SOCIEDAD

Un vecino y su amigo, presos por la nena violada en Pablo Nogués

La policía detuvo a los dos hombres como sospechosos por el brutal ataque a una niña de 7 años. La esposa de uno de ellos aportó pruebas para acusarlo.

 Por Pedro Lipcovich

“Con las pruebas reunidas, se dictó orden de detención contra los dos sospechosos”, anunció anoche la fiscal que investiga la violación y lesiones gravísimas sufridas por una nena de siete años, que fue abandonada el miércoles a la mañana en un baldío de Pablo Nogués y está en terapia intensiva en Los Polvorines. La chiquita vivía en Tortuguitas, y acostumbraba ir a jugar con la hija de un vecino, convertido ahora en el principal sospechoso. En las últimas horas del miércoles, la madre tomó conocimiento de que la niña encontrada en Pablo Nogués podía ser su hija, a quien buscaba en vano desde esa tarde. En el hospital de Los Polvorines le costó reconocerla, tan desfigurada está. Pero, a partir de ahí, la investigación fue fácil: el Peugeot negro desde el que habían arrojado a la niña coincidía con el auto del vecino, remisero. En la madrugada de ayer el sospechoso fue aprehendido y poco después detuvieron al segundo sospechoso, cuya descripción coincidía con la que habían dado testigos para el otro ocupante del Peugeot. La esposa del principal sospechoso ayudó a la investigación, al reconocer como faltante en su casa la frazada en la que había sido envuelta la niñita. Ella misma, y su propia hijita –según testimonios de vecinos– ya venían siendo víctimas del marido, golpeador habitual.
“Le pegaba a la mujer; acá escuchábamos cómo le pegaba; ayer mismo le pegó. Y a la nenita, su hija, también le pegaba, la dejaba marcada”, contó a Página/12 la señora Paula, quien vive en la casa lindera a la de Daniel, el principal sospechoso, en la esquina de Capitán Bermúdez y Puerto Rico, Tortuguitas. Poco saben de él en el barrio –“se iba temprano con el coche, llegaba tarde”–. Petrona Méndez, que vive en otra casa contigua, se sorprende: “Me llama la atención que le hagan esas acusaciones. El no se metía con nadie”. Eso sí, “era violento con la mujer. Siempre escuchábamos unos líos terribles, sería que le pegaba”.
En la tarde del miércoles, Carina Cabrera, madre de la niña atacada, cruzó la calle y fue a la casa de Daniel, a no más de 20 metros de la suya, en busca de su hija. Según los vecinos, él no mostró nerviosismo al contestar que no, que no había estado allí. “El que estaba muy nervioso era el amigo”, contó Petrona Méndez. El amigo era el mecánico, con residencia en Los Polvorines, que iba a ser detenido en la madrugada. Dicen los vecinos que comentó negativamente el hecho de que Carina hubiera extraviado a su hija: “Yo, si soy el marido, la mato”, cuentan que dijo.
Los rasgos del mecánico coinciden con los del hombre que dos testigos habían visto arrojar un bulto desde un auto, a las diez y cinco de la mañana de anteayer, en un baldío de Pablo Nogués. El bulto resultó ser una niña, con golpes en todo el cuerpo, el cráneo hundido, violada. Los mismos testigos y las cámaras de seguridad de una empresa cercana habían registrado que el auto era un Peugeot 504 negro. A las diez y media de la noche, Carina Cabrera se presentó en el hospital de Los Polvorines; unos parientes habían visto por la tele que allí estaba una niña que podía ser su hija. “Al principio no pudo reconocerla, por las heridas, pero después sí, la reconoció –contó una fuente de la fiscalía–.” Ya había pasado la medianoche.
De la declaración de Carina surgió el dato del Peugeot 504 negro. A las tres de la mañana fue detenido Daniel, el vecino, cuando intentaba lavar el auto. Y antes de las cuatro estaba preso el mecánico de Los Polvorines.
La golpeada mujer de Daniel no vaciló en admitir que de su casa faltaba una frazada, y estuvo dispuesta a corroborar si era la misma en la que había sido envuelta la niña violada. “Antes de que llegara la policía, ella ya estaba llorando –contó Petrona Méndez–: había visto cosas sucias en la casa; el marido se había manchado unas bermudas, la hijita decía que con barro pero seguro era por la sangre; él había dejado las bermudas en un balde con agua, porque él no es de lavar ni nada: él manda y la mujer hace todo.” En la tarde de ayer se allanaron los domicilios de los detenidos y el taller mecánico de Los Polvorines. La acusación quedó a cargo de la fiscal Patricia Kaplis, titular de la fiscalía 14 de San Martín, especializada en delitos contra la integridad sexual. “Con las pruebas hasta ahora reunidas, pedimos la detención de los dos sospechosos, que ya fue otorgada por la jueza de garantías Solange Cambet”, precisó anoche la fiscal Kaplis. A última hora continuaba la indagatoria a los detenidos, que también serán sometidos a pruebas de ADN para probar la violación.
El director del Hospital de Malvinas Argentinas, Norberto Vázquez, ratificó que la niña está grave: “Sufrió un fuerte traumatismo encefalocraneano, está asistida por un respirador mecánico y en coma farmacológico”.

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La madre de la nena violada y golpeada reconoció a su hija pese a que su rostro está desfigurado.
 
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