SOCIEDAD › EN LA CIUDAD DECLARARON EL ALERTA ROJO. EN TODA LA PROVINCIA YA SON 32 MIL LOS EVACUADOS

Santa Fe bajo el agua, como hace cuatro años

La muralla que antes permitió la entrada del agua a la ciudad, hoy no la deja salir. Dos rutas y la autopista a Rosario están cortadas. Tres personas murieron ahogadas en Rosario y una cuarta está desaparecida. Aseguran que la situación sanitaria está controlada.

 Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe

Las imágenes del éxodo del 29 de abril de 2003 volvieron a repetirse ayer como si el tiempo se hubiera detenido en el sino trágico de Santa Fe. Un hormiguero de personas se hizo visible para el resto de la ciudad. Más de 15.000 santafesinos tuvieron que abandonar sus viviendas en los barrios del cordón oeste, los mismos que hace cuatro años padecieron la catástrofe del río Salado que dejó 23 muertos y más de 100.000 personas en el desamparo. El intendente Martín Balbarrey, que poco antes declaró el “alerta rojo” y ordenó la “evacuación preventiva” del oeste, estimó que el éxodo podría llegar a 20.000 personas en las próximas horas. Un tercio de la ciudad afectada, el mismo que fue sepultado por un torrente en 2003 y que hoy está inundado por un metro de agua –o más– por lo que algunos consideran la lluvia del siglo: 400 milímetros, en 48 horas. Ellos volvieron a salir con la misma angustia, la misma mirada perdida y unas pocas pertenencias a cuestas, en busca de lo que antes eran los centros de evacuados y hoy se llaman centros de albergue transitorio. Una historia que se repite, para peor. El gobernador Jorge Obeid informó que ya son 32.000 los evacuados en toda la provincia. En Rosario, en tanto, tres personas murieron ahogadas y otra está desaparecida (ver nota aparte).

El intendente Balbarrey ordenó la evacuación de la franja oeste a poco del amanecer. Les pidió a los vecinos de San Pantaleón, las Barranquitas, Villa del Parque, San Lorenzo, Chalet y Santa Rosa de Lima que tomen “la decisión de salir del barrio si el nivel del agua los complica. Es una medida preventiva, pero no hay que esperar hasta último momento”, dijo por las emisoras locales. Pareció haber aprendido la experiencia de su antecesor, el ex intendente Marcelo Alvarez, quien aquel fatídico 29 de abril de 2003 les pidió a los mismos vecinos que se quedaran tranquilos y unas horas después el río Salado sepultaba sus casas. Hoy, Alvarez es uno de los tres ex funcionarios de Carlos Reutemann procesado por “estrago culposo agravado por la muerte de 17 personas”.

Santa Fe es una ciudad amurallada. Hace cuatro años, el Salado ingresó al cordón oeste por el punto más débil de la defensa: una brecha de 1600 metros en la zona del hipódromo de Las Flores, que por entonces estaba sin cerrar, a pesar de los avisos del río, unos años antes. Así el nivel del agua adentro de la planta urbana superó al de afuera y Reutemann tuvo que ordenar la voladura de terraplenes para evitar que se inunde toda la ciudad.

Hoy, la situación es parecida. Pero ahora el agua acumulada no proviene del río sino de la lluvia, que no puede escurrir hacia el cauce por la existencia de la muralla. Por lo tanto, la única alternativa –igual a la de 2003– será extraer esa gigantesca masa hídrica, de millones de metros cúbicos, con bombas extractoras. El gobierno ya pidió más equipos a otras provincias para que ayuden a las que están instaladas en el oeste. Igual que hace cuatro años. Aunque ahora se agregó un fenómeno nuevo: el nivel del agua crece en algunos barrios anegados, a pesar de que ayer la lluvia concedió una tregua. “Lo que ocurre es que en el cordón oeste hay reservorios que están interconectados entre sí. El agua va drenando de norte a sur y cuando las bombas extractoras no alcanzan a sacar lo que ingresa, el agua pasa de un reservorio al otro y se acumula en los que están más al sur. Esto provoca que los niveles del agua aumenten a pesar de que no llueva”, explicó. “Hay que bombear todo lo que llueve y son millones de metros cúbicos los que han llovido y se han acumulado en los reservorios.”

–Pero la gente está desesperada y ya no cree el discurso oficial –le preguntaron.

–Estamos peleando contra un fenómeno meteorológico que nos supera, que es imprevisible e inmanejable y no sabemos cuántos milímetros más de lluvia van a caer. El tiempo está feo –se justificó.

Ayer, el gobernador Jorge Obeid apuró su regreso desde Venezuela. Viajaba a Santa Fe en automóvil, pero tuvo que trasbordar a un helicóptero por un corte en la autopista Santa Fe-Rosario, donde el agua ya sobrepasó en un metro el nivel de la calzada. Esta es otra amenaza que se cierne sobre la provincia: una gigantesca masa hídrica se desplaza desde el departamento Las Colonias hacia el río Coronda y ya cortó en dos puntos la autopista Santa Fe-Rosario: en las cercanías de Santo Tomé y en la zona del arroyo Los Padres y Colastiné, donde también sobrepasó la Ruta Nacional 11.

Obeid le pidió a su gabinete un cuadro de situación. “Quiero una foto exacta”, les dijo a sus ministros y secretarios de Estado. “Santa Fe está sufriendo una situación muy dramática”, afirmó. Una de sus primeras medidas fue militarizar la crisis: convocó al Ejército para asistir a los damnificados y repartir comida; a la Gendarmería, para controlar los piquetes de protesta que habían cortado los accesos a Santa Fe en las últimas horas y a la Prefectura Naval para patrullajes nocturnos –incluso con helicópteros– que eviten el pillaje y los robos en la franja oeste que cada noche queda a oscuras. Igual que Reutemann, cuatro años atrás.

Y hasta llegó el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, para ponerse a la cabeza de la asistencia sanitaria. “La situación es distinta y la reacción también”, dijo al destacar que ahora hay un comité de crisis con una conducción única y una coordinación más prolija entre sus integrantes. “Se está haciendo muy bien la atención de los evacuados y la prevención de toda la población, de manera que el riesgo ante la situación hídrica está absolutamente controlado. No tengo los miedos de 2003”, tranquilizó el ministro. Sin embargo, al caer la noche, en las avenidas de Santa Fe el hormiguero seguía: cientos de personas que respondieron al pedido de evacuación del intendente esperaban con sus pertenencias algún camión que no llegaba nunca.

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Las situaciones más críticas se producen en Santa Fe y Esperanza. El derrumbe de una casa en Rosario provocó la muerte dos personas.
 
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