SOCIEDAD › A LOS OPERARIOS LES CORTARON LOS
DEDOS POR DESENGANCHAR A COLGADOS DE EDENOR

“Dejate de joder con los cortes de luz”

El ataque contra los empleados de una contratista de Edenor fue una venganza por cortar conexiones clandestinas de energía eléctrica. El jefe de la Comisaría 1ª de Morón fue separado por haber demorado 10 horas en informar lo ocurrido a sus superiores. Los antecedentes.

 Por Horacio Cecchi

La tarea de los trabajadores de las contratistas de Edenor y Edesur parece ser de alto riesgo. El caso de Miguel Alfaro y Eduardo Berón es paradigmático. Alfaro y Berón son los dos empleados de la contratista de Edenor, Radiotrónica Argentina, a quienes el lunes pasado los secuestraron para amputarles una falange: ambos se dedicaban a cortar conexiones truchas en la zona de La Matanza. De acuerdo con fuentes de la investigación, a Alfaro y Berón les amputaron las falanges después de recibir un mensaje contundente: “Dejate de cortar la luz”. El caso tuvo derivaciones más allá de la agresión: el jefe de la Comisaría 1ª de Morón, Aníbal Soria, que intervino en primer lugar en el hecho, fue pasado a disponibilidad preventiva por haber informado a sus superiores recién después de 10 horas de ocurrido. En realidad, a Soria ya lo investigaban por presuntos vínculos con el delito y por el reciente asalto a una sucursal del Banco Provincia, un día en el que casualmente envió como custodia del banco a un agente novato.
El lunes pasado, alrededor de las 6 de la mañana, Miguel Alfaro y Eduardo Berón se dirigían a su trabajo en una camioneta F-100 de la empresa. Berón y Alfaro trabajan para Radiotrónica Argentina, una de las empresas con las que Edenor terceriza el tendido de conexiones domiciliarias y el corte de los “colgados”. En la F-100 llevaban dos escaleras, una caja de herramientas y un poco de dinero, pero a los pocos minutos se llevaron un susto: cerca de la iglesia Don Bosco, sobre el Camino de Cintura y en jurisdicción de La Matanza, un Ford Escort blanco con cuatro hombres armados cerró el paso de la camioneta. A Alfaro lo obligaron a subir al Escort y Berón siguió en la camioneta acompañado por dos de los supuestos asaltantes. Los hicieron dar un par de vueltas y enseguida los liberaron. Antes, los amenazaron de la misma forma: “Dejate de joder con los cortes de luz”, escucharon ambos. Y luego, repentinamente, alguien les dobló el brazo derecho por detrás de la espalda y luego sintieron un dolor agudo: les habían amputado la última falange del dedo índice derecho. Los dos hechos ocurrieron en lugares diferentes pero con la misma planeada característica.
Aunque la camioneta aún no apareció, la hipótesis del robo no tuvo sustento. En cambio, todas las miradas se dirigieron a algún mensaje mafioso, quizá ligado con las conexiones truchas. Berón, ayer, declaró: “Hacemos cortes a ‘enganchados’ y por fraudes de clientes morosos. Si es un concejal, la empresa nos dice que no le cortemos, y no le cortamos (ver aparte)”.
El punto más débil de la hipótesis se concentra en la mecánica del hecho: “Es raro que los hayan ido a buscar a ellos especialmente –señaló a Página/12 un investigador–. Por lo común, la gente reacciona, por ahí en forma muy violenta, pero sólo cuando los empleados se acercan a realizar los cortes. Que los hayan ido a buscar, los hayan interceptado en medio de la ruta y les hayan cortado los dedos parece más planeado que un estallido de furia”.
El caso, curiosamente, demoró un día y medio en empezar a ser investigado. Apenas Alfaro fue liberado, se largó a caminar desangrándose, hasta que un patrullero de la 1ª de Morón lo levantó y lo llevó al hospital. Esa comisaría era la de origen para iniciar las investigaciones, aunque por cuestiones jurisdiccionales (el caso ocurrió en el límite de Morón y La Matanza, pero del lado de este último partido) el caso debería haberse girado a la Comisaría 22ª de Los Pinos, en La Matanza. Durante todo el lunes, el expediente se perdió en los meandros de las competencias, y la información que trascendía señalaba que policía y Justicia de uno y otro partido luchaban a brazo partido para sacarse de encima el caso.
Una fuente judicial reveló a Página/12 los verdaderos laberintos recorridos por el expediente IPP 220.957. Durante unas 10 horas, el comisario Aníbal Soria, jefe de la 1ª de Morón, mantuvo el caso colgado sin informarlo a sus superiores de la Departamental. “Lo pateaba a la comisaría de Villa Luzuriaga, la 15ª de La Matanza –señaló la fuente–, con el argumento de que no era su jurisdicción. Y los de la 15ª se lo devolvían. Se supone que no lo quería porque es un hecho grave que le puede complicar las estadísticas. En la Jefatura Departamental de Morón se enteraron del caso porque cayó una cámara de Crónica a preguntar si sabían algo del tema.” Alrededor de las 19 del lunes, el caso trascendió a las fiscalías de ambas jurisdicciones. La fiscal de Morón, Ana Barrozo, comenzó tomando intervención, mientras que el fiscal 3 de La Matanza, Guillermo Bordenave, quería que la competencia se zanjara por escrito. “Recién a las 13.30 (de ayer) recibimos el expediente”, confió una fuente judicial de La Matanza.
También ayer, el comisario Soria fue pasado a disponibilidad preventiva por orden ministerial. Soria fue ascendido a comisario en una de las últimas medidas tomadas por el ex jefe Alberto Sobrado. Ya se sospechaba que controlaba una buena parte de los circuitos de prostitución, juego clandestino y piratas del asfalto. Su suerte parecía echada el sábado 15 de mayo pasado. Ese día, Soria envió un agente novato como custodia de la sucursal Morón del Banco Provincia. El mismo día, cayó por la sucursal una banda de delincuentes vestidos con uniformes policiales, que redujo al novato y se llevó medio millón de pesos.

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La misión de cortar el fluido eléctrico a los enganchados se volvió un trabajo de alto voltaje.
 
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