SOCIEDAD › CHABAN NEGO CONOCER A IBARRA Y CARGO DURO CONTRA LA BANDA

Callejeros, amigos pero culpables

En su segundo día ante el juez, el empresario dijo que todo el movimiento en Cromañón era controlado por el grupo. No respondió sobre la puerta cerrada, pero dijo que la de emergencia era otra.

 Por Horacio Cecchi

Durante seis horas, por segundo día consecutivo, el empresario Omar Chabán prosiguió su agotadora declaración indagatoria frente al juez Julio Lucini y el fiscal Juan Manuel Sansone. El tema casi excluyente de la audiencia fue el de la seguridad de Cromañón. El empresario describió al detalle el funcionamiento de los controles. Cargó todas las responsabilidades sobre Lolo Bussi, contratado como jefe de seguridad de Callejeros, y Diego Argañaraz, representante de la banda. En cambio, desvinculó por completo a Raúl Villarreal, detenido en el caso. Cuando el juez o el fiscal le preguntaron sobre la puerta cerrada, Chabán prefirió no responder. También responsabilizó al grupo por la venta de las entradas y del ingreso de invitados especiales. No respondió sobre los certificados vencidos de Bomberos, pero reconoció que no informó a Callejeros sobre la capacidad del local. Se desvinculó de Aníbal Ibarra y, obviamente, desmintió coimas y cohechos a funcionarios de gobierno, inspectores y policías. De la declaración de Chabán surge un tímido empresario que el 30 de diciembre tuvo la suerte de recibir a un poderoso megagrupo. Afuera, para desmentirlo, aguardaban los familiares de las víctimas. Hoy, desde temprano, continuará la cita.
Pasadas las 7 y 20 de la mañana, Omar Chabán ingresó al Palacio de Tribunales con un impresionante despliegue de seguridad. Pese a que se había anunciado que pasaría la noche en las celdas del subsuelo, el miércoles a las 9 de la noche fue regresado al penal de Marcos Paz. Según confió su abogado Pedro D’Attoli, “se olvidó papeles y cosas que necesitaba y por eso lo llevaron de vuelta”. La audiencia ante el juez Julio Lucini y el fiscal Juan Manuel Sansone se inició pasadas las 10.30. Con dos cuartos intermedios, uno de media hora y el otro más breve, la declaración se estiró hasta casi las dos de la tarde, para recomenzar alrededor de las tres y media de la tarde y finalizar a las 18.30.
La primera parte fue una continuación de la exposición iniciada el día anterior. La empezó haciendo una prolija y obsesiva corrección de su declaración. Correcciones como: “donde se escribió ‘y salían muchas bomberos’ hay que aclarar que entraban y salían muchachos y bomberos”, o “cuando se escribió ‘por supuesto el miedo era imaginar lo mejor’ debe decirse que el miedo era imaginar lo peor”.
Después hizo una pormenorizada descripción del funcionamiento de la seguridad del local. Lo dividió en 23 puntos, de los que se pueden sintetizar varias ideas como base de su estrategia: Chabán aseguró que nunca contrató a personal de seguridad. Que Villarreal nunca cumplió ese papel y agregó respecto de él que “nunca usé la frase ‘mano derecha’ en relación a Villarreal, ni pienso en ese sentido”. Dijo que la seguridad estuvo a cargo de un grupo de 30 personas, 25 hombres y 5 mujeres, contratadas todas por Lorenzo “Lolo” Bussi, quien a su vez fue contratado por Diego Argañaraz. “El lugar estaba prácticamente invadido por ellos”, declaró Chabán. “La cantidad la decidió Argañaraz, yo no tenía injerencia en esto.” También aseguró que no sólo no tenía control sobre esos hombres, sino que, además, si intentaba moverlos de lugar debía pedir permiso al Lolo. De todos modos, sabía perfectamente dónde estuvo cada uno de esos hombres, ya que definió sus lugares y tareas, incluyendo en el exterior: 3 o 4 ubicados en la vereda de enfrente para ayudar a cruzar al público de a grupos de 10, otro en el kiosco ubicado a 30 metros de la puerta y otros dos sobre Mitre hacia el lado de la plaza.
Aseguró que las entradas fueron cobradas por gente de Callejeros, que en la boletería estaba la encargada de prensa del grupo que, a su vez, tenía la lista de invitados especiales. Deslizó que, además, entre los hombres de seguridad de Callejeros había invitados especiales que no figuraban en la lista y de todas formas pudieron entrar. Sostuvo que no sólo de ese modo él veía perjudicado su ingreso, porque recibía el 30 por ciento de la recaudación, sino que además deslizó la idea de que a esos invitados no los controlaba nadie. Insistió, además, con algo que ya había afirmado eldía anterior: que los invitados de la banda habían ingresado bolsos sin control, lo que lo perjudicó en su recaudación, ya que uno de sus ingresos era el guardarropas. Decirlo le permitió cargar la tinta sobre un tema más grave: recordó que en esos bolsos los bomberos habían encontrado, tras el incendio, cantidades de pirotecnia.
Luego se inició una serie de preguntas del fiscal y el juez, algunas de las cuales prefirió no responder. La estrategia que instaló su abogado, Pedro D’Attoli, fue montar la idea de que la puerta de seguridad estaba abierta y era la que se encuentra sobre Mitre, junto a la entrada principal. De ese modo, intenta descargar presión de aquella otra puerta, la que se encontraba cerrada y que daba directamente al hotel Central Park. Chabán dijo que la llave de esa puerta la tenía el encargado Mario Díaz, pero aseguró que no era muy utilizada porque provocaba molestias a los gerentes del hotel. Se negó a responder cuando le preguntaron quién había ordenado cerrar la puerta ese día, si se encontraba con candado o cadena y si en otros recitales él era quien decidía si se abría o no esa puerta.
Cuando le preguntaron sobre la forma en que se organizó el recital de Callejeros el 30 de diciembre dijo que el grupo se quedaba con el 70 por ciento y los gastos de infraestructura. “No había gastos en común –dijo—. Yo no me hacía cargo de nada.” Y agregó que “dos o tres meses antes le habían dicho que querían tocar en esa fecha, lo cual lo puso contento y les agradeció”. También le preguntaron si había informado a Callejeros sobre cuál era el límite de público para el local y Chabán respondió que no. Hasta ahora, la cantidad de gente que había desbordado la cifra habilitada fue un tema que se pasaban de mano en mano cada uno de los actores del caso. Ayer, por primera vez, Chabán quitó el peso a Callejeros. Eludió responder sobre las normas de seguridad del local.
Negó tener vínculos con Aníbal Ibarra ni con sus funcionarios, dijo que sólo había conocido muy poco al subcomisario García, de la 7ª. Hoy continuará la declaración algo más temprano: le exhibirán videos de Callejeros para que diga si fueron grabados el 30 de diciembre en Cromañón.

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Los familiares de víctimas y los sobrevivientes siguieron en vigilia frente a Tribunales.
 
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