenzó el 2 de mayo, siete años después de la decisión del Tribunal Supremo.
En este sentido la representante de la APP señaló que “acá tenemos una tercera vulneración: nadie puede volver a ser juzgado por un mismo hecho por el cual fue absuelto”, además, dijo la letrada “sometieron durante siete años más a la incertidumbre y la angustia a los Aguirre”.
La abogada que caracterizó el nuevo juicio como un “simulacro”, resumió: “El 2 de mayo comenzó. En principio fueron acusados los dos (padre e hijo) del homicidio. El fiscal reconoció que la huella –levantada por los peritos y tomada como prueba en el primer juicio– no pertenecía a ninguno de los dos. Se miraban las grabaciones por televisión, y luego de cinco meses de juicio llamaron a declarar a algunos testigos en vivo y en directo”. Tras lo cual,  “el fiscal hizo un giro sorpresivo, y acusó al hijo solo de asesinarla porque no le había prestado el auto y al padre lo acusa como encubridor del hecho” y, además, “el fiscal dijo que acusa solo en base a indicios”.
Finalmente, la abogada remarcó que “es grave institucionalmente, no solo por la cantidad y calidad de las garantías vulneradas, en las que el proceso ha sido una pena en sí misma, sino también, porque queda impune el crimen de Zerdán”.
La bioquímica, oriunda de la provincia de Salta, fue hallada asesinada el 17 de septiembre de 1999, en el baño de su laboratorio: estaba amordazada, tenía los ojos vendados, la cabeza tapada y presentaba golpes en distintas partes del cuerpo. Aguirre padre, fue quien la encontró la madrugada de ese día ya que, según declaró, le llamó la atención que la mujer no regresara a su casa y tras buscarla en una confitería adonde ella había concurrido con amigas y encontrarla cerrada, se dirigió al laboratorio donde trabajaba.
Zerdán realizaba estudios sobre muestras de sangre tomadas a los habitantes afectados por la presunta presencia de metales pesados derivados del petróleo del gasoducto Loma La Lata.