SOCIEDAD

Tres inocentes presos más de dos años por el crimen de un comisario

A los acusados por el crimen del comisario Piazza les habían armado una causa, como denunció Página/12. La participación policial.

 Por Raúl Kollmann

Los tres acusados por el crimen del comisario Jorge Piazza quedaron ayer en libertad tras sufrir dos años y medio de prisión pese a que eran inocentes. Como lo viene denunciando Página/12, la investigación fue un gravísimo armado policial, avalado hasta ahora por la Justicia, y tuvo como objetivo encubrir lo que verdaderamente existe detrás del asesinato. El 14 de febrero de 2003, Piazza fue secuestrado en un operativo realizado en la avenida Calchaquí, en Quilmes, un viernes a la tarde, y apareció muerto en un basural lindero a una dependencia policial en la madrugada del día siguiente. Le habían pegado dos tiros en la nuca.
La investigación protagonizada por el comisario de La Plata Julio Ravenna, que luego fue ascendido a jefe Antisecuestros, apuntó a una hipótesis grotesca: que el homicidio fue producto de un intento para robarle a Piazza su auto, un Volkswagen Gol ’93 valuado en unos 800 pesos. Este diario y el diputado nacional Francisco “Barba” Gutiérrez sostuvieron desde un principio que la pesquisa constituía una maniobra, al punto de que una nota de Página/12 fue tomada como base de una denuncia de la Cámara de Apelaciones de Quilmes contra los que instruyeron la causa. Pese a ello, los acusados, un comerciante de 60 años, sin antecedentes, y dos vendedores de escobas siguieron presos hasta ayer.
- Se consideró partícipe del secuestro a Obdulio Sartirana, de 60 años, porque salió con su Trafic del supermercado Auchan, de Quilmes, detrás del comisario Piazza del supermercado Auchan de Quilmes, el último lugar por el que pasó Piazza antes de ser secuestrado. Sartirana dice que efectivamente estuvo en el supermercado comprando carne para un asado, aportó como prueba el ticket y las cámaras lo muestran entrando y saliendo del Auchan. Todos los criminalistas consultados por este diario consideraron descabellado que alguien cometa un secuestro de esa envergadura con una camioneta propia, que está a su nombre, y más todavía si se toma en cuenta que el secuestrado era policía y que después le pegaron un tiro en la nuca. Por otra parte, hasta el menos preparado de los delincuentes, sabiendo lo que ocurrió después con el comisario, hubiera quemado el vehículo ya que sería una prueba decisiva para una condena de prisión perpetua. Sartirana, en cambio, siguió trabajando con su Trafic.
- En la causa judicial fue introducida una testigo de identidad reservada que, según le revelaron a este diario en la propia fiscalía que investigó el caso, era la novia de un policía. Esa testigo es asombrosa: cuenta que la llevaron a ver el secuestro y después aporta datos sobre el momento del fusilamiento. O era parte de la banda que mató a Piazza o era una testigo armada para mentir y desviar la investigación.
- Según la investigación oficial, en la operación del secuestro participaron un Ford Escort, un Fiat Uno y la Trafic, o sea tres vehículos, con varios hombres, para robar un auto de 800 pesos. Los criminalistas coinciden: un secuestro, en la tarde de un viernes, con semejante movida, se parece mucho más a una operación policial que a un robo.
- Una vecina del predio de la Bonaerense donde apareció el cadáver –un depósito de autos chocados y robados– declaró que en la noche de aquel viernes escuchó a dos jóvenes bajar una persona de una Trafic. Mencionó a un tal Chirola, un vendedor de escobas del barrio. Sin embargo, ante las cámaras del programa Punto.doc negó que haya dado esa versión y sostuvo que el apodo de Chirola lo introdujo un policía en su declaración. Lo concreto es que sobre la base de ese testimonio fueron detenidos Gustavo Ortiz y Sebastián Vera Chávez, a quienes se acusó del asesinato, sin que se aportara dato alguno de por qué ellos serían los autores. Es más, otros dos testigos sospechosos –un vendedor de choripanes y un joven detenido por el desarmado de un auto robado– dijeron que vieron a los vendedoresde escobas en el secuestro. Después, cuando se hizo el reconocimiento judicial, ninguno de los dos testigos pudo reconocer a Ortiz y a Vera Chávez.
La razón por la que asesinaron a Piazza no está clara. El diputado Gutiérrez cree que el caso tiene que ver con el asesinato de su hermano, el comisario Jorge Gutiérrez, a quien mataron en el marco de una investigación sobre la Aduana Paralela. Piazza debía declarar en esa causa. Sin embargo, existe otra pista y aparece el nombre de un poderoso comisario ligado al negocio de los seguros, los falsos robos de autos y otras maniobras de ese estilo. Piazza tenía un trabajo relacionado con esa actividad. Pese a lo grotesco de la investigación y a la evidente participación policial en el crimen, el fiscal Claudio Pelayo y la jueza Adriana Mitzkin mantuvieron presos a los acusados e incluso Pelayo logró un ascenso. Ahora, ante las evidencias, la jueza Mitzkin dispuso su libertad.

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Gutiérrez y otros diputados denunciaron el armado de la causa.
 
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